Mayo es un mes festivo para todas las localidades búlgaras en las que se cultiva la rosa oleaginosa. Esta antigua forma de sustento de los búlgaros afronta dificultades graves en las condiciones de la pandemia de Covid−19. Pese a ser numerosas las áreas de plantaciones de rosales, los pétalos de las rosas podrían quedarse sin recolectar en su grueso. La causa de ello es que la compra de la producción se ha contraído al mínimo, los precios ofertados andan por los suelos y no justifican siquiera el intenso trabajo de los recogedores en el período de floración de las rosas.
Habitantes de la ciudad de Strelcha, en el centro de Bulgaria, que contaban con un puesto de acopio y compra de la producción el año pasado, no tienen la intención de volverlo a abrir ahora, ya que muchos de los cultivadores de rosas se niegan, de momento, a recolectar la cosecha y venderla.
De esta manera se nos van a echar a perder los rosales, los míos ya ni los cultivo, dice la dueña de casi una hectárea de rosales. Otro tanto expresan otras familias con tradiciones en el cultivo de la rosa. Simplemente nos han decapitado, como quien dice. Si nos ponemos a protestar no habrá quien nos oiga. Además, nadie se anima a trabajar por 75 céntimos del euro por kilo de producción entregada. Para cultivar 0,1 hectárea tengo gastos de unos 250 euros: pago al menos dos veces al año por labores del suelo; pago, además, por fertilizantes y productos fitosanitarios. Trabajamos hasta la extenuación al sol, en el calor y bajo la lluvia y, rodeados de enjambres de abejas, recolectamos los pétalos de las rosas. Al final lo que nos pagan es la mitad del precio y nos dicen que el resto del dinero lo cobraremos cuando las destilerías hayan colocado su producción. Desde niña me he encariñado con las rosas, me gustan muchísimo, me agrada recolectar sus pétalos, es un trabajo que echaré mucho de menos. Este año sólo voy a ir a recoger un ramo de rosas y hacer unas fotos de nuestras plantaciones de rosales.
Los problemas en la producción de aceite etéreos ahora se notan con más fuerza, pero se han ido acumulando a lo largo de los años y no son el resultado del capricho de alguien en presionar este sector, sino se deben a unos mecanismos eminentemente económicos que se someten a la lógica del mercado, dice Veselín Ganchev, gerente principal de producción en una de las destilerías de aceite de rosa más veteranas en Bulgaria.
Que los productores de rosas no recojan la cosecha es una decisión propia que ellos toman, pues ni yo ni nadie más podemos decirles qué deben hacer. Los problemas en la producción estriban en el pago que nosotros, los destiladores, les ofrecemos, y esto también tiene sus explicaciones. Primero, tenemos mucha producción del año pasado que lleva mucho tiempo sin colocar y esto es válido para todas las destilerías. La otra causa es que la gente que nos hace la competencia ofertaba el año pasado aceite de rosa turco a un precio muy inferior al nuestro.
Otro factor es el que hay ahora gran cantidad de flor de rosa. Las grandes cantidades obtenidas −y esto se puede decir también de la lavanda− han tenido que ver con los numerosos programas europeos de fomento del cultivo de plantas etéreas. Se han plantado grandes extensiones, y el alto precio de acopio que se ofrecía en los años 2016 a 2017, que rebasaba los 2,50 euros, hizo que muchos cultivadores pensaran que se convertirían en unos millonarios al cultivar de 13 a 15 hectáreas de rosales. Pasado algún tiempo, estas rosas llegan a tener un desarrollo impetuoso y se arriba a una superproducción de pétalos de rosa que no hay manera de colocar. Llevo desde hace unos días una correspondencia con nuestro socio del extranjero, quien opina que el quid del problema está en la red de comercialización que no funciona. Actualmente los lugares en los que más se compran los productos de la perfumería, que son los comercios y los aeropuertos, se encuentran cerrados y no hay demanda alguna. Una vez que no consiguen vender perfumes, los productores de éstos reducen la compra de materia prima para los mismos. No creo que pueda darse ejemplo más elocuente que éste para caracterizar la situación.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, Facebook (Amo Strelcha)
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