Si recorren las calles empedradas de la ciudad renacentista de Koprivshtitsa, verán el alto campanario de la iglesia de San Nicolás. Y dado que el templo impresiona por su tamaño y su postura imponente, probablemente querrán conocer datos interesantes sobre su historia.

Este año, la iglesia de Koprivshtitsa ha celebrado los 180 años de su inauguración. Situada junto a Kyosovo Dere (barranco de Kosyovo), en la frontera de los barrios de Sredna y Toromana de la ciudad, ocupa una superficie de 500 metros cuadrados y puede albergar a 1.500 fieles al mismo tiempo. La construcción de la "nueva iglesia", como la llaman los lugareños, se inspiró en los modelos odrínicos de la época.

"La construcción del templo en los años 30-40 del siglo XIX no es casual", afirma su investigador, el arquitecto Iván Vasilev. "En ese periodo, Koprivshtitsa experimentó un notable progreso histórico, al tiempo que su población aumentó. Por lo tanto, la necesidad de los ciudadanos de Koprivshtitsa de una segunda iglesia más grande se hizo urgente".

Un documento recién descubierto atestigua todo esto.

"A finales del año pasado, se descubrió un registro fiscal otomano de 1844, del mismo año en que se construyó la iglesia", explica Svetlana Muhova, historiadora y organizadora hacia los Museos de Koprivshtitsa. "Sabemos que unos años antes (1839) se envió una petición al sultán con la solicitud de permitir la construcción de un nuevo templo, ya que la gente no cabía en la antigua iglesia de 'Santa María'. El registro contiene un inventario completo de la población masculina de Koprivshtitsa, lo que nos permite calcular cuánta gente vivía entonces: alrededor de 6000 habitantes. El documento también da testimonio del florecimiento de la artesanía y el comercio, y revela datos interesantes sobre familias y personalidades destacadas, reflejando un periodo de auge económico cuya expresión más clara fue la construcción de la iglesia de San Nicolás".

Pero, ¿dónde conseguieron los fondos?

"Se le considera a Petko Doganov uno de los principales iniciadores", continúa su relato Svetlana Muhova. "Cuando se dio cuenta de que no se había recaudado suficiente dinero en la antigua iglesia, reunió a los ciudadanos más ricos y les dijo que todos debían donar una gran suma. Mientras tanto, otros habitantes de la ciudad también apoyaron la construcción".

Hoy en día, los nombres de los 642 donantes pueden leerse en la lápida de la iglesia.

En los años 30 del siglo XIX, durante una época de grandes reformas en el Imperio Otomano, se inició un auge de la construcción en todas las tierras búlgaras. Fue entonces cuando un ferman del sultán permitió la construcción del templo de Koprivshtitsa, que se realizó bajo la dirección del maestro principal Usta Gavrail, de Adrianópolis, con la ayuda de unos 50 artesanos de Bratsigovo y de las localidades cercanas.

"La iglesia de San Nicolás y otros templos similares imitan en gran medida la arquitectura de las casas renacentistas porque son de la misma época", afirma el arquitecto Iván Vasilev.

"Pero esto es comprensible, ya que se levantaron una serie de prohibiciones que habían impedido el pleno desarrollo de la arquitectura eclesiástica".

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El templo de San Nicolás, de dos pisos y con una galería que incluye una sección especial para mujeres, tiene planta cruciforme y es una basílica medieval. Aunque durante la época otomana las iglesias no debían ser más altas que un turco a caballo, este templo no fue excavado en el suelo.

La pintura y la decoración del interior de la iglesia requirieron un periodo más largo en comparación con los dos años que tomó su construcción. En este proceso destaca la misteriosa figura de un zoógrafo de Koprivshtitsa, que "legó" a la iglesia de San Nicolás numerosos frescos e iconos.

"Su nombre era Hristo Enchev, aunque utilizaba el seudónimo de Antonio Negrio. Por sus diarios, conservados en Montana, donde trabajó después de la Liberación, sabemos que estudió pintura en Florencia. Sin embargo, nunca ha quedado claro si asistió a una academia de arte o si recibió lecciones de maestros locales. De Florencia, donde probablemente adquirió su apodo, se trasladó a Constantinopla para trabajar con maestros italianos. Después regresó a Koprivshtitsa, y más tarde encontramos sus iconos en iglesias del norte de Bulgaria."

Por desgracia, hoy en día el estado de la iglesia de San Nicolás no es bueno: el edificio necesita reparaciones urgentes y la recuperación de muchos detalles, como demuestra el estudio de su estado actual, que incluye un modelo en 3D.

"Estamos hablando del llamado gemelo digital del objeto arquitectónico: una copia exacta del templo, junto con sus espacios y edificios adyacentes", explican en el estudio. Con esta geometría tridimensional se pueden extraer todo tipo de características, dimensiones y formas, así como toda la información que necesitaremos para la futura intervención. Me tomé la molestia de colocar todos los iconos, es decir, toda la decoración iconográfica y de frescos, en sus respectivos lugares como una especie de seguro en caso de posibles daños, garantizando así la reacción más competente de quien restaurara el objeto en cuestión. Es imposible que un edificio de 180 años, incluso con un buen mantenimiento, no esté al menos parcialmente deteriorado, y algunos de sus elementos requieran una intervención relativamente urgente".

El arquitecto espera que este enfoque de vanguardia se utilice cada vez más, y que un día se cree un archivo digital no solo de las iglesias renacentistas búlgaras, sino también de otros objetos arquitectónicos renacentistas. Casas, templos, fuentes y puentes: en Koprivshtitsa se pueden encontrar ejemplos de todos ellos.

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Texto de Diana Tsankova (basado en entrevistas de Boyán Bochev de BNR-Radio Sofía)

Traducido y publicado: Borislav Todorov