La galería capitalina “Nuance” presenta una exposición interesante y llena de mensajes. Su autor, Kíril Matéev, es docente de la Academia Nacional de Bellas Artes. La muestra, titulada En el camino, reúne composiciones de escultura y dibujos del autor. Kíril Matéev señala que la coincidencia del título de la exposición con el de la homónima novela de Jack Kerouac es casual, aunque confiesa ser su admirador.
En el camino es un título muy adecuado, porque se puede apreciar el camino de la obra desde la concepción espiritual como idea hasta la realización plástica –junto con cada escultura va, adjunto, su diseño gráfico. Es interesante constatar que el dibujo y la escultura no son del todo idénticos en atmósfera e impacto, cada uno lleva sus “connotaciones”. El pintor señala que su exposición es más bien una retrospectiva por lo que ha pasado y vivido en su camino recorrido como persona y artista hasta el día de hoy. Durante los años ha estado trabajando sobre varios temas y argumentos pero añade, sonriendo, que su obra maestra es su hijo.
Siempre me he interesado en el ser humano, señala Kíril Matéev. Siempre ha sido el protagonista de mis obras. No obstante, no es imprescindible representar de forma realista el cuerpo humano y su interpretación porque el alma es algo mucho más profundo que lo que vemos por fuera. Y resulta que no siempre lo que vemos por fuera coincide con lo que uno es por dentro. Es así, pues, como lo he ideado y como he trabajado. He hecho todo tipo de esculturas, entre las cuales hay obras más abstractas también pero son menos en número. Simplemente en su momento sentí la necesidad de crearlas y por eso las hice. Sin embargo, toda escultura abstracta parte de las proporciones y las cosas que sugiere la figura humana.
Las obras de la exposición son temas bíblicos inusuales hasta cierto punto, presentados a través de su interpretación personal y a veces rara. Así, pues, el pintor reflexiona sobre el pecado de Judas, quien traicionó a Jesús pero dicha traición había sido prescrita, prevista, para que el hijo de Dios sufriera en la Cruz para redimir los pecados humanos.
¿Qué es lo que aporta el artista a esos temas sempiternos como la tentación, la duda, el pecador, el significado de la Cruz?
En lo que se refiere a la Cruz he pensado que, a pesar de los esfuerzos de alguien de unir a la gente en una fe, la cruz tal vez representa nuevamente una frontera, un ámbito limítrofe para las sociedades del mundo. En fin, he pensado sobre la religión que nos une y nos separa a la vez; he pensado también sobre muchos sentimientos más, sobre la duda, por ejemplo. Si no dudamos de nada, no entenderemos nada. ¿Y la verdad? ¿Qué es la verdad? Tal vez en eso consiste mi aporte. Y algo más también, el retorno tardío a las raíces y la familia. El retorno del hijo pródigo, por ejemplo, ¿no llega, acaso, un poco tarde a veces? Yo lo sufrí en carne propia cuando falleció mi padre. Fue entonces cuando me di cuenta de las cosas que no había podido decirle, eran cosas buenas. Es por eso por lo que en “Retorno” (una de las obras expuestas), la silla se queda vacía, falta el progenitor.
¿Qué suele decirles a sus estudiantes Kíril Matéev?
Siempre les he repetido que uno debe anhelar algo para poder conseguirlo y que si sacrifica algo en nombre de sus sueños, tarde o temprano será recompensado; les recuerdo que si uno es perseverante en el camino que ha emprendido de ser artista y pintor, algún día lo conseguirá. Siempre les cito un refrán chino: “Cuando uno convierta su hobby en profesión, no tendrá ni un solo día de trabajo en su vida".
¿Por qué para el artista es importante que en una obra terminada haya cierto punto que está a medio decir?
Pues, porque es como en el amor: si le dices a alguien directamente “te quiero”, resultará muy aburrido, pero si se lo sugieres y haces algún detalle con él o ella, será maravilloso.
Algo más con lo que sueña Kíril Matéev es hacer una serie de esculturas de madera pero eso será cuando le llegue el momento.
En conclusión, cabe destacar que obras suyas están exhibidas en todas las galerías renombradas de este país, otras forman parte de colecciones privadas extranjeras.
Versión en español por Plamen JrístovFotos: Veneta Pavlova
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