El Parlamento resolvió celebrar, el próximo 25 de octubre, paralelamente a los comicios municipales, un referendo en que se respondería sólo a una pregunta. ¿Se debe implementar o no una votación electrónica remota? Así los diputados se desentendieron del deseo de 570 mil ciudadanos búlgaros, quienes el año pasado estamparon sus firmas al pie de la propuesta del jefe de Estado de convocar un plebiscito, no sólo para el voto eelectronico remoto, sino sobre la votación obligatoria con elemento mayoritario en la misma.
Tras haber sido rechazada en 2014, la propuesta de Rosen Plevneliev por parte de los anteriores gobernantes el fracaso se repitió el martes. Al comienzo del debate en la sala plenaria, el presidente de Bulgaria presentó personalmente los argumentos para la convocatoria del referendo. Señaló que el plebiscito sobre los derechos electorales era tan importante como los cambios constitucionales. A su juicio, los políticos les adeudan confianza a la gente y no hay razón para que les nieguen la decisión sobre la forma en que elegir a sus representantes ante el Parlamento.
“En los últimos años somos testigos de un proceso peligroso de deslegitimación de instituciones, de partidos y, lamentablemente, del sistema político en su conjunto. Una parte de las causas residen, precisamente, en la confianza perdida, en que cada ciudadano sea importante y que cada cual pueda, a través de su voto, cambiar el Estado y que la democracia ofrezca al ciudadano la posibilidad de participar directamente en la toma de decisiones. No hay instrumento más poderoso que el referendo para reforzar la confianza de los ciudadanos”, expresó el jefe de Estado
Ya al comienzo del debate, los diputados fueron proponiendo diferentes redacciones de las preguntas de incorporar un elemento mayoritario y del voto obligatorio, pero todas ellas fueron rechazadas. Desde el PSB pidieron que la mitad de los diputados fueran elegidos en forma mayoritaria en las regiones de un mandato y vincular con sanciones la votación obligatoria.
“Es que si los electores estén seguros que para ellos no se derivarán consecuencias favorables o desfavorables no habremos logrado un resultado palpable en el incremento de las intenciones de voto”, dijo Yanaki Stoilov.
Desde el Movimiento por Derechos y Libertades propusieron la elección mayoritaria de todos los diputados.
“Nuestro partido no será cómplice en que, mediante un cambio en el sistema electoral, se ofrezcan mayorías unipartidistas a la primera fuerza política en Bulgaria, sea cual fuere ésta”, señaló el líder de ese partido Liutvi Mestán.
Una votación por separado con respecto a las tres preguntas fue propuesta por el Frente Patriótico y la misma fue respaldada también por el partido GERB. Así en la votación por separado, gracias al PSB, el Movimiento por Derechos y Libertades, el Centro Democrático Búlgaro y el Bloque Reformista fueron rechazadas las preguntas relativas al elemento mayoritario y el voto obligatorio. Por holgada mayoría fue aprobada la decisión de celebrar un referendo únicamente en lo tocante a la pregunta sobre la votación por correspondencia por vía electrónico.
Mientras tanto, en los pasillos del Parlamento, se hacían conjeturas de si el fracaso de dos terceras partes del plebiscito habría sido parte de la transacción con el Movimiento por Derechos y Libertades a cambio del apoyo de ese partido para la reforma judicial. El Movimiento tiene razones para preocuparse ante eventual voto obligatorio. Al mismo tiempo, es evidente que no a todos los partidos les conviene la idea de agregar un elemento mayoritario a las elecciones. Krasimir Karakachanov, copresidente del Frente Patriótico calificó lo ocurrido de transacción pactada entre el Movimiento por Derechos y Libertades y el partido GERB.
“En la nueva votación, los votos del GERB se redujeron en 24, y eso fue suficiente para que no prosperara la decisión ya votada”, dijo Karakachanov.
Opinaba lo mismo Filip Popov, del Partido Socialista: “Hoy, una vez más, hemos sido testigos de esta asociación corporativa e histórica”.
Resultó que una parte de los partidos no habían respetado lo que políticamente habían acordado. Tsvetan Tsvetanov, presidente del grupo parlamentario del partido GERB, se mostró defraudado por el comportamiento del Bloque Reformista, su socio de coalición.
“Respecto al elemento mayoritario, debo decir que los reformadores y la forma en que éstos votaron no eran leales ante esas 570 mil firmas. Es que ellos hacían la recolección de las firmas y participaron en la deposición de las mismas ante el Parlamento. A mi me cuesta entender cuándo ellos son sinceros”.
Petar Slavov, por el Bloque Reformista explicó: “Respecto al voto obligatorio, nuestro grupo ha votado en forma distinta. Una parte de mis colegas votaron a favor, otros tenían sus objeciones de que se podría hablar de anticonstitucionalidad y, probablemente, por esta razón se abstuvieron de votar”.
La decisión del Parlamento no toma en consideración en forma completa la voluntad manifestada por el pueblo búlgaro de fijar las reglas para la elección de sus representantes. Así lo señalaba el jefe de Estado, Rosen Plevneliev, en su posición divulgada al término de la votación en sala plenaria, por la oficina de prensa de la Presidencia de Bulgaria. “La Constitución fija con claridad meridiana el papel y las responsabilidades de cada cual, para que funcione la democracia directa. La decisión final incumbe al Parlamento y a cada una de las fuerzas políticas representadas en éste corresponde una responsabilidad política por sus actuaciones”, señala el jefe de Estado búlgaro.
Versión en español por Mijail Mijailov
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