Escritor, héroedelasegundaguerramundial, piloto, periodista, directordecineydiplomático: lapersonalidaddeRomainGary (1914-1980) esmultifacéticayenigmática. Bulgaria ocupa un lugar especial en el corazón de uno de los autores franceses más leídos. En un frío día de febrero de 1946, apenas a los 32 años de edad, Romain Gary llegó a Sofía para ocupar su primer cargo diplomático y desempeñarse como segundo secretario de la legación francesa. El director del Instituto Francés en Bulgaria Luc Levi, gran aficionado a Romain Gary, comenta la influencia que ejerció Bulgaria sobre sus ideas:
“Esta estancia en Bulgaria enriqueció considerablemente su entendimiento de lo que es el humanismo, el universalismo, los derechos humanos y qué significa Europa. Romain Gary era un gran defensor de Europa. Escribió la novela Educación europea y antes de que se comenzara a hablar de la unión de Europa apoyaba fuertemente esta visión. Romain Gary conocía bien el centro y el este de Europa y quería llamar la atención de los franceses sobre esta región”, dice Luc Levi con motivo de la semana dedicada a la vida y la obra de Romain Gary organizada en Bulgaria por el Instituto Francés. Gracias al hecho de que escribió bajo el seudónimo de Emile Ajar, es el único escritor francés que fue condecorado en dos ocasiones con el premio literario Goncourt.
“Romain Gary es un gran escritor, pero diría que a la vez es un héroe literario. Nació en Vilna, de niño vivió en Moscú y en Varsovia, y después se asentó en Niza en los años 20 del siglo XX, cuenta Luc Levi. Adoptó la ciudadanía francesa por convicciones personales. En realidad, esto era un sueño de su madre. Era conocido participante en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Era no solo escritor, sino diplomático. Inició su carrera diplomática en 1945”.
En Sofía Romain Gary, junto con su primera esposa, la escritora británica Lesley Blanch, se alojó en un apartamento en el bulevar capitalino Dondukov, se reunió con distintas personas y fue testigo de las represalias políticas que comenzaban en el país, sin suponer que él mismo era objeto de la creación de un expediente en Seguridad de Estado bajo el nombre de El Librero.
En su novela La noche será tranquila, Gary describe Bulgaria así: “Cuando llegué a Sofía el país ya era comunista, pero tenía zar. Un niño-zar. El nuevo auténtico zar tras la entrada del ejército soviético era el legendario Gueorgui Dimitrov, director del Comintern. Un director bajo la égida de Stalin”.
„Romain Gary tenía raíces eslavas y conocía bien este mundo, dice Luc Levi. Amaba Bulgaria porque no era un diplomático común y corriente. Entonces era gran escritor, se interesaba en la gente, se mostraba muy empático con las personas. Además, fue testigo de los cambios en el país después de 1945, un país que poco a poco sería sometido a la dictadura totalitaria. Con este motivo Romain Gary dice: “es emocionante y triste a la vez ser testigo de la transición de un Estado, de una monarquía a otra dictadura totalitaria de tipo estalinista”.
Gary dominaba el ruso, se comunicaba abiertamente no solo con los búlgaros de a pie, sino con representantes de la oposición que existía en los primeros años las represalias. Posteriormente señala que estos años eran sumamente importantes para él.
“Contrariamente a algunas afirmaciones, Romain Gary concebía la misión que se le encomendó en Sofía, como algo fundamental para él en muchos aspectos. Encontré una cita muy buena dedicada a Bulgaria en su libro La noche será tranquila. Allí dice lo siguiente: “Conservo un recuerdo muy bueno de Bulgaria. Entre todas mis designaciones diplomáticas, este es el cargo que valor más altamente, incluso más que el de California”. Son palabras muy fuertes y hablan del hecho de que él amaba mucho a Bulgaria”, termina diciendo Luc Levi.
Fotos: institutfrancais.bg, Facebook / Romain Gary, books.fr
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