Desde las ruidosas cocinas de los restaurantes londinenses de estrellas Michelin, hasta un pequeño pueblo, cobijado en los adentros de los montes Ródope… El camino de Petko Sharankov es un camino lleno de giros y de sorpresas. Tras años en Londres, donde llegó a dominar el arte de la cocina europea, él regresa a Bulgaria y, una vez ahí, el chef acaba asentándose con su familia en el pueblo de Kosovo, donde empieza a crear unos nuevos estándares en la alta cocina búlgara. Y aquí viene la gran pregunta, ¿por qué un chef de renombre, con casi 20 años de experiencia en restaurantes de élite, decide dejarlo todo para “experimentar” en un pueblo en que reisden 40 habitantes?
“Cuando llegué a Reino Unido, en 2005-2006, mi idea era aprender con los mejores. En aquel entonces Gran Bretaña era “la punta de la lanza” en cuanto a gastronomía. Pasé mucho tiempo en cocinas de ese nivel, aprendí muchas cosas y, después de 10-15 años, teniendo ya una familia y 3 hijos, había llegado un momento en mi carrera en que me apetecía crear algo mío propio. Porque, cuando trabajas en sitios como esos, son otros los que dictan las reglas. Tú puedes dar consejos pero no dejas de ser una rueda más en el engranaje de la gran máquina”, comparte Petko Sharankov en una entrevista con Radio Bulgaria.
Desde el pasado mes de julio, el chef Sharankov dirige su propio restaurante de cocina de autor, que no deja nada que envidiar a los que presumen de estrellas Michelin. Petko Sharankov cuenta que su encuentro con el pueblo de Kosovo fue pura casualidad. Un amigo suyo le comentó que allí buscaban un chef que se encargara de la taberna del pueblo y ahí empezó todo:
“Hasta aquel momento no sabía nada del pueblo de Kosovo. Sabía dónde se encontraba, un poco en la nada, pero cuando pisé por primera vez ese lugar, me di cuenta que era un lugar mágico. Yo tengo una relación muy especial con los montes Ródope. Cuando me planté en el porche de la taberna y miré a mi alrededor, con la vista puesta en las montañas que me rodeaban, entonces me dije a mi mismo: “Vale, ¡este es un buen sitio!” Ni siquiera me importaba si el restaurante iba a funcionar bien o no. Simplemente, me encantó el lugar”.
Para el chef Sharankov cocinar no significa simplemente preparar comida, sino que es una manera de comunicarse con las personas. De contarles historias del pasado, y ofrecerles una experiencia inolvidable. No sólo para el paladar, sino para el alma.
“Tuve el privilegio de crecer junto a mis abuelas. Por eso, lo que yo busco en mi cocina son aquellos sabores con los que yo he crecido. Las cosas con que me alimentaba al despertar cada mañana, lo que comía y cenaba en aquel entonces, o los platos que me cocinaban, con cariño y con ganas. Estos sabores son mis favoritos. Esa es para mi la cocina búlgara. En mi restaurante uso productos locales y antiguas técnicas de cocina, que han ido pasando de generación en generación en esta zona de Bulgaria. Aquí todo nos llega de pequeñas granjas locales. La carne nos la proporcionan ganaderías pequeñas de localidades vecinas, y lo mismo el yogur - es decir, todos nuestros productos son producidos como mucho a unos 30km de Kosovo. Cuando partes de esa base, y le unes la experiencia y las técnicas adquiridas en alta cocina, el resultado final es una fusión de sabores clásicos, con métodos modernos”, explica el chef Sharankov.
No tarda en llegar el interés hacia sus creaciones culinarias. Y no es de extrañar, ya que, además, el restaurante está ubicado en uno de los pueblos más pintorescos de los montes Ródope. Son cada vez más los viajeros gastronómicos - tanto búlgaros como extranjeros - los que visitan Kosovo, ya no únicamente por sus bellas casas tradicionales, posadas sobre las colinas de la montaña, sino ahora también por la cocina del chef búlgaro. “Esta gente viene no sólo para degustar platos o bebidas regionales. Ellos vienen a conocerme, a contactar, a preguntarme qué técnicas utilizo para tal o tal plato, de dónde provienen los productos que uso…”, cuenta el chef Sharankov, cuya visión de la cocina tradicional de los Ródopes, ahora actualizada, está a punto de convertir el pueblo de Kosovo en un nuevo destino gourmet para los turistas en Bulgaria.
Autor: Veneta Nikolova
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Petko Sharankov
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