Aunque es una ciudad relativamente pequeña, Bansko está entre las poblaciones búlgaras que aportaron mucho al avance cultural de este país. Hasta hoy en día las calles revestidas en piedra y las antiguas casas cuentan del espíritu emprendedor de los antiguos habitantes de Bansko y de su gusto por lo bello.
“Si hablamos de la aparición de Bansko, hasta no hace mucho se consideraba que fue fundado en el siglo XIV para expulsar a los invasores otomanes. Los primeros datos escritos sobre Bansko son del año 1567 y figuran en un registro turco de los ganaderos. Allí por primera vez se menciona a Bansko como una aldea habitada por cristiana”. Así comienza su relato Svetla Baryakova, directora del Complejo Museístico de Bansko. Los estudios arqueológicos en esta región, dice ella, revelan que existieron poblaciones en diferentes épocas, comenzando por la Edad del bronce, la del hierro, la Antigüedad, el Medioevo, etc.
“El complejo museístico consta de 8 sitios que presentan el pasado Bansko, su rico patrimonio cultural e histórico y las eminentes personalidades que vivieron en la época del Renacimiento búlgaro, siglos XVIII a XIX. Quisiera citar las palabras del Prof. Ilía Kónev, eminente historiador de la literatura búlgara. Él dice que Bansko es la única población en Bulgaria que en los últimos tres siglos: XVIII, XIX, XX, ha procreado una importante personalidad al país. El siglo XVIII dio a Bulgaria a Paisiy de Hilendar, el siglo XIX a Neófito de Rila, y el siglo XX al gran poeta Nikola Vaptsárov”.
Con su libro Historia Eslavo-Búlgara, escrito en el santo Monte Athos, el monje Paisiy echó los cimientos del Renacimiento búlgaro en los años del yugo otomano.
“Bansko es una ciudad única por el hecho de que la gente que vive en ella, al pie del monte Pirin, siempre se ha interesado en lo novedoso y en dominar lo inalcanzable – prosigue Svetla Baryakova –. Ya que la tierra aquí no es muy fértil el principal sustento eran los oficios y el transporte de cargas. La gente que se ocupaba de transportar cargas utilizaba caravanas desde la zona del mar Egeo a través de los montes del Centro y del oeste de Europa. Con el pasar de los años muchas familias de Bansko se enriquecieron y crearon oficinas de transporte propias. En el siglo XVIII hubo gran número de familias económicamente poderosas. Eran tan poderosas que Hadzhí Valcho que era hermano de San Paisiy de Hilendar construyó con medios propios toda el ala este del Monasterio de Hilendar y el ala sur del monasterio de Zograf que hasta hoy en día se llama el barrio de Bansko. Además, edificó puentes para las caravanas y albergues donde los viajeros podían alojarse por el camino. Donaba dinero a iglesias, monasterios y todo lo relacionado con el espíritu búlgaro. La gente actual podría aprender mucho de los donantes del Renacimiento búlgaro”.
Hoy el centro de historia San Paisiy de Hilendar cuenta de la historia del Renacimiento búlgaro en esta población. Fue construido en el sitio donde estaba la casa natal de Paisiy y sus dos hermanos, Lavrentiy, ecúmeno del monasterio de Hilendar, y Hadzhí Valcho. Allí se puede ver una réplica exacta de la celda de Paisiy en el monasterio de Hilendar, así como una reconstrucción de la capilla de San Juan de Rila, en que oficiaba el monje. El centro dispone de una sala para exposiciones temporeras, conferencias, proyecciones fílmicas, juegos interactivos para niños.
Entre los importantes monumentos de la cultura en la ciudad está la casa natal de Neófito de Rila que fue convertida en museo. Allí hay una muestra de cartas, fotos y libros. Otra casa bien fortificada, de muros gruesos y escondites es la de Velyán Ógnev. Es, además, muy bella. Su amo, Velyán Ógnev Ógnev, la pintó por fuera y por dentro de bellas pinturas. Dos colecciones histórico-etnográficas en Bansko y en la próxima ciudad de Dobrínishte están dedicadas al pasado y a la vida cotidiana de las personas de este rincón de Bulgaria. Desde luego, hay mucho que ver fuera del complejo museístico. Basta con desviarse en una de las calles del casco antiguo de la ciudad para sentir el encanto del pasado.
Algo más. Recientemente, cuando fueron hecho públicos los premios balcánicos para la industria turística, el relativamente pequeño municipio de Bansko, de unos 13 mil habitantes, declarado capital invernal de los Balcanes, recibió el galardón a mejor destino festivalero. Más de 50 son los acontecimientos festivaleros en el calendario cultural del ayuntamiento. Entre ellos están el Jazz Fest, el Bansko Film Fest, el Festival de la música balcánica Boheme, el Bansko Beat, el Festival de Ballet.
Versión en español por Hristina Taseva
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