Cómo Slava fue salvada del olvido: la historia del último submarino búlgaro

Beloslav es una pequeña ciudad situada en la costa de uno de los efluentes del Lago de Varna. Precisamente aquí, en el humilde puerto de la ciudad, está anclado Slava, el único submarino búlgaro que se conserva. La nave ya no surca las profundidades del mar Negro y hoy está convertida en uno de los museos más atractivos de Bulgaria.  

Los visitantes pueden familiarizarse con la historia del submarino que en realidad fue producido en la Unión Soviética en 1959. En 1985 fue enviado a la Flota Marina Búlgara con el nombre de Leninski komsomol, pero a principios de los años 90 del siglo XX su nombre fue cambiado en Slava. Después de la adhesión de Bulgaria a la OTAN la nave participó en ejercicios conjuntos con los aliados de Bulgaria, pero posteriormente fue abandonado y cayó en olvido.  “Teníamos un claro objetivo y este era que el último submarino búlgaro no repitiera el destino del resto que fueron cortados para aprovechar el metal”, dice Dancho Kalchev, quien cuida del Museo “Slava” y es propietario de la fábrica de vidrio que está situada en proximidad. En 2018 su familia junto con la fundación Vidrio de Beloslav se sumó a la iniciativa de la Unión de Submarinistas Búlgaros de restaurar el navío. Dos años después el submarino abrió puertas solemnemente como un museo y recibió a sus primeros visitantes.

“Las personas pueden ver una enorme instalación militar que tiene 76 metro de largo, 6.6 de ancho y mide 12 metros, explica ancho Kalchev. Pueden conocer más sobre la abnegación de los hombres búlgaros que pasaban 20 días bajo el agua para defender a la patria. Los visitantes se familiarizan con la parte donde están los torpedos y con los propios torpedos que están preparados para ser accionados, pueden visitar los camarotes de la tripulación donde los marineros dormían por turnos de 8 horas. Están mostrados los sistemas análogos con todas las válvulas y tornillos. Cada miembro de la tripulación tenía que conocer bien su construcción ya que el menor error podría costar la vida de todos. 


Los turistas pueden ver la sección de envío de códigos y las 34 botellas de aire comprimido. Es interesante la cocina donde se preparaban 180 paltos en 24 horas, así como los dos baños estrechos”. 

Mientras nos abrimos camino en los corredores claustrofóbicos nos damos cuenta qué significa vivir en medio de una disciplina férrea, compartir los días con otras 60 personas y no tener el derecho a hacer errores. “Esto no es una película, aquí todo es auténtico”, subraya Kalchev. Según algunas fuentes, el submarino participó en la Crisis del Caribe bajo pabellón soviético en 1962. Desde que fue entregada a las Fuerzas Navales Búlgaras en 1985, Slava ya operaba solamente en aguas del mar Negro.


“No hay un submarino búlgaro que haya abandonado el mar Negro. La función de los submarinos búlgaros consistía en la defensa de la costa de la patria. Están en primera línea y son los primeros que se enfrentan a los buques enemigos. Es una instalación para destrucción del enemigo. Deben saber que entre 1916 y 1918 Bulgaria era uno de los diez países en el mundo que poseían una flota submarina. Lamentablemente a fecha de hoy ya no tenemos ningún submarino que funcione”, concluye diciendo Dancho Kalchev.  

Fotos: Veneta Nikolova

Traducido y publicado por Hristina Táseva 

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