Sobre el telón de fondo de las protestas que continúan en Bulgaria y en el extranjero y que exigen la dimisión del Ejecutivo al frente con el premier, Boyko Borisov, y la del fiscal general, Iván Gueshev, algunos analistas han vislumbrado el principio de una retórica electoral. ¿Qué está sucediendo en el espacio político y público de Bulgaria? Es la interrogante que los analistas llevan ya 34 días tratando de despejar.

“Presenciamos una pugna por el poder en su forma más acendrada”, opina, tajante, el antropólogo social, Jaralán Alexandrov. 

En entrevista con Televisión Nacional de Bulgaria ha explicado que “se trata de un proceso en que un grupo de ciudadanos se autoinviste de poder y establece reglas distintas en una parte del territorio, suspendiendo el poder de las instituciones, respectivamente del Gobierno. Esto parece anormal, al margen de las reglas y perturba a una buena parte de la gente, pero en el plano del estado humano es un retorno a la normalidad. Es que durante demasiado tiempo hemos estados viviendo en un régimen de libertad suspendida por la crisis causada por la epidemia y la posterior cuarentena. Ahora el péndulo va hacia el otro extremo, y pese a los argumentos, motivos y narrativas políticas que envuelven esta iniciativa, ésta es la aspiración al estado más natural del ser humano: luchar por el poder y el prestigio. Por esto ahora todo el mundo mantiene la mirada fija en el núcleo de la protesta: la zona del Puente de las Águilas, para ver a los nuevos amos, a los que están dispuestos a ir allende la comodidad de vivir con el miedo. Si se toma en cuenta la definición de que el poder es la capacidad de forzar a los demás a tomar en consideración la voluntad de uno, se puede decir que esas personas nos han forzado a tomarlas en consideración; se han colocado en el centro del interés público y en este sentido salen ganando cada día que pasa. Importa mucho decir que en medio de semejante efervescencia revolucionaria, el pasado y el futuro carecen de importancia. Es por eso que la pregunta “¿Y después, qué?” es una pregunta prohibida”, dice el antropólogo social.

El sociólogo, Andrey Raychev, procura buscar la respuesta a la pregunta “¿Qué está ocurriendo?” en la ausencia de límites nítidos en el espacio político.

”En Bulgaria durante mucho tiempo no había una distinción entre el centro y la derecha. Boyko Borisov, como líder del GERB, que es un partido centrista, también estaba gobernando en el ámbito de la derecha. Lo que estamos viendo ahora es la estructuración de una derecha nueva. El problema es hasta qué punto es extensa esta derecha nueva, que desde luego se forma a expensas de Borisov. Sin duda alguna, se van a legitimar de cara a las futuras elecciones y coparán un 10% de los votos, aproximadamente, y apenas lograrían un porcentaje superior al 20%”, augura el sociólogo en entrevista con la televisión pública.

“Ya hemos abordado la fase de los preparativos para unas elecciones, sean éstas anticipadas o no”, estima la politóloga Tatyana Burudzhíeva. La eventual dimisión del primer ministro, Boyko Borisov, no significa necesariamente que haya un cambio en el sistema político, ha comentado Burudzhíeva a Radio Nacional.

Pese a que los contestatarios ya saborearan el gusto del triunfo tras anunciar el primer ministro el pasado fin de semana en las redes sociales que estaba a punto de tomar una decisión, no se ha llegado a tal. Hay más: mientras inspeccionaba el lunes la extinción de incendios en la montaña Sakar, Boyko Borisov llegó a reclamar la dimisión del jefe de Estado. ”Yo también pretendo la dimisión de Rumen Radev. Es que cualquiera reclama la dimisión de alguien”, ha dicho Borisov, recalcando que conforme la Constitución, se accede al poder tras la celebración de elecciones.

En el bando de los contestatarios, sin embargo, la exigencia de elecciones anticipadas no se encuentra claramente definida. La gente está centrando sus mensajes en el día de hoy, en el momento presente. ¿Cómo ocurrirá el cambio? ¿Podrá un eventual gobierno interino, designado por el presidente de Bulgaria para preparar unas elecciones anticipadas, zanjar el conflicto entre las instituciones y los participantes en las protestas en el país? Las respuestas a estas preguntas son inciertas. Lo único cierto es que hay que generar emoción que arrastre a los electores a las urnas a fin de reducir la fuerza del voto comprado y garantizar la gobernabilidad legítima del país.

Seleccionado por Elena Karkalánova
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, BNR -archivo