Para adquirir un pedazo de “diamante negro” los conocedores pujan en subastas mientras otros, cautivados por su fragancia terrestre, lo van buscando en el regazo de la naturaleza, pisándole los talones a un perro especialmente adiestrado. No obstante, nada de esto ocurrió en una escuela secundaria búlgara, igual a otras tantas en el país, hasta el momento en que la trufa, este hongo más codiciado en el mundo, sorprendería a profesores y estudiantes.

Los estudiantes del Liceo Profesional de Electrónica en Veliko Tirnovo ni en sueños habían imaginado que un día, amén de especializarse en las ciencias informáticas, se convertirían en cazadores de trufas. Tal es ahora la realidad que llevan ya varios meses viviendo tras haberse descubierto en el patio de su instituto esos hongos extraordinariamente preciados por los que en el mundo se pagan miles de dólares:

En nuestra escuela contamos con un patio de 1,7 hectáreas en el que hay numerosas plantaciones, básicamente árboles, de hoja ancha y coníferos, dice la directora Neli Nikolova. En junio del año en curso descubrimos por mera casualidad las trufas, muy probablemente crecidas de modo espontáneo natural. Estos hogos suelen crecer en proximidad a los musgos de las especies de hoja ancha pero lo curioso es que en nuestro patio han surgido también en proximidad a los árboles coníferos. Las trufas que tenemos son de una cantidad que no permite su venta. Probablemente cuando recojamos las primeras cantidades ya sabremos de qué disponemos.

Mientras tanto, la noticia sobre las trufas se había propagado como un reguero de pólvora y ya en los días posteriores irrumpieron en el patio del plantel grupos de personas armadas de palas y carretas. Aquello movió a los directivos de la escuela a cercar el patio y otorgar a Rex, un can del refugio municipal de animales, el título de perro guardián. La incursión de los extraños tuvo, empero, también un resultado positivo, ya que las excavaciones y búsquedas en el subsuelo del patio aportaron a la autopolinización de los hongos, asegura la directora del Liceo Profesional de Electrónica de Veliko Tirnovo.

Si alguien necesitara una trufa, pues nos enteramos que también se emplea como planta curativa en la medicina, no nos abstendríamos de ofrecérsela, dice categórica la directora. No nos proponemos hacer negocio con estas trufas, ya que pertenecen a nuestros alumnos. No obstante, en el momento en que decidamos venderlas, habrá manera de hacerlo descrita en la ley, y después, con el dinero los estudiantes podrán comprarse lo que quieran. También les hemos explicado a muchas personas que si desean degustar este hongo les ayudaremos. Yo, personalmente, ni me había topado jamás en mi vida con una trufa. La he visto ahora y, francamente dicho, no me siento tan impresionada.

Quienes sí que se quedaron impresionados fueron los dirigentes del Ministerio de Educación y Ciencia, quienes han asignado recursos para la construcción de una granja para trufas. Este regalo de la naturaleza, encontrado en el patio de la escuela, ya ha pasado a formar parte de las ocupaciones escolares a través de tres clubes de ecología.

Uno de ellos se relaciona con las ciencias naturales, precisa la directora del liceo, Neli Nikolova. En él los alumnos obtienen conocimientos teóricos sobre las plantas, los animales y, sobre todo, sobre las plantaciones en nuestro patio. El segundo club se centra en la protección de esta misma naturaleza que estaban cuidando básicamente los profesores y el personal auxiliar en la escuela, y de estos cuidados ahora se encargan nuestros discípulos y ello nos agrada muchísimo. El tercer club ecológico se ocupa de la fauna, pues, parecemos un sanatorio y hay en el recinto de nuestra escuela muy diversos tipos de animales como ardillas, lagartos, perros. En base al proyecto del Ministerio de Educación y Ciencia podemos cuidar de los animales que hay en nuestro extenso patio comprándoles comida e instalando comederos y casetas para ellos.

Probablemente el próximo mes de abril los estudiantes junto con sus profesores se lanzarán a buscar las primeras trufas. Decidirán sobre el terreno si habrá necesidad de recurrir al empleo de un perro adiestrado para descubrir trufas.

Versión en español por Mijail Mijailov