La cantante de la región de Shopluk Snezhana Borisova tiene una notoria biografía personal. Su trayectoria profesional está llena de nuevas búsquedas y audaces experimentos, sin perder el estilo esencial de las canciones shopi que canta desde niña. Para ella son “el modelo perfecto, la base sobre la cual se asienta todo lo demás”. Esta diversidad se refleja en el repertorio sonoro a nombre de la cantante: del auténtico sonido de Shopluk al canto coral sinfónico, pasando por la agrupación nacional Filip Kutev, el trío Balgarka-Penev, el quinteto Lozenski, hasta los ritmos disco con la orquesta Boliari. Snezhana es también la voz en la música electrónica del grupo Transformation en los espectáculos “Aramin” y “¿Estáis preparados?” de la troupe de Neshka Robeva. No menos sorpresas creativas demuestran sus grabaciones para la banda sonora de la producción italo-americana “San Pablo” y “Julio César”, las italianas “Cortina Negra” y “Lurds”. El autor de la música de todas estas películas es Carlo Siliotto.
El talento volcal de Snezhana Borisova, pulido desde su infancia en las festividades y los días laborables en su pueblo natal, Lozen, brilló más tarde en los escenarios internacionales de San Remo, París, Londres, y durante las giras con el compositor serbio Goran Bregovich. Después de años de grabaciones, conciertos, y escenarios, nuestra famosa cantante se replanteó su actividad profesional. Actualmente dirige grupos folclóricos shopi, se ocupa de su repertorio de canciones locales originales y colabora en la edición de sus discos, algo especialmente útil para la memoria musical y la continuidad del pueblo.
Snezhana Borisova celebra su 60 cumpleaños, y así recuerda su vida: “Tuve la suerte de nacer en un pueblo agradable cerca de Sofía, Lozen, en el cual las tradiciones se siguen conservando. Ahí se celebran tradiciones búlgaras como los lazarki, los koledari, sumergir el anillo, el Día de la Partera, Todorovden… Crecí en una familia fuertemente tradicional. En Navidad nos sentabamos sobre cojines y se ponía la mesa como antaño. El folclore búlgaro es mi vida. Estoy convencida de que debemos conservar nuestras tradiciones para no perder nuestra esencia. Desde que me incorporé al grupo Filip Kutev me convertí en cantante profesional, hasta entonces era una niña que conocía y amaba cantar las canciones de mis tías y abuelas. Ese grupo fue una gran escuela. Aunque haga 15 años que ya no estoy en él, aún me siento parte del grupo. Tuve la suerte de trabajar con el coro Kutev, con las cantantes que fundaron el conjunto. Eran mis ídolos, sólo las había visto en la televisión y las había escuchado en la radio, y al mismo tiempo tan terrenales y bienintencionadas. Todas ellas me han ayudado. Cuando aprendíamos una canción tracia me volvía hacia las cantantes tracias, cuando era una canción de los Ródope, hacia las de los Ródope. Ahora sigo el camino de mis directores, del mismo modo canto a las mujeres, trabajo en mi dicción, etc. Lo que he aprendido en esa formación me ha ayudado mucho en mi trabajo. Con Goran Bregovich llegué a la escena internacional. Ahí aprendí que aunque uno experimente, debe conservar sus propias canciones, y también aprendí a apreciarlas todavía más. Ahí tuve la posibilidad de trabajar con músicos de fama mundial, como Adriano Chelintano, Yorgos Dalaras, Zdravko Cholich, Luciano Pavarotti dirigía el Festival de San Remo, en el Festival de Jazz de Montreux pusimos al público en pie. Ahí entendí que hay que valorar más nuestras canciones, a la gente le gustan, pero deben presentarse en una variante adaptada al público de hoy”.
Snezhana Borisova comparte su experiencia personal de un profesional ya establecido sobre el éxito de sus colegas más jóvenes:
“Mis jóvenes colegas deben elegir el folclore auténtico, no apostar por canciones conocidas ya ejecutadas por otros colegas de profesión. Deben tener su propio estilo y su propio repertorio. Cuando empecé a experimentar en los 90, me llovieron las críticas. Mis colegas decían, “Qué te crees, este es un camino ancho y ya muy trillado”. Sé que todo tiene su evolución. Las canciones han acompañado a la gente en cada actividad. No había radio, no había televisión. Hoy las canciones deben conservar lo auténtico, pero a la vez presentarse en versiones adecuadas para los jóvenes de hoy, con ritmos y arreglos contemporáneos. Los jóvenes deben ser creativos al apostar por lo auténtico, lo que viene de nuestros días, porque eso es el espíritu de nuestra nación. “Mejor que lo nuestro no hay nada”, como decimos en Shopluk. Yo soy de ahí y amo las canciones de nuestro país y les seré fiel hasta el final de mi vida”.
Versión en español por Marta Ros
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