Uno de cada 150 niños en el mundo padece de autismo, o sea, un 2 % de la población del planeta. En Bulgaria todavía no hay un registro único para los niños y los menores con tales problemas. Se supone que los autistas son unas 140 mil personas. Son pocos quienes saben que el autismo es un estado que tiene que ver con problemas en la comunicación social. Precisamente por este obstáculo, la sociedad con frecuencia trata con desprecio a los enfermos. Petar Kondev y su esposa Lilia son de la ciudad de Pazardzhik y tienen cuatro hijos. Uno de ellos, Emil, tiene 10 años de edad y es un autista atípico. Están al tanto de los problemas de su hijo desde su más tierna infancia y desde entonces no han dejado de buscar una vía para su solución. Terapias infantiles, tratamientos y métodos, unos ayudan, otros, no.

Petar cuenta: “Lo que hay que hacer es no dejar de buscar y trabajar. Por el camino de la búsqueda llegamos a la oxigenoterapia hiperbárica o cámara hiperbárica. En Bulgaria esta terapia es poco conocida, ya que casi no hay cámaras hiperbáricas. Cuando supimos de este método la terapia se ofrecía solo en Varna y en Sofía. Teníamos que viajar. Por esto comenzamos con una cámara doméstica comprada del extranjero que nos facilitó un amigo nuestro. Después de 40-50 tratamientos los resultados eran muy deficientes. Decidimos continuar con una cámara auténtica. El problema es que la cámara doméstica trabaja con una presión muy baja y no dispone de oxígeno adicional y la esencia de la terapia está en el más alto nivel de oxígeno”.

La familia se trasladó por dos meses a Varna donde el niño fue sometido a una terapia de 45 tratamientos consecutivos en una cámara hiperbárica. Los resultados eran visibles, el niño comenzó a sentir su cuerpo mucho mejor, mejoró considerablemente sus capacidades motrices, comenzó a saltar en cama elástica. Algunos meses después, el tratamiento fue repetido en Sofía. Los resultados eran igualmente impresionantes y los padres quedaron convencidos de que esta es la terapia para su hijo Emil. El padre trató de buscar cámaras de este tipo y a convencer a los especialistas que sí son eficientes. Pero no hubo resultados.

“Tengo interés en la técnica y tal vez esto me ayudó en hacer una cámara hiperbárica. Ya no tenía ningunas dudas de que necesitábamos de ésta. Decidí probar al menos. No tenía dudas de que lograría hacer una cámara hiperbárica, ya que como construcción no es algo muy complejo. Uno debe tener el tiempo, los medios y el deseo de elaborarla. Yo tenía todo esto”.

En Bulgaria no hay una regulación normativa para las cámaras hiperbáricas. Esto puede resultar un problema si aparecen cámaras que no se ajustan a las condiciones necesarias pero Kondev está preparado para defender su invención. Su hijo utiliza la cámara desde hace dos meses. Está feliz, tranquilo, se comunica bien, los indicios del autismo son casi invisibles exceptuando el habla. Ya juega con los niños y es uno de ellos. Los padres están contentos por lo logrado pero les espera mucho trabajo y la terapia continúa. Les gustaría que la gente sepa que esta terapia ayuda no solo a niños con autismo, sino en casos de diferentes formas de retraso, problemas en el comportamiento, hiperactividad, etc. La cámara hiperbárica puede participar en muchos procesos: saneamiento de todo tipo de heridas, envenenamiento con gases, alimentos, líquidos, etc. Desde hace 10 años este tipo de terapia existe en países como Inglaterra, Italia y se usa gratuitamente en casos de esclerosis múltiple y parálisis cerebral infantil. 

Versión en español por Hristina Taseva
Fotos: Archivo personal