La vida de los búlgaros en la República Checa es muy ajetreada. Trabajan en masa en distintas fábricas, el trabajo es por turnos, el cansancio se acumula y la gente no quiere viajar a la capital un domingo sólo para poder votar. Así explica Irena Angelova, de Mladá Boleslav (República Checa) el escaso interés por el proceso electoral que muestra hoy la gente. Ella consiguió votar a primera hora de la mañana, e informa de que a mediodía sólo había unos 400 votantes en los tres colegios electorales abiertos en la embajada de Praga.
“Lo que me impresionó es que cuando lanzaron la plataforma de registro electrónico para el voto, muchos búlgaros en la República Checa se registraron por lugar de residencia y esperaban que pudiéramos volver a tener colegios electorales por ciudades, igual que durante la pandemia”, explica Irena Angelova ante Radio Bulgaria:
“Las autoridades checas han aprobado tener secciones sólo en nuestra embajada en Praga, pero no en las diferentes localidades. Esto me resulta bastante extraño. En todos los demás países han permitido muchas secciones, pero en este país no. Así que muchos búlgaros que están en pueblos más alejados, otra vez más se quedan sin poder votar porque no todos tienen coche o no disponen de tanto tiempo libre. A día de hoy los búlgaros de aquí ya son apáticos a las elecciones, se han hartado de votar”.
“A mi me gustaría que se prestara mucha atención a la industria en Bulgaria”, comparte Angelova sus expectativas. Ve que muchos de sus compatriotas en la República Checa quieren volver a casa, pero temen quedarse en el paro: “No hay fábricas en Bulgaria y el problema salta a la vista, sobre todo en las ciudades más pequeñas”.
“Hoy mismo hablábamos de esto precisamente con otros búlgaros, frente al colegio electoral de Praga: no hay trabajo ni siquiera en ciudades como Pleven, Varna, Vidin, Plovdiv, Blagoevgrad… Esto me resulta extraño, y tal vez venga sucediendo desde los acontecimientos posteriores a 1989. Es cierto que hay profesiones que están muy bien pagadas, pero luego en el comercio, las sastrerías o muchas de las profesiones más difundidas, la gente apenas gana el salario mínimo. Ahora en el Parlamento quieren votar que el salario mínimo en Bulgaria pase a ser de unas 1070 levas (535 euros), mientras que en la República Checa el salario mínimo es de 18 mil coronas, lo que equivale a casi 1400 levas (700 euros). En la República Checa hay muchas industrias y escasea la mano de obra, por lo que muchos búlgaros, eslovacos y polacos vienen a trabajar aquí. Pero el trabajo es duro y la gente enferma rápidamente. Los búlgaros quieren volver a su país”.
Tenemos que encontrar una solución esta larga crisis política en Bulgaria, hacer algún tipo de coalición para que las cosas puedan arrancar”, termina añadiendo Irena Angelova.
Autor: Gergana Mancheva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Reuters, Archivo personal
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