A finales de septiembre se celebró en Madrid la Segunda Semana de las Lenguas. Organizada por la Unión Europea de Institutos Nacionales de Cultura (EUNIC), en colaboración con la representación de la Comisión Europea, tuvo por principal objetivo dar a conocer por medio de su veintena de iniciativas la diversidad de idiomas y la cultura de los diferentes países miembros de la UE.
La Embajada de Bulgaria en Madrid, en su calidad de miembro asociado de EUNIC, tomó parte en dos de estas iniciativas.
Viajando a Madrid por unos días tuve la posibilidad de participar en el evento de promoción de la traducción, celebrado en el Instituto Iberoamericano de Finlandia con compañeros de oficio de ese país y de la República Checa, personas cuya labor se centra en la traducción literaria. En mi presentación consideré importante hacer hincapié en el desarrollo de los estudios hispánicos en nuestro país, Bulgaria, ya que pertenezco a las primeras promociones de los formados en esta carrera en la Universidad de Sofía, San Clemente de Ojrid.
Es de destacar que el año de inauguración de la filología española en Sofía es 1961 y que ésta se vio poderosamente influenciada por las intensas relaciones búlgaro–cubanas a lo largo de decenios y decenios. Pero hay también otros elementos anteriores que sirvieron de caldo de cultivo para el interés por el español en Bulgaria. Uno de ellos es la comunidad sefardí. Porque justamente los portadores del ladino, un español medieval, son los que predominan entre los judíos búlgaros. Tenemos por otro lado al grupo de los llamados búlgaros argentinos, y también uruguayos, emigrados por razones económicas y políticas al Cono Sur en los años 20 y 30, y que luego, después de la II Guerra Mundial, regresan a su patria de origen y tanto ellos como hijos suyos, nacidos ahí, conforman el núcleo de los primeros conocedores y traductores del español. También trabajan en esta esfera algunos de los exiliados republicanos de la Guerra Civil, residentes en Bulgaria hasta mediados de los años 70. Pero si nos ponemos a hojear los dos Catálogos del Libro Hispánico en Lengua Búlgara, contenedores de centenares y centenares de títulos, veremos que las primeras traducciones al búlgaro, realizadas directamente del español, datan de los años 20 del siglo pasado.
Graduados de Filología Española en Bulgaria, carrera que por cierto se puede estudiar ya en varias universidades del país, sumados a los mencionados anteriormente, forman un nutrido grupo de traductores, trabajando no pocos de ellos en traducción literaria, como por ejemplo yo, y justamente por ello fui invitada a la II Semana de las Lenguas, en Madrid. Coincidimos plenamente con los compañeros de los otros dos países que éste es un oficio maravilloso, que sin embargo no permite ser practicado en exclusiva, por lo mal pagado que está. Es una excepción en este sentido Finlandia, el único país del que tengo noticia por lo menos yo en cual se puede vivir de la traducción literaria. Claro que según expresó la participante finlandesa, los traductores literarios del español al finés son ni más, ni menos que TRES. Debo decir también que la sala del Instituto Iberoamericano de Finlandia se encontraba llena de un público español, y también búlgaro, interesado en los temas tratados, prolongándose bastante la charla que concluyó rifándose libros sobre nuestros respectivos países, algunos traducidos al español por asistentes al acto.
Al día siguiente por la mañana, en la hermosa e imponente sede del Instituto Italiano, en la calle Mayor, estuvimos en la proyección de películas dedicadas a la inclusión social. El cortometraje Eres muy guapo, obra de Jristo Poriazoff, fue la participación búlgara. Su autor, formado en la Escuela Nacional de Arte Teatral y Cinematográfico de Sofía, ya se había presentado ante el público español en la primavera de este año. Su segundo corto, titulado Este es tu bebé, sobre el tema de la donación de órganos, se estrenó en el teatro de La Guindalera de Madrid y posteriormente en Torrejón de Ardoz.
Siempre en el transcurso la II Semana de las Lenguas, en la Embajada de Bulgaria en Madrid fue presentado el poemario MIEDO, de nuestra compatriota Malinka Tsvetkova, residente desde hace años en España. El libro ha sido publicado en tres idiomas: búlgaro, español y catalán, y su autora es ganadora de premios de poesía y de relato breve en Bulgaria, España, Argentina y Ecuador. Hablamos acerca de las obras de Malinka y del mensaje que encierran la agregada cultural de Bulgaria en Madrid, Violina Petkova, y la traductora al español de los versos que soy yo. No es la primera vez que Malinka Tsvetkova se reúne con su público español y búlgaro residente en España. Se han celebrado estrenos de anteriores poemarios suyos en Ibiza y Valencia. En esta ocasión los asistentes pudieron admirar, además, una pequeña exposición de ilustraciones del poemario MIEDO, a cargo de la artista plástica búlgara Tsvetelina Atanásova. La lectura de poemas en búlgaro y en español culminó con un coloquio en que fue destacada la importancia de la labor del traductor para poder despertar el interés de los lectores españoles por los autores búlgaros, unos grandes desconocidos en el mercado español de libros.
Otro de los objetivos de la reunión fue que los búlgaros arraigados en España y aficionados a la escritura y a las letras en general pudieran establecer contacto entre sí llegando a formar un Club de amigos del libro.
Foto cortesía de la Embajada de Bulgaria en Madrid
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