Mihaela Aroyo es una fotógrafa profesional de Varna y no tiene parientes ni familiares que sean búlgaros de Besarabia. Sin embargo, en 2019, impresionada por un viaje que hizo a un festival juvenil en un pueblo moldavo, decidió dedicarse seriamente a investigar la cultura, la historia y la identidad de la diáspora búlgara en Besarabia. Esto le permitió hacer 14 viajes a la región, visitar más de 60 localidades habitadas mayoritariamente por búlgaros y grabar entrevistas con ellos, además de canciones e historias. Admite que en su primera visita no sabía casi nada de la región:
"Antes de ir allí por primera vez, me parecía que Moldavia y Ucrania eran lugares muy lejanos. Resulta que de Varna a Bolgrad solo hay 350 kilómetros. La sensación predominante cuando viajas allí es que, aunque cruces varias fronteras, sientes como si estuvieras de vuelta en algún lugar cercano a casa. Los últimos 200 años han sido muy dinámicos para la región, y las distintas autoridades han impuesto sus restricciones, órdenes, lenguas y formas de gobernar. Adoptadas por los lugareños, algunas de estas influencias aún pueden sentirse hoy en día".
Mihaela recuerda que, en su vida cotidiana, los búlgaros de Besarabia hablan al menos tres lenguas: su búlgaro natal, el ruso, aceptado como lengua universal de comunicación debido a la composición multiétnica de la región, y el moldavo o el ucraniano, según el lado de la frontera en que vivan. Una mujer de la región que hace traducciones al inglés le dijo una vez que no estaba segura de en qué lengua pensaba, pero estaba convencida de que soñaba en búlgaro. Esta revelación se convirtió en el título de una exposición fotográfica recién terminada, en la que Mihaela muestra solo algunas de las muchas imágenes que trae de sus viajes por Besarabia.
“Responden en cierta medida a mi experiencia y conocimiento de Besarabia, que al principio, hace cinco años, eran más literales, centrándome solo en los rasgos culturales más visibles. Poco a poco, pasé a imágenes más metafóricas que revelan otros detalles de la vida de la gente de allí”.
Uno de los temas que más apasiona a los búlgaros de Besarabia, a pesar de que la región está lejos del frente, es sin duda la guerra en Ucrania, que ya dura más de dos años.
“Es un tema que intento investigar, pero no domina en el proyecto "Soñando en búlgaro", ya que lo empecé en 2019. Se podría decir que la mitad del tiempo que he estado fotografiando allí ha sido antes de la guerra, y la otra mitad, después. Es un tema que definitivamente divide a la sociedad, tanto allí como aquí. Intento verlo a través de la lente de cómo la guerra puede afectar a la identidad de la región, porque muchas de las iniciativas que unen a la comunidad búlgara no se celebran ahora, ya que no es seguro organizar reuniones masivas. Además, me interesa cómo la guerra afecta la vida cotidiana, pues, la gente ya no puede vivir como antes y está constantemente estresada por la posibilidad de que algo ocurra. En los últimos meses, ha bajado la edad mínima para poder ser movilizado, lo que afecta cada vez a más personas. En los pueblos que recorro desde que empezó la guerra, veo que casi todas las familias han hecho ya sus propios sacrificios en el frente”.
Según Mihaela, en Bulgaria se habla muy poco de los búlgaros de Besarabia. Este desconocimiento sobre la importante diáspora búlgara nos coloca en muchas situaciones incómodas que podríamos evitar si nos interesáramos más seriamente por la vida de las personas con raíces búlgaras en Besarabia. Los jóvenes de Moldavia y Ucrania crecen con una idea idealizada de Bulgaria, formada por las historias de sus antepasados. Hoy en día, sin embargo, tienen la oportunidad de viajar a su patria ancestral en varias ocasiones, y, a menudo, cuando llegan aquí, la realidad no corresponde con sus expectativas. Sus conversaciones con personas al azar que, engañadas por ciertos discursos, deciden que son rusos y se muestran extremadamente hostiles con ellos, contribuyen a menudo al desmoronamiento de la imagen de Bulgaria, afirma la fotógrafa Mihaela Aroyo.
Traducido y publicado: Borislav Todorov
Fotos: Mihaelaaroyo.com, Facebook / Mihaela Aroyo, Yoan Kolev, BTA
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