En la mayoría de los casos, la aparición de un policía en el umbral de nuestra casa causa preocupación. Suele pensarse que la Policía nos viene a buscar sólo cuando hay algo que no va bien o se ha transgredido la ley.
Sin embargo, en la actual situación de pandemia, la Policía en Bulgaria tiene encomendada una tarea que no les es habitual, que consiste en comprobar si los enfermos de coronavirus se atienen a la cuarentena que se les impone. Con este fin, los visitan en su domicilio.
La Policía conoce el sufrimiento y los problemas de las personas en cuarentena, que deben permanecer encerradas en sus casas durante días, por esto consideran un acto humano y normal preguntarles cómo se sienten y, si hace falta, echarles una mano.
La sonrisa del subinspector Milén Ráykov, que lleva más de veinte años en el sistema del Ministerio del Interior, pudo vencer la reticencia hacia los uniformados de una familia de la ciudad de Burgás, en la costa meridional búlgara del mar Negro. La pareja de personas mayores se encontraba confinada en su hogar desde hacía una semana, con cuarentena declarada. Nadie tenía permiso para salir de casa, pero necesitaban comprar urgentemente un medicamento. Justo en aquel momento, el oficial de policía llegó para un control rutinario. Les preguntó sonriente cómo se encontraban y si necesitaban ayuda. Entonces la mujer se animó a explicar que el médico había prescrito una medicina nueva a su esposo, pero no tenían cómo llegar hasta la farmacia. “Déme Ud. la receta”, le dijo el policía.
“Se subió a su auto particular y al cabo de diez minutos apareció en la puerta de la casa tan contento con el remedio en la mano. Todo el tiempo nos estuvo animando y nos habló de su propia experiencia con la enfermedad”, cuanta la agradecida señora su historia en las redes sociales.Dice además que después de este episodio se pregunta qué sentido tenían las tan alarmantes noticias y las medidas draconianas de prevención contra el coronavirus, cuando una palabra amable y un gesto solidario son suficientes para inspirarle a uno confianza en el futuro.
“Últimamente hay bastante personas enfermas, pero debemos controlarlas, es nuestro deber −dice el subinspector de policía Milén Ráykov en una entrevista con la emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Burgás y explica− : Era lo más normal del mundo que fuera a por la medicina. Sé muy bien cómo se siente la gente, puesto que yo mismo estuve en cuarentena este verano y hace poco, otra vez. Fue hace veinte días, porque volví a tener síntomas del virus. Felizmente pasó rápido y sin complicaciones. Por eso me puse en la piel de esta gente. No he hecho nada extraordinario yendo a la farmacia. Fue una suerte que en aquel momento yo estuviera ahí y que la señora me dijera cuál era el problema. La mayoría de mis compañeros son buena gente, cualquiera de ellos lo hubiera hecho. Me ha pasado también en otras ocasiones ir a comprar algo para personas en cuarentena. He llevado a sus casas comida, cigarrillos, y lo que me llama la atención es que todos cumplen a conciencia cuando se les ha declarado en cuarentena”.
No porque se le agradezca, sino por simple solidaridad humana Milén Ráykov ha reaccionado como lo ha hecho y es terminante en opinar que en estos tiempos difíciles debemos tener empatía y ayudarnos los unos a los otros para superar más rápido la epidemia y volver a la vida normal.
A base de entrevista realizada por la emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Burgás
Versión en español de María Páchkova
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