No es fácil el destino de los jóvenes búlgaros que han vivido y crecido en centros de infancia sociales. Una vez que llegan a la mayoría de edad, ellos se van de los orfanatos y se encuentran en la calle, literalmente. La vida los lanza directamente allí donde las aguas son profundas y muchos de ellos se ahogan en vicios como la prostitución, el robo, la droga.
Una mano tendida a tiempo podría serles de gran apoyo para ayudarlos a adquirir habilidades sociales y profesionales y confianza en si mismos.
Semejante apoyo procura facilitar a los niños que se marchan de los orfanatos un grupo de empresarios búlgaros, miembros de la fundación “Juntos”. Empezaron su actividad hace unos años con una campaña benéfica bajo el lema “Regalemos cobijo juntos”.
La campaña gozó de gran respaldo por parte de personas de las profesiones más variadas y hace un año fue construida en un pueblo cerca de Sofía una residencia denominada “Juntos”.
En ella, los jóvenes que han cumplido 18 años y se marchan de los hogares sociales de huérfanos pueden residir de tres meses a un año. Durante este período deben encontrar trabajo y vivienda fija.
¿Qué ha pasado en la residencia “Juntos” después de su construcción?
Cuenta Carolina Dzhinovska, de la fundación “Juntos”.
“Durante este año en la villa ha habido tanto problemas como fiestas, como en cualquier familia, porque este hogar es la familia temporal de los jóvenes. No han faltado problemas, y los hemos solucionado juntos. Son problemas netamente personales: de si será una gran rémora para su futuro la falta de conocimientos y habilidades, o la incapacidad de distribuir el presupuesto personal o las lagunas en la educación y los estudios. Superamos estos problemas según lo exija el caso concreto.”
Actualmente, en la residencia viven 12 jóvenes. Dos de ellos tendrán que marcharse pronto. Llegarán otros. La condición obligatoria para poder residir allí es que los trabajadores sociales les ayuden activamente a conseguir trabajo y asistir a cursos de cualificación profesional. Hay cursillos de formación de camareros, sastres, cantineros, peluqueros.
Algunos optan por presentarse a exámenes de ingreso en universidades, y cuentan con la ayuda de profesores voluntarios, de literatura, matemáticas, etc., y de un trabajador social y un psicólogo. A cada uno de los jóvenes se les prepara un plan individual y un expediente y, según sea necesario, se recaba la ayuda de otros especialistas, porque a veces los problemas que pueda tener un muchacho que haya crecido en un orfanato son difíciles de percibir.
Esto explica Carolina Dzhinovska y añade:
“Los donadores son muchos, tal vez ya llegan a mil. Los hay quienes nos ayudan con dinero para que podamos existir, y los hay quienes nos regalan alimentos, ropa, combustible. Lo bueno es que también el ayuntamiento del municipio en cuyo territorio se encuentra la residencia nos ayuda materialmente. La crisis no permite que esta ayuda sea grande, pero algo es algo. A pesar de todas las dificultades estamos juntos y el proyecto continúa.”
Versión al español de Venceslav Nikolov
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