Después de la inauguración oficial en Bitola y en Ojrid de dos clubes culturales búlgaros a nombre de Iván Mijailov y el Zar Boris III, en el Parlamento de Macedonia del Norte fue aprobada en primera lectura una ley retrógrada. La ley prohíbe que se utilicen determinados nombres para asociaciones y ONGs que según la opinión macedonia son “fascistas” o “pueden causar tensión social”.
Los derechos de los búlgaros en Macedonia del Norte motivaron una reunión del ministro interino búlgaro de Exteriores y la embajadora de Macedonia del Norte, Agnesa Popovska, en la cual Nikolay Milkov expresó su preocupación por el último desarrollo de las relaciones bilaterales.
“En los últimos 2-3 años se nota una radicalización de la élite política en Macedonia del Norte contra Bulgaria y todo lo vinculado con las relaciones búlgaro-macedonias”, ha manifestado en un comentario sobre el tema el periodista y director de la agencia BGNES, Lubcho Neshkov. “Lo sucedido con los nombres de las asociaciones búlgaras es solo la punta del iceberg de la actualidad en ese país”, señala en entrevista para Radio Bulgaria el periodista que nació en Belo pole, en la región de Prilep, en la familia Temelko Neshkov, que fue sometido a represalias por haber trabajado a favor de las causas búlgaras en Macedonia del Norte. Lubcho Neshkov se asentó permanentemente en Bulgaria en el año 1985.
“No son los nombres de polémicas personalidades históricas y políticas que se ponen a los clubes, sino que la propia existencia de los clubes es un problema para ellos. Desde hace casi 80 años somos testigos cómo un país crea su nueva identidad gracias a una ideología estatal y al odio institucional hacia otro país vecino. En esto radican los problemas entre los dos países. La causa de lo que sucede no son las asociaciones, sino el odio estatal e institucional hacia la vecina Bulgaria”.
¿Por qué Macedonia del Norte se permitió ocuparse de la actividad de la Comisión de Asuntos Históricos Búlgaro-Macedonios, creada en conformidad con el Tratado de Amistad y Buena Vecindad, firmado en 2017? Hasta hace poco tiempo los políticos afirmaban que el tema es una prioridad para los historiadores pero de repente el Parlamento macedonio decidió aprobar esta ley que da cualificaciones históricas a personalidades del pasado.
“¿Han visto Uds. a un político macedonio que no comente una u otra personalidad del pasado o suceso histórico?, ha sido la pregunta retórica de Lubcho Neshkov. La respuesta es “no”. Los macedonios desean traducir la “verdad” sobre lo sucedido en conformidad con sus estándares y los dogmas que se les impusieron desde 1945.
El Tratado de Buena Vecindad pasó a formar parte del marco de negociaciones. La llamada propuesta francesa que fue aprobada por los dos países reza que el Tratado de 2017 debe ser acatado y más concretamente el artículo 12 que se refiere a los protocolos y todo lo plasmado en este documento. Es decir, las autoridades en Skopie no pueden evadir el cumplimiento del Tratado. Nuestros socios al otro lado de la frontera son partidarios de una ideología totalitaria que nosotros desconocemos porque ésta desapareció de la vida política en Bulgaria de los últimos 30 años”.
El analista de las relaciones búlgaro-macedonias opina que la postura antibúlgara de Skopie es asimismo antieuropea y detrás de ésta están las ideas geopolíticas de Rusia y Serbia con respecto a la UE.
Refiriéndose a la próxima inauguración del club cultural macedonio en Blagoevgrad que lleva el nombre del poeta búlgaro Nikola Vaptsarov, Lubcho Neshkov ha llamado a los ciudadanos que no sucumban a provocaciones:
“Creo y guardo la esperanza de que no haya accidentes. El Estado búlgaro no está amenazado, es evidente el objetivo con el cual se abre este club. Que vengan, que lo inauguren y veremos quién lo visitará. Llamo a las personas que conocen el problema, que están indignadas y que tienen claro el objetivo que se persigue con la inauguración que conserven la sangre fría y que ignoren la apertura del club. El objetivo es utilizarlo contra los búlgaros y justificar sus acciones en territorio macedonio”.
Versión al español de Hristina Táseva
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