“A cada kilómetro”, “Tiempos viriles”, “Calor”... Son muchas y emblemáticas las películas que generaciones de búlgaros asocian con el nombre de Grigor Váchkov. El futuro actor teatral y de cine nació en 1932 en la aldea de Tránchovitsa. Hizo sus estudios secundarios en la Escuela Profesional de Viticultura y Enología de Pleven, en el centro-norte de Bulgaria. En 1951 llegó a Sofía a presentarse a exámenes de ingreso en la Escuela Estatal de Teatro (hoy Academia Nacional de Arte Teatral y Cinematográfico) llevando en la mano una maleta llena de... pan. Durante el curso preparatorio, el renombrado realizador teatral búlgaro, Grisha Ostrovski, hacía a todos y cada uno de los candidatos a la gloria la pregunta, ¿por qué estaban allí y qué papeles les gustaría interpretar? La respuesta de Grigor Váchkov rezaba que quería hacer papeles sobrehumanos. “Y en sus extraños ojos sesgados se veían llamas”, contaría más tarde su compañera de estudios, Tatiana Lólova, una de las grandes damas del arte búlgaro. Esta mirada brillante, la energía y el magnetismo inagotables de las actuaciones de Váchkov, le ayudaron a convertirse en estrella del cine nacional con sus roles en 44 películas búlgaras.
Antes de abandonar este mundo, en 1980, a los 47 años de edad, Grigor Váchkov dejó una rica biografía artística, ganándose además el amor del público, tanto en la pantalla como en el escenario teatral.
Entre sus encarnaciones teatrales más emblemáticas están las de las piezas “Caos” y “Lazariada”, del maestro del verbo búlgaro Yordán Radíchkov. El director teatral y de cine, Metodi Andónov,los presentó el uno al otro y esto marcó el inicio de una amistad extraordinaria. “No sé cuál fue la causa de que llegaran a ser tan cercanos: si se debió al origen campesino de los dos, a sus almas puras o a la espontaneidad y la modestia de ambos, pero era obvio que nacieron para ser amigos”, recuerda la esposa de Grigor Váchkov, Silvia.
En una entrevista a Radio Nacional de Bulgaria, el actor se refiere a los lazos de amistad que lo unían con el afamado escritor y dramaturgo:
“Mi relación con la obra de Radichkov, uno de los más grandes escritores búlgaros contemporáneos, además de antigua, es intrínseca. Más que unidad del pensamiento es unidad del sentimiento que teníamos en común. Mi padre depositó en mí bravura campesina, resistencia y sagacidad. El ser humano trabaja sobre sí mismo toda la vida, lucha por construirse como persona, pero siempre hay algo comiéndole por dentro, que trata de mantenerse allí, más cerca de sus raíces, a su carácter ventoso. La verdad en el arte siempre está en el nexo entre lo gracioso y lo triste, lo intensamente cómico y lo intensamente dramático. Es mi profunda convicción. Ahí es donde encontré y sigo encontrando aquello que me une a Radíchkov. Me preguntan si la riqueza artística y las transformaciones de Radíchkov son un cebo atractivo para el actor. Pues, yo personalmente nunca consigo transformarme por completo, nunca puedo engañar al espectador que no soy yo. Creo que esto es lo que me une a la obra de Radíchkov. Me siento muy cómodo en la piel de sus personajes”.
El papel más emblemático de Grigor Váchkov en el teatro es el del espectáculo unipersonal “Lazariada”, de dos horas y media de duración, escrito especialmente para él. Lo presentó más de 50 veces, incluso después de sufrir un ataque cardíaco.
El actor permanecerá para siempre en el corazón del público búlgaro con sus múltiples roles, su sonrisa serena y su vitalidad inagotable. El crítico, Nikola Vándov, lo describió en los siguientes términos: “Era un hombre que alentaba a la gente a perseverar, buscar “los tiempos viriles” en su día a día difícil, a ver el sentido y la belleza en la vida. No se dio por vencido hasta el final, se entregaba a la gente con una generosidad sin límites”.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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