Desde hace tiempo, el tema de la conservación del patrimonio cultural viene formando parte de la agenda pública en Bulgaria. Sólo en la capital del país, Sofía, el número de los edificios monumentos de la cultura asciende a 800, aproximadamente. Los problemas relacionados con su estatus, otorgado por el Instituto Nacional del Patrimonio Cultural Inmueble, son una de las trabas a las que se enfrentan los propietarios cuando quieren tomar medidas para restaurarlas y conservarlas. Consciente de la importancia del patrimonio arquitectónico para la imagen de la ciudad, el Ayuntamiento de Sofía se esfuerza, en la medida de sus posibilidades, por preservar parte de esta riqueza.
En este sentido, se ha promovido el programa municipal especializado sobre el Patrimonio Cultural, del que podrán beneficiarse los propietarios de tales edificios, que tienen dificultades para iniciar su reparación. Según Tódor Chobanov, teniente de alcalde a cargo de la Cultura y la Educación, la idea de este programa es apoyar la confección de proyectos sobre reparaciones importantes, así como para obras de renovación de las fachadas de tales inmuebles, lo cual permitiría a los propietarios obtener financiamiento con mayor facilidad y rapidez. No obstante las dificultades para mantener semejantes edificios, no faltan los ejemplos de monumentos de la arquitectura rescatados del paso del tiempo. Es el caso de las propiedades en la emblemática calle Iván Vazov, en el centro de Sofía, donde se pueden ver ejemplos notables de diferentes épocas arquitectónicas, como el Edificio de los Banqueros, construido en 1912, o la casa del empresario Jristo Guéndovich, el inmueble residencial más alto de Sofía a principios del siglo XX. Ambos son obra del renombrado arquitecto búlgaro Nikola Lázarov, quien diseñó el edificio del Club Militar, la expansión del palacio real y varias otras obras maestras de la arquitectura. La calle Iván Vazov también guarda las historias de otros edificios curiosos como, por ejemplo, la casa del general de brigada Dimítar Perniklíyski, afectada por los bombardeos sobre Sofía durante la Segunda Guerra Mundial, y demolida en 2015.
A diferencia de muchas otras casas antiguas que fueron desapareciendo del paisaje urbano, ésta ha sido restaurada por la voluntad de su nuevo propietario, Racho Ribarov, cónsul honorario de Lituania en Bulgaria. En las obras de su restauración, los constructores se centraron especialmente en la fachada que da a la calle. Algunos arquitectos definen el estilo del edificio como una lectura búlgara de la arquitectura modernista. Ha sido restaurada la profusa ornamentación, característica de ese período, que recuerda la talla en madera,de la fachada.
También es interesante la historia del primer dueño de la casa, Dimítar Perniklíyski, natural de la ciudad de Sámokov, en el sudoeste de Bulgaria. El Dr. Stoyán Nikolov del Museo Nacional de Historia Militar, aporta más detalles al respecto:
“Restaurado el estatalismo búlgaro como resultado de la Guerra de Liberación Ruso−Turca, el país comenzó a preparar a sus propios cuadros de oficiales. Junto con los cadetes de la escuela militar, jóvenes búlgaros avispados fueron enviados a formarse en el Imperio ruso. Este fue el caso de Dimítar Perniklíyski, quienfue mandadoa una escuela militar de Elisavetgrado(hoy en Ucrania), donde se graduó en artillería.Era una escuela militar de caballería, pero en 1881, 31 oficiales búlgaros terminaron con éxito su educación y regresaron a la patria.El 8 de septiembre de aquelmismo año, Perniklíyski fue ascendido al rango de teniente, y luego comenzó su carrera como oficial subalterno en еl IPelotón de Artillería de Sofía, que se convertiría en el I Regimiento de Artillería. Durante la Guerra Serbo−Búlgara de 1885, fue comandante de la VI batería del I Regimiento de Artillería, con el que participó en la defensa de Slívnitsa y la toma de Pirot, en las que se libraron las dos mayores batallas de la guerra de dos semanas entre Bulgaria y Serbia”.
Acabada la Primera Guerra Mundial, el general de brigadaDimítar Perniklíyski se dedicó a una fructífera actividad científica, y fue cofundador de la Revista de Artillería, una publicación militar especializada.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Danaíl Stoimirov, lifebites.bg y museumsamokov.blogspot.com
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