Una leyenda cuenta que la parra fue plantada en el Paraíso por Satanás, por esto la naturaleza de esta planta es ambigua, divina y diabólica a la vez, y puede ser maligna para el que abuse de uno de sus frutos, el vino. Los proverbios búlgaros también describen la bebida divina de forma diversa, llamándole “alegramesa”, pero también “destrozacabeza”. En la tradición agrícola búlgara existen múltiples reglas y ritos que acompañan la plantación y el cultivo de los viñedos. Se cree, por ejemplo, que el viñedo nuevo hay que plantarlo con la luna llena para que, al cabo de un tiempo, los barriles se llenen de vino. No es recomendable, empero, hacerlo en un año bisiesto porque la vid no daría fruto. Aunque todas las faenas vitícolas y la producción del vino son consideradas tarea de hombres, el comienzo de la siembra de la vid debe ponerlo una mujer que haya parido muchos niños sanos. Formulando deseos de fertilidad y abundancia, ella vierte tres veces vino blanco sobre la tierra haciendo con él la señal de la cruz. Apenas entonces los hombres pueden comenzar su trabajo. Un plato obligatorio para el día de la siembra son los frijoles. Al sentarse a la mesa, los comensales expresan votos de que los vástagos den fruto abundante y que la uva alcance el tamaño de los granos del fríjol. Naturalmente, en la mesa festiva no debe faltar el vino. Para que haya buen vino es muy importante el rito del pan llamado barril. Este pan se prepara en Nochebuena de harina de trigo y semeja el recipiente de madera en que se guarda esta bebida. El señor de la casa lo llena simbólicamente de vino y bebe. Todos los presentes rompen un trozo del pan y lo llevan al viñedo. El pan barril está presente, asimismo, en los ritos de la festividad de Trifon El Podador, así como en la plantación de vides.
Según otra creencia, la uva no se debe tirar al fuego o en un lugar sucio, ya que representa el vino de la comunión. Si los racimos o los sarmientos son arrojados a las llamas, la uva se secará en la vid. Los sarmientos que quedan después de la poda de la viña no deben ser quemados antes de Pentecostés, de lo contrario la uva será pequeña y los racimos, pobres. Los muchos arcoíris en verano son un indicio de buen vino en otoño. Si en primavera en el arcoíris predomina el escarlata, el vino será bueno. Lo mismo presagia el color rojo de los vástagos de la vid en otoño. En las creencias populares búlgaras la vid tiene propiedades depurativas. En el tratamiento de ciertas enfermedades la medicina tradicional recomendaba beber sólo jugo de uva durante un par de días. Y, al vinagre obtenido del vino se le atribuía el poder de ahuyentar el mal de ojo. Por esto, a los niños y las mozas que estaban bajo el efecto de mal de ojo se les recomendaba lavarse con vinagre, sobre el fuego.
Se cree que las personas con nombre Lozán, para los hombres, y Lozanka, para las mujeres, y sus derivados, que provienen de la voz búlgara loza, que significa vid, como también Grozdán y Grozdanka, nombres masculino y femenino, respectivamente, derivados de la voz búlgara grozde, que significa uva, están dotadas de juventud eterna y de prosperidad debido a su relación con la vid y la uva.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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