Viento en las ramas de los árboles, canto de aves, gotas de lluvia y cristales crujientes de ventanas rotas: este es el cuadro sonoro de las aldeas fantasmales de Bulgaria. En la región de la ciudad de Tryavna, en la Cordillera de los Balcanes, hay un centenar de aldeas y caseríos antiguos, cuya población totaliza un millar habitantes.
En algunas de las aldeas viven uno o dos habitantes, otras han sido abandonadas tiempo ha y de las casas se han apoderado malezas y matorrales, igual que en los cuentos de los hermanos Grimm.
Miryán Kolev vive en Tryavna, se dedica a la composición de música experimental, colabora con artistas visuales y participa en giras por el mundo. Durante el último año, sin embargo, el coronavirus lo obligó a quedarse en casa. Así se gestó su proyecto poco estándar. Miryán comenzó a recorrer la región de la ciudad de Tryavna y descubrió auténticos tesoros.
“A solo diez kilómetros de la ciudad hay aldeas que no pueden ser descubiertas ya que no hay camino que conduzca a ellas. Están completamente abandonadas y ya forman parte del bosque”, explica el músico. Al principio tomaba fotos de las aldeas, pero después decidió convertirlas en música y comenzó a grabar los sonidos de las edificaciones que se estaban descomponiendo. El resultado es el álbum Aldeas fantasmales.
“Grabé distintos sonidos de varias casas, después de lo cual los trabajé con soporte lógico y compuso música de ellos. Este es un enfoque de la música experimental, la llamada grabación de campo. En mi caso he agregado guitarra. He tratado de que el sonido de este instrumento de cuerdas sea mínimo para que en toda la melodía haya espacio dar rienda suelta a la imaginación. Este álbum está disponible en línea”, dice Miryán.
El silencio de las aldeas abandonadas es profundo, petrificado en el tiempo, y es roto únicamente por el canto de las aves y el crujido de las ramas. Por esto Miryan las visita cuando hace mal tiempo, cuando las gotas de la lluvia se escurren a través de los techos destruidos, el viento silba por las ventanas rotas y sopla en las habitaciones abandonadas removiendo objetos caídos en desuso y fotos amarillas de personas que ya nadie recuerda.
“Por un lado uno puede imaginar cómo era la vida antes. Hay lugares en que parece que las personas se fueron de repente, a toda prisa y dejando los platos y los cubiertos sobre la mesa. Se ve cómo la vida se ha retirado de estos lugares. Por otro lado, el bosque se los traga, un proceso es absolutamente normal, ya que es parte del círculo de la naturaleza que recupera lo que le pertenece”, dice Miryán Kolev.
Hasta el momento el músico ha grabado sonidos de una decena de aldeas deshabitadas en proximidad a Tryavna.
Miryán es asimismo aficionado a la fotografía. Conserva en sus archivos centenares de fotos en las cuales hay capturadas casas abandonadas medio destruidas de diferentes épocas alrededor de Tryavna. “Algunas son de barro y madera, otras son de épocas más recientes y están hechas de ladrillos. Dentro de unos años de estas casas no quedará ni rastro”, dice Miryán.
Su proyecto, sin embargo, quedará para recordarnos lo vulnerables que somos y cuán transitoria es la vida en este mundo.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: Miryán Kolev
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