Cuando hace cinco años Elina Tsankova e Iván Mijalev creaban su blog “Desvíos”, en el cual se refieren a “las pequeñas escapatorias de la vida diaria y el viaje como modo de vida”, no podían imaginar que el interés por sus “descubrimientos” fuera a ser tan importante como para recoger sus andanzas en dos libros. “101 desvíos” y su continuación −recientemente publicada− “Nuevos 101 desvíos” ofrecen ideas sobre viajes a lugares escasamente conocidos en Bulgaria. Desde su publicación hasta ahora ambas guías turísticas no abandonan los puestos cimeros en la clasificación de las ventas de la más importante cadena de librerías nacional.
En estas guías los lectores pueden encontrar indicaciones precisas sobre cómo llegar a sitios interesantes y se ofrecen hechos curiosos sobre los mismos reunidos por los autores durante años. Además, se ofrecen propuestas para la visita a otras curiosidades, situadas en un radio de medio centenar de kilómetros del lugar descrito. Así pasear por esos sitios se transforma en una vivencia aún más divertida. No obstante, el valor verdadero de los dos libros reside en las hermosas fotos que traen. Según los autores, son las fotos las que distinguen sus guías del resto de guías turísticos, y el motivo para el gran éxito de estos pequeños volúmenes. Todas las fotos en los libros las han hecho los autores y les han costado a Iván y a Elina bastantes esfuerzos. Ahora al próximo reto al que se enfrentan es el de poder publicar la guía en idioma inglés. Es el proyecto en que se encuentran trabajando en estos momentos.
Según Iván lo que convierte a un determinado lugar en una atractiva curiosidad y en un recuerdo entrañable es la energía interior que uno llega a percibir en esos lugares.
Hay sitios que uno siente de modo específico. Sientes la energía que va brotando de ese lugar y hace que te sientas bien, en armonía con ese sitio. Una zona de estas características se encuentra a unos 50 kilómetros de Sofía, en las inmediaciones de la represa “Pchelina”, o sea, el colmenar. La hemos descrito en nuestro primer libro. Hay allá una capilla muy antigua, pero al mismo tiempo conservada bien. La vista es increíble. Lo curioso es que esta capilla ya existía siglos antes de que se construyera la presa. Parece que Dios ha decidido que en esta zona haya una presa. Ésta y la capilla forman una combinación realmente muy hermosa. Hay muchos otros lugares como éste en Bulgaria. La energía que irradian tales lugares nos mueve a que volvamos a visitarlos una y otra vez.
En sus viajes por Bulgaria Iván ha ido descubriendo las hermosuras de la patria pero, a la vez, se ha familiarizado con los problemas del sector turístico búlgaro.
Recientemente se promovió la campaña “Cincuenta sitios turísticos escasamente conocidos en Bulgaria”. La campaña costó casi 1 millón de euros, pero una gran parte de los sitios promocionados carecían del más mínimo interés. Soy de la opinión de que no hay que gastar tanto dinero en promoción, sino invertirlo en civilizar estos sitios. Si ponemos por ejemplo la cueva Devetashka −un lugar ya bastante conocido gracias a las películas hollywoodienses que se rodaron allá−podremos comprobar que en un radio de un kilómetro de la misma no hay ni siquiera un solo aseo. ¿No se podrán instalar acaso aseos químicos o bien construir una infraestructura adecuada? Suman decenas los ejemplos de tales lugares en los que no sólo faltan letreros indicativos, pasamanos, senderos sino también brillan por su ausencia fuentes y aseos. Para que estos lugares sean visitados deberán contar con buenas condiciones e infraestructura adecuada para tales visitas. No basta sólo con promocionarlos y nada más. Es que vivimos en el siglo XXI, los medios sociales hacen bien su trabajo y como resultado se dispone de enorme información sobre estos sitios. El problema estriba en el mantenimiento. Mi sugerencia a los gobernantes es que concentren su energía en propiciar condiciones para la protección de esos lugares, dotándolos de la infraestructura conveniente.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Cortesía de Iván Mijalev
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