Las Abuelas de Dobarsko embelezan a los turistas con sus claras voces, inesperada agilidad e inagotable sentido del humor
Снимка: Veneta Nikólova
En pleno verano, la aldea de Dobarsko goza de una auténtica invasión de turistas. Venidos de todos los confines del país y del extranjero, se alojan en las acogedoras casas locales convertidas en hoteles familiares para saborear las delicias de la sana vida aldeana, en medio de un hermoso paisaje. Rodeada por las colinas boscosas de tres montañas: Rila, Pirin y Ródope, la aldea de Dobarsko promete a sus visitantes un ambiente fresco, un aire cristalino que es una delicia respirar, la frescura del verdor que rodea las casas y la posibilidad de conocer el modo de vida tradicional y el folclore de una población que se enorgullece de sus tradiciones, celosamente guardadas. No es de sorprender que el signo identificativo de la aldea sean… las abuelas de Dobarsko.
A media mañana la plaza de la aldea suele estar muy animada… Resuenan voces que hablan un idioma diferente del búlgaro. Es que acaba de arribar un autobús que ha traído a un grupo de turistas venidos a disfrutar de la aldea acurrucada en las faldas de tres montañas.
Las Abuelas de Dobarsko actúan no solo en la plaza del pueblo sino también en los hoteles de Bansko
Sin perder tiempo, el guía turístico invita a los turistas a acompañarle a la magnífica basílica de tres naves San Teodoro Estratilato, en la plaza del pueblo, a cuya entrada ya se ha reunido el grupo folclórico de las abuelas de Dobarsko. Engalanadas en sus multicolores trajes tradicionales, una decena de abuelitas reciben a los visitantes dándoles la bienvenida, a la usanza tradicional, con un pan casero, miel y sal mezclada con pimentón y ajedrea. Tras las habituales palabras de bienvenida, las abuelitas saludan a los turistas con una hermosa canción tradicional búlgara. Su canto está lleno de alegría y anhelo de bonanza. Ate los ojos de los turistas estupefactos, las abuelitas se toman de las manos y empiezan a bailar la tradicional ronda joró, con envidiable agilidad, aparentemente impropia de su edad, e invitan al público reunido en la plaza a unirse a su danza. Muchos turistas no se hacen rogar y se suman de inmediato al baile.
La aldea de Dobarsko recibe huéspedes en verano y en invierno
Así es Dobarsko. Allí los ánimos son siempre festivos y, por tradición, los visitantes son acogidos con el corazón abierto. Esta pequeña aldea, sita a pocos kilómetros del más concurrido centro de montaña búlgaro, Bansko, es un gran atractivo para los esquiadores en invierno y para los amantes del senderismo en verano.
Todo quien decida visitar este rincón de Bulgaria, tan agraciado por la naturaleza, puede reservarse por anticipado una cita con las abuelas cantoras de Dobarsko, que nunca deniegan semejantes invitaciones. Actúan no solo en la plaza del pueblo sino también en los hoteles de Bansko, y embelezan a los turistas con sus claras voces, inesperada agilidad e inagotable sentido del humor.
Fiesta en la plaza de Dobarsko
Su repertorio es muy amplio. Habitualmente presentan danzas, canciones y ritos típicos de esta parte de Bulgaria. Su lema es “Que el canto emane del manantial de los orígenes”. Son, además, maestras de la sátira tradicional. Toman de la vida sucesos o leyendas y las reproducen con gran aire artístico, mereciéndose las ovaciones del público. Merece la pena destacar que las abuelas de Dobarsko son asesoras del grupo llamado Muchachas de Dobarsko, que tienen ensayos semanales en la Casa de Lectura local y se disponen a continuar esta elogiable tradición.
Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo
La iglesia de San Teodoro Estratilato
Tras la cálida bienvenida que les brindan las Abuelas de Dobarsko, los visitantes se dirigen a otro gran atractivo de la aldea: la iglesia de San Teodoro Estratilato, construida en 1614 y conocida por sus inigualables frescos de más de 400 años, hechos por un iconógrafo anónimo. Conocedores afirman que las imágenes son muy vivas y perfectas, y semejan las obras maestras florentinas del pintor renacentista italiano Giotto. Lo que más admiran los múltiples visitantes del templo es su fresco más conocido, que presenta la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo. En este fresco El Salvador está representado a bordo de un cohete espacial a punto de despegar, envuelto todo en llamas, sobre el telón de fondo de la estratosfera claramente perfilada en el espacio.
Tras la visita a este impresionante templo, el turista suele tomar alguno de los senderos que serpentean por los alrededores del pueblo en medio de la floresta, y disfrutar del aire puro saturado del aroma de las plantas medicinales. Embelesado, decide quedarse más tiempo en Dobarsko para disfrutar mejor de este lugar autóctono, que ha sabido preservarse de la modernidad y que guarda celosamente sus tradiciones folclóricas, musicales y culinarias.
Versión en español por Raina Petkova
Fotos: Veneta Nikólova
По публикацията работи: Veneta Pavlova
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