El pasado sábado, 12 de octubre, la Academia de Ciencias de Bulgaria celebraba solemnemente el 155º aniversario de su fundación con una recepción oficial y un concierto en la Ópera y Ballet de Sofía. Esta ocasión tan especial ha sido precisamente el motivo de la primera visita a Bulgaria del Dr. Luis Velázquez Pérez, que fue invitado por la Academia búlgara. El Dr. Luis Velázquez, médico e investigador dedicado al campo de las neurociencias, médico activo en el campo de la neurología, y actual presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, nos brinda la oportunidad de asomarnos al inmensurable mundo de la ciencia y conocer la profunda motivación científica que le ha legado a Cuba su historia.
Hoy, día del 64º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Bulgaria, se siente más presente aún la necesidad de cuidar y apoyar las relaciones bilaterales con los vecinos y con el mundo entero.
“Hoy, más que nunca, hay una necesidad de integrarnos y ese es uno de los objetivos de esta visita”. Con estas palabras comenzaba nuestra conversación con el Dr. Velázquez, en la mesa redonda de la Embajada de Cuba, en Sofía. Entre los motivos de su visita a Bulgaria, se encuentran temas relacionados con el desarrollo y la comunicación científica, la difusión tecnológica, el desarrollo de la inteligencia artificial y, por supuesto, todo lo relacionado con las investigaciones en el campo de la neurociencia, la neurotecnología y la biomedicina, de cara la preparación ante los diversos retos que afronta hoy la humanidad.
Precisamente los retos comunes, los desafíos de la ciencia en estos tiempos en que nos toca vivir, son lo que impulsa más fuertemente aún a unirse y colaborar a instituciones como las Academias de Ciencias.
La lista es larga. Hablamos de la prevención ante los fenómenos ambientales y las crisis sanitarias, y de sus consecuencias, de buscar recursos en los campos de la energía y las fuentes renovables, o de formas de ahondar en los temas relativos al campo de la ciencia social y humanística, la identidad nacional o la calidad de vida, entre muchos otros.
“Tenemos el ejemplo clásico de la pandemia de la COVID-19, que ha impactado a la humanidad y ha dejado grandes huellas, incluída la depresión que afecta prácticamente al 13% de la población… Unidos a esto están los fenómenos relacionados con el cambio climático que tienen una repercusión directa sobre la salud del ser humano, y conllevan a la aparición de nuevas enfermedades y a un incremento de la mortalidad prematura. Tenemos el problema de la recesión económica internacional tras la pandemia, que también ha tenido serias consecuencias globales. Y, no olvidemos los conflictos bélicos que ocurren a nivel mundial, y que están sacudiendo el desarrollo de la sociedad, en el más amplio sentido”.
“A todo esto hemos de añadir el envejecimiento poblacional que genera nuevos retos al provocar un incremento de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, que se ha convertido en otra epidemia mundial. Las enfermedades neurológicas, en general, constituyen hoy la causa principal de discapacidad en más del 40% de la población del planeta”.
Y, en el caso de Cuba, junto a todos estos factores, sus habitantes se enfrentan además a una situación todavía más compleja, a causa del bloqueo económico-financiero impuesto por Estados Unidos desde hace más de 60 años, y al hecho de que el país haya sido incluido en la lista de países terroristas. “Es por eso que para Cuba constituye un valor extraordinario el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación que hoy son imprescindibles para poder enfrentarnos a estos desafíos”, explica el Dr. Velázquez.
Muchos de quienes nos encontramos al otro lado del charco, desconocemos que Cuba tiene un sistema de ciencia e innovación tecnológica envidiable: “Contamos con aproximadamente 240 instituciones dedicadas a la investigación, 50 universidades, 25.000 profesores y más de 86.400 trabajadores de la ciencia en sentido general, el 53% de los cuales son mujeres. Y cerca de 19.000 de estos trabajadores obtienen la categoría de grado científico de Ph. D., o de doctor en ciencias. Tenemos más de 8.300 investigadores titulares, y más de 100 programas donde los científicos exponen sus proyectos”.
Por supuesto, la Academia de Ciencias de Cuba es una parte poderosa de este sistema, siendo la primera Academia del continente americano, con una larga trayectoria que se remonta al siglo XIX - aún en tiempos de colonización española. Gracias a la persistencia del pueblo cubano, y de sus científicos, hoy la Academia cuenta con 162 años de historia, y representa una de las instituciones más fuertes de la región de las Américas, agrupando a más de 500 científicos de alto nivel, incluidos unos 60 miembros internacionales con premios Nobel. Su amplia red de filiales, distribuidas por todo el país colabora con instituciones nacionales e internacionales en un incansable afán por el desarrollo del potencial humano.
“La capacidad creativa se impone ante las limitaciones y este es un fenómeno que caracteriza a los cubanos. Es decir, la resistencia y la resiliencia que hemos desarrollado para saltar los obstáculos, que viene desde el siglo XIX, cuando los intelectuales de aquella época intentaron crear la Academia de Ciencias pero la colonia española lo impidió. Sin embargo, los cubanos insistieron. Treinta y siete años después lograron que la Academia se fundara. Y hoy es toda una institución al servicio de la ciencia nacional y universal. Una institución nacional, independiente y oficial del Estado cubano”.
Pese a los problemas añadidos, el desarrollo científico no ha dejado de ser una fuerza motriz en Cuba. La industria biofarmacéutica cubana, por ejemplo, ha logrado avances significativos en el desarrollo de vacunas, como la de la COVID-19, desarrolladas por la industria BioCubaPharma, o en el desarrollo de medicamentos para la prevención y el tratamiento de enfermedades neurológicas degenerativas, como las ataxias hereditarias y el Alzheimer.
“La Academia de Ciencias de Cuba está trabajando exhaustivamente en la creación de grupos temporales o permanentes de trabajo de expertos, similares a los que se formaron para hacer frente a la pandemia de la COVID-19. Estos grupos tuvieron un papel crucial, puesto que ayudaron a detener la pandemia y a facilitar la evolución favorable de muchos pacientes que estaban en un estadio grave de la enfermedad. A día de hoy se han creado otros muchos grupos similares para las diferentes áreas de prioridad - los ya mencionados cambios demográficos, el cambio climático, las neurociencias, la inteligencia artificial, la seguridad alimentaria, la transición energética y la descarbonización, la nueva biología... Todo esto requiere de un desarrollo en el potencial humano y la investigación, y un refuerzo de la capacidad de innovación”.
En esto es primordial el papel de la Academia de Ciencias. En palabras del Dr. Velázquez, las Academias son entidades científicas que tienen una función de integración de la ciencia a escala internacional. Y, en este sentido, entre Cuba y Bulgaria existe una larga relación de amistad y científica. La historia de colaboración entre ambas Academias de Ciencias data ya desde los años 90. Hoy esta colaboración bilateral continúa, adaptándose a una nueva realidad y a su problemática que, como venimos diciendo, ya no afecta a una sóla nación, sino a todas. “Por eso hoy debemos ubicarnos en un concepto fundamental: que la humanidad está amenazada de manera compleja por cuestiones que no son sólo de un país o de otro. Un ejemplo de ello son las epidemias. A estas cuestiones es a las que aquí llamamos ‘globales’”.
De ahí que, para avanzar, es esencial la cooperación entre instituciones a nivel internacional. Con ese objetivo precisamente, el presidente de la Academia de Ciencias de Bulgaria, Yulian Revalski estará viajando a Cuba el próximo 20 de octubre (Día de la Cultura Nacional Cubana), donde se firmará un convenio entre ambas Academias con el fin de desarrollar un plan de trabajo para la investigación científica, como meta conjunta.
Vemos que son muchas las respuestas pendientes que retan a día de hoy la gran red de mentes científicas del mundo. ¿Cómo prepararnos para el futuro? ¿Cómo enfrentar las nuevas epidemias? ¿Cómo abordar las nuevas enfermedades derivadas del envejecimiento de la población, o de los fenómenos medioambientales? ¿O cómo diagnosticar tempranamente los trastornos cognitivos como el Alzheimer, y reducir sus consecuencias en el individuo, en las familias y en la sociedad?
Hoy, 14 de octubre, día en que, en 1960 se establecían las relaciones diplomáticas entre Cuba y Bulgaria, la visita del Dr. Luís Velázquez cobra un valor añadido, pues resalta, como bien dijo él mismo, la importancia de dar continuidad a las colaboraciones científicas internacionales y al papel de la Academia de Ciencias como núcleo integrador en los tiempos complejos en que vivimos.
Hoy volvemos la mirada con esperanza hacia el futuro. Un futuro común que ya no es sólo un futuro de hombres de ciencia, sino que es ahora un presente.
Autor: Alena Markova
Fotos: Academia de Ciencias de Bulgaria, Facebook / Academia de Ciencias de Cuba, Página Oficial de la Academia de Ciencias de Cuba, BTA, X / Dr.Cs. Luis C. Velázquez Pérez, Archivo personal
“La sociedad de los científicos es la sociedad verdaderamente universal” A.Einstein, durante su visita a la Academia de Ciencias, en 1930
El Dr. Luis Velázquez Pérez es doctor en Ciencias Médicas, especialista en Neurología y Neurofisiología, además de presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, miembro de la junta directiva de la Sociedad Cubana de Neurociencias, y director fundador de la Red Panamericana de Ataxias Hereditarias y del Centro para la Investigación y Rehabilitación de dicha enfermedad.
Desde Radio Bulgaria damos nuestros agradecimientos especiales a la Excma. Sra. Marieta García Jordán, Embajadora de Cuba en Bulgaria, que hizo posible este encuentro y nos hizo sentir como en casa.
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