En el umbral del preclaro natalicio de Jesucristo, Nochebuena, su santidad el patriarca Daniel y metropolitano de Sofía ha dirigido su mensaje a todos los miembros de la Iglesia Ortodoxa Búlgara. “En el silencio de las oraciones, todos reunidos en casa, esperamos que se cumpla lo que fue vaticinado hace muchos siglos por nuestros ancestros: el Natalicio del Salvador”, señala con amor paterno su santidad y hace hincapié en la importancia de este gran acontecimiento que es “el inicio de la renovación del hombre y de todo el Universo”.  

“El Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad, nació como un hombre del espíritu santo y la purísima Virgen María, con alma humana, en cuerpo humano, con mente humana y voluntad y vida humanas”, recuerda el patriarca Daniel.

“Esta gran maravilla, este gran secreto está más alto incluso de la creación del mundo. Junto con todos los ángeles desde lo más profundo de nuestras almas exclamamos: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace”. Gloria a Dios quien no nos abandonó. Gloria a Dios quien nunca nos olvida. Gloria a Dios quien vivió como hombre para salvarnos del pecado y de la muerte. Gloria a Dios quien se humilló y limitó para elevar, liberar y salvar a los hombres. Gloria a Dios quien nos trajo su paz divina. En estos tiempos de guerras, inseguridad y miedo por el futuro, nuestra única esperanza y consuelo es Jesucristo ya que nosotros tenemos su promesa: “Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.  

La buena voluntad, en palabras del patriarca búlgaro, se expresa en el deseo de servir a Dios y al prójimo, pero a la vez debemos arrepentirnos por nuestros pecados y pedir perdón al prójimo. Debemos vencer la soledad mediante la comunicación con Cristo, y la tristeza y la desesperación con fervorosas oraciones, confianza en la divina providencia y participación en la vida de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, dice el patriarca búlgaro.  

En sus palabras, la buena voluntad es ayudar de todo corazón a nuestros hermanos y hermanas que sufren, están enfermos o afrontan distintas privaciones y dificultades. Esto significa, asimismo, renunciar a nuestro interés personal y deseos egoístas en nombre de nuestros prójimos y de Dios. Debemos tener en la mente únicamente Su nombre sacro, recuerda el patriarca Daniel:

“Hermanos y hermanas en nombre de Dios, en Nochebuena, en vísperas de la Navidad de Cristo, vemos claramente el futuro que Dios ha previsto para nosotros: estará a nuestro lado ahora y hasta siempre. Dios está con nosotros. Esta es su buena voluntad inalterable. Por esto en la iglesia cristiana nadie está solo. Cristo está con nosotros siempre y de una manera inalterable, estemos a su lado nosotros también, estemos al lado de nuestro Señor y Salvador.

La fe ortodoxa no abandona a las personas a su suerte, sino que les da sentido y objetivo, les da fuerzas y coraje para superar con la ayuda de Dios cada dificultad, cada inconveniente y tentación. ¡Que el Natalicio de Cristo sea el comienzo de un profundo y noble cambio en nuestro modo de pensar y de vivir, en nuestra relación con Dios y con los prójimos! ¡Que con viva fe, humildad, con profundo arrepentimiento y con obras que expresan nuestro amor por Dios y por las personas hagamos de nuestros corazones pesebres para que el joven Dios Jesucristo nazca en ellos y para que tengamos vida eterna!”.  

¡Feliz Navidad!

¡Que el Año Nuevo abunde en paz, bienestar y salvación!