Corona de flores de una lázarka flotando en el agua; con esta imagen ilustrativa podemos comenzar el relato sobre los bellos ritos y tradiciones del calendario primaveral búlgaro.
Lazarúvane es un rito búlgaro que se practica el Día de san Lázaro, según el calendario ortodoxo. La fiesta del santo se celebra el octavo día antes de la Pascua de Resurrección y cada año cae en distinta fecha pero siempre el sábado. Hubo tiempos en que en este día por las calles de las poblaciones de Bulgaria no se podía oír otra cosa sino las canciones de las lázarka. Grupos de muchachas jóvenes, ataviadas con trajes festivos comenzaban a recorrer las calles desde la madrugada. Se detenían ante cada puerta y entonaban canciones dedicadas a la festividad dirigiendo votos de salud, felicidad y abundante cosecha. Estas jóvenes, que traían a los hogares la atmósfera primaveral, recogían a primeras horas de la mañana flores y ramitas que trenzaban como coronas multicolores.
En la tradición folclórica búlgara, el Día de san Lázaro se vincula a los campos, a los pastizales y los bosques pero es también día de las mozas para las cuales el rito lazarúvane es una señal de que ya pueden tener un prometido y casarse después. Los búlgaros de otrora solían decir que la muchacha que no ha participado en el rito lazarúvane no puede contraer matrimonio. La fiesta era precedida por una intensa preparación tanto para las jóvenes que aprendían las canciones, como para los dueños de las casas que obligatoriamente tenían algo previsto para obsequiarlas cuando llegaban a sus hogares.
Sin embargo, las antiguas tradiciones resisten difícilmente al ritmo y al modo de vivir de la actualidad. En muchos lugares el rito es casi olvidado o simplemente no hay suficientes jóvenes que formen un grupo de lázarka. Afortunadamente, hay lugares donde el fuego de la tradición se mantiene vivo en las casas de cultura locales. Por ejemplo, el año pasado en el municipio de Vratza, en el noroeste de Bulgaria, decidieron enfocar la fiesta de una manera nueva. Para convertir el Día de san Lázaro en una celebración variopinta reunieron a miles de personas en la plaza de la ciudad.
Hoy, sin embargo, por primera vez tanto en Vratza como en el resto de Bulgaria las lázarka se quedarán en casa. El estado de alarma y las medidas contra Covid−19 impiden las reuniones,y la gente está confinada hasta que pase la pandemia. Parece que nuestras vidas se trasladaron a las redes sociales y todo indica que las lázarka también recorrerán las casas de manera virtual.
La Red Global ya se desborda de fotos de las lázarka de años anteriores. En Vratza abrieron los álbumes de fotos de la plaza en 2019. Estas imágenes levantarán los ánimos primaverales e instarán a la gente a quedarse en casa.
El año pasado el Día de san Lázaro era parte de todo el programa primaveral en relación con nuestra iniciativa de estar juntos en Vratza −recuerda Stela Dimitrova, jefa de departamento del Ayuntamiento de la localidad− . Para que la fiesta sea más atractiva organizamos el rito lazarúvane en masa. Hubo una reconstrucción auténtica de la fiesta con la ayuda de los niños de las guarderías infantiles, con el conjunto musical de niños de la ciudad, con coreógrafos, bailadores y músicos. Hacía buen tiempo, resultó una fiesta muy bella y se reunieron muchos niños con sus padres. Organizar una celebración en la plaza no está muy lejos de la tradición porque la alegría es lo que reúne a todos. Así la emoción se vuelve más fuerte, la generan la vestimenta, las canciones y los trajes folclóricos. Todo esto produce gran alegría y estoy muy orgullosa del resultado.
Este año cumpliremos estrictamente la prohibición de salir y compartiremos la fiesta en Internet con fotos del año pasado. Seremos muy rigurosos en el cumplimiento de todas las medidas. No daremos rienda suelta a las emociones. No será fácil, incluso la decoración en la ciudad será más escueta porque no queremos provocar a los ciudadanos que salgan. La fiesta se celebrará en casa, en el entorno familiar.
Versión en español de Hristina Táseva
Fotos: vratza.bg y BGNES
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