Hay una cosa que no puede faltar en la cena de Nochevieja búlgara: la banitsa de los deseos. Este pastel tradicional consiste en capas de masa muy finas, enrolladas o superpuestas, rellenas de una mezcla de queso búlgaro, huevos y mantequilla. También se puede preparar con diferentes tipos de carne, con puerros, espinacas y otras muchas combinaciones de relleno, tanto salado como dulce. La banitsa es popular en cualquier época del año, pero la de Nochevieja es especial porque contiene sorpresas: se prepara en la misma noche festiva del 31 de diciembre, se corta en trozos y cada uno de los miembros de la familia o de los comensales recibe su trozo personal donde tendrá que buscar su “deseo” del próximo año. En búlgaro a estos deseos se les llama“kasmét”, que significa “suerte”.
Antaño, a la hora de preparar esta banitsa, las mujeres usaban pequeñas ramitas de cornejo con diferentes formas y diferente cantidad de brotes, a las que “pedían” salud, prosperidad, éxito y abundancia, y después las escondían con cariño entre las capas de masa antes de hornearlo. Así comenzó la tradición de los “deseos” de la banitsa festiva.
Con el tiempo, esta costumbre ha ido evolucionando: las ramitas de cornejo se han ido convertido en amuletos de la suerte de aspectos y materiales de lo más variado, con mensajes tanto serios como humorísticos, e incluso ha ido variando la forma de “esconderlos” en el pastel: si tradicionalmente los deseos se ocultaban siempre en el interior, hoy se pueden ver cada vez más a menudo repartidos sobre la superficie dorada y crujiente de la banitsa, enroscados en palillos.
Los deseos más habituales son, por supuesto, el “amor”, “un nuevo hogar”, “salud”, “dinero”, “un bebé”, “felicidad”…
Hoy hablamos con la joven Diana Mihova que también pedirá todas estas cosas a su banitsa de Novhevieja, pero que ha escogido una forma menos habitual de presentar sus deseos. Como casi todo lo bueno, esto también surgió de una manera espontánea:
"La idea en realidad fue de mi tía, que se dedica a los bailes tradicionales búlgaros (los horó) y quería hacerles unos regalos un poco más divertidos a sus amigos. Lo que me pidió en un principio era que simplemente dibujara a los bailarines con sus trajes de baile tradicionales (“nosíya”, en pl.“nosíi”). Lo que pasa es que, claro, yo soy artista y soy diseñadora, y una tarea así no la puedo hacer “simplemente”. Así que, lo primero que hice fue estilizar los diseños de los trajes para llevarlos a una forma sencilla y después vectoricé los dibujos en el ordenador".
Los deseos para la banitsa que ha creado Diana Mihova no sólo atraen por su forma inusual, sino también por las muchachas y muchachos que aparecen retratados en ellos, con trajes de las diferentes regiones folclóricas de Bulgaria. Esta tampoco fue una decisión arbitraria:
"Resulta que mucha gente en realidad no tiene ni idea de la autenticidad de los trajes en relación con las regiones de las que provienen. Yo misma soy la prueba de ello ya que no tenía apenas interés en los trajes tradicionales hasta que empecé a elaborar estas figurillas", confiesa Diana en la entrevista para Radio Bulgaria. “Quería transmitir su autenticidad en la medida de lo posible. Estuve tomando de referencia modelos originales, algunos de más de 100 años. También consulté a personas entendidas de este tema. Gracias a la idea de crear estos particulares deseos para la banitsa de Nochevieja, yo misma pude aprender más sobre los trajes folclóricos de Bulgaria, así que estoy muy contenta de haberlo llevado a cabo".
La parte más difícil del proceso de elaboración resultó ser la parte de atrás de las figuras.
"Queríamos que todo el mundo pudiera ver cómo es el traje por delante y también por detrás - que se vea el traje completo. No hay demasiadas fotos ni en Internet, ni en los libros. He tenido que utilizar mi imaginación en muchos casos, mirando una foto o un modelo de perfil, he intentando imaginar cómo sería de espaldas, sobre todo en el caso de los trajes masculinos. Para uno de los trajes de hombre, incluso acabé llamando a un museo para pedir más información puesto que de lo que se trataba era de recrear su autenticidad, no sólo de plasmar unas fotos de trajes", nos cuenta Diana.
El resultado final es realmente impresionante. Los detalles han sido recreados con una enorme precisión para se pueda experimentar la exquisitez del arte de la nosiya. Lo cierto es que primero surgieron solamente las 12 muchachas pero Diana decidió que se sentirían muy solas sobre el pastel, así que decidió crear sus equivalentes masculinos. La tipografía que se ha utilizado para escribir los nombres de los trajes y los deseos del año venidero, también ha sido creada por la propia autora.
Ahora diréis, ¿qué puede superar un corro de bailarines y bailarinas en sus bellos trajes folclóricos, bailando su tradicional horó sobre la corteza de una banitsa búlgara? Pues... ¡la propia banitsa! ¡Claro está! Para nuestra invitada, la más deliciosa de todas las bánitsas es la de su yaya - preparada con aquella deliciosa y finísima masa casera, estirada a mano.
Y, por supuesto, nosotros no podíamos quedarnos sin probar su receta...
600 g harina de todo uso
3 huevos
1 cucharadita (de té) de sal
1 cucharada (sopera) de aceite de girasol
1 cucharada de vinagre
250 ml de agua caliente
250 g queso blanco búlgaro
2 cucharadas de yogur (búlgaro)
aceite para engrasar el molde
· Batimos los dos huevos y añadimos el agua, la sal, el vinagre y la cucharada de aceite.
· Hacemos un hoyo en la harina (previamente tamizada) y vertemos dentro la mezcla anterior. Comenzamos a amasar. Amasamos “golpeando” la masa 50 veces (los golpes consisten en recoger la masa con las manos, levantarla en el aire y "tirarla" sobre la encimera, más o menos con fuerza, dándole así un buen golpe, N.del T.). Obtendremos una masa elástica, que vamos a dividir en 6-8 trozos, de los que formaremos bolas.
· Fundimos la mantequilla, bañamos con ella las bolitas de masa y las cubrimos con film transparente. Dejamos que reposen unos 30-35 minutos.
· Extendemos entonces cada bolita de masa en una capa muy fina, estirando suavemente y a poquitos con las manos. Se estira siempre desde los extremos, hacia fuera, agrandando así poco a poco el círculo de masa. Lo ideal es conseguir unas capas que sean translúcidas:)
· Ponemos el horno a calentar, a 180ºC.
· Preparamos una mezcla del huevo restante, el queso desmigajado y el yogur, y la esparcimos sobre las capas masa estirada, de forma regular.
· Enrollamos la masa sobre sí misma, formando un gran rollo relleno, y la colocamos a modo de caracola en la fuente engrasada.
· Horneamos a 180ºC por unos 25 minutos aproximadamente, o hasta que la superficie quede bien dorada.
Una vez lista la banitsa, la sacamos del horno, salpicamos por encima con un poco de agua y cubrimos con un paño limpio unos minutos, antes de cortar.
Después, cortamos, repartimos y….¡a buscar deseos!
¡Feliz Año Nuevo búlgaro!
Autor: Desislava Semkovska
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Ivelina Cholakova, Ani Petrova, Archivo
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