La mayoría de búlgaros relacionan Kiustendil con las termas. Esta ciudad en el suroeste de Bulgaria tiene fama de centro de balnearios de aguas termales desde la época socialista, cuando estaba llena de turistas y de gente de vacaciones. En aquella época la ciudad disponía de muchas clínicas y estaciones de servicio, que proporcionaban a trabajadores de toda Bulgaria descanso saludable a precio simbólico. En los años de transición, sin embargo, muchas de esas bases fueron abandonadas, y la reputación de la ciudad como lugar atractivo de turismo de balneario se marchitó.
Los nuevos spas y balnearios de la ciudad ofrecen estupendos planes de descanso, con gran abundancia de programas de curación y relajación. Algunos de esos complejos de cinco estrellas son muy lujosos, y alojan a los huéspedes más ricos del país y del extranjero. Hacia finales de 2015 terminará la construcción de un complejo balneario municipal con un hotel adyacente, que funcionará a través de una mutua sanitaria. La idea es atraer también huéspedes de la UE, a través de mutuas extranjeras, asegura Stoyán Dertlíyski, de Kiustendil.
Kiustendil es una de las ciudades más antiguas en el territorio de la Bulgaria actual. En el siglo V a.C., alrededor de los manantiales de aguas minerales se asentaron los tracios, y más tarde, atraídos pon las propiedades curativas de las aguas locales, llegaron a la región los romanos. Como testigos de su presencia quedan restos de antiguas termas muy bien conservadas, construidas con una precisión nunca vista con anterioridad. Los romanos llamaban a la ciudad Pautalia, y esparcieron la fama de sus manantiales curativos por todo el Imperio. Actualmente, los restos de las termas de antaño que hay en el centro atraen la curiosidad de los turistas.
El otro emblema de Kiustendil es una fortaleza de la Baja Edad Media en la colina Jisarlaka, restaurada recientemente. La administración local apuesta por el turismo cultural con la idea de popularizar su patrimonio cultural. Así, conjuntamente con las comunidades vecinas de Zemen y Nevestino, recientemente se llevó a cabo un tour a lo largo de la región de Strumá, que abunda en monasterios, iglesias y restos de hace siglos. “Merece que hagn un recorrido hasta la cascada Polska Skakávitsa, de 50 metros de altura. La vista es espectacular”, dice Stoyán Dertlíyski. En realidad la bonita naturaleza, el aire puro y los paisajes aún no tocados por el hombre de la cercana montaña Osogovska, son el motivo por el que cada vez más turistas eligen la ciudad como lugar de descanso. El macizo despliega sus verdes pendientes hacia la zona fronteriza con la vecina Macedonia, y el pico más alto, Ruen, que alcanza los 2.251 metros sobre el nivel del mar, es uno de los diez principales de Bulgaria. “En la montaña Osogovska también es posible practicar el ecoturismo”, cuenta Stoyán Dertlíyski:
“Es una montaña suave, similar a Vitosha en sus picos redondeados. Y como el pico se encuentra en la frontera con Macedonia, cada año a finales de agosto, se organizan en la cima competiciones con participantes de ambos países. En la montaña se pueden hacer excursiones, y hay tres empresas de turismo locales que ofrecen muy buenas condiciones. Además, en los alrededores de Kiustendil hay estupendos recursos para hacer rutas en bicicleta que conducen a los lugares más pintorescos de la montaña. Quienes lo deseen pueden alquilar bicicletas en nuestra oficina de turismo. En el municipio hay también un centro turístico que proporciona información sobre las atracciones locales y las posibilidades de alojamiento. Anualmente en Kiustendil se reciben entre 100.000 y 150.000 turistas. Entre ellos hay muchos extranjeros, principalmente de otros países balcánicos como Grecia, Serbia y Macedonia, pero también ingleses, franceses e israelíes, interesados en el turismo cultural y termal”.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: kustendil.bg