Más de cien mil turistas del mundo entero han visitado el Palacio y el Jardín Botánico de Balchik desde comienzos del año 2014. Esa costera ciudad búlgara del litoral norte del Mar Negro búlgaro, de casas blancas posadas como aves en las colinas que bordean la costa del mar, es , por tradición, lugar preferido para el veraneo de turistas extranjeros y nacionales. Hay que decir, sin embargo, que también en el resto de épocas del año reina en esa localidad una agradable animación por el gran número de manifestaciones culturales que durante el año se organizan en ella.
El Palacio, que de por sí, es una obra maestra de la arquitectura fue proyectado por los arquitectos italianos Amerigo y Augustino para que sirviera de residencia veraniega de la reina rumana María de Edimburgo a comienzos del siglo XX, cuando esa porción de la Bulgaria actual era temporalmente posesión de la vecina Rumanía. Las obras de construcción del magnífico conjunto se iniciaron en 1924 para concluir en 1934. En su aspecto arquitectónico se han entrelazado elementos búlgaros antiguos, góticos, orientales, moriscos.
El Jardín Botánico anexo al Palacio fue creado, tras la liberación de la ocupación rumana, por el académico Daki Yordanov, rector a la sazón de la Universidad Central de Sofía. Sus instalaciones son de las más concurridas en la zona, sobre todo en verano, cuando hay en Balchik turistas del mundo entero.
En lo que va de año han recorrido las instalaciones de este conjunto arquitectónico básicamente visitantes de Bulgaria, Rusia, Rumanía, Alemania, Polonia, Israel y los países escandinavos. Además, el palacio ha sido visitado por turistas de países más lejanos y exóticos como China, Japón, Australia. Los turistas gustan de hacerse fotos en el pétreo trono que hay en la antigua residencia de la reina rumana María. El trono, declarado patrimonio cultural, fue hecho en el siglo II y llevado de Florencia a Bulgaria por la reina. Los turistas, tanto nacionales como extranjeros, no se olvidan de arrojar monedas al Pozo de Plata, pues se cree que, de hacerlo, volverán a esa pintoresca costa. El pozo, que la gente de la zona utilizaba desde el siglo XVIII ha sido llamado “de plata” por su agua clara, plateada y siempre fría.
De las instalaciones más visitadas en el Jardín Botánico de Balchik forman parte también el chalet “El nido apacible”, la Capilla de la Santísima Virgen María y el Puente de los Suspiros. Todas las curiosidades arquitectónicas, incluidas las fuentes, decoradas con pétreos medallones, las verjas de hierro, las tinajas y las inscripciones han sido reunidas en un catálogo digitalizado. El Palacio y el Jardín Botánico de Balchik forman parte de la lista de los Cien Sitios de Interés Turísticos en Bulgaria.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo