76 años después de su muerte, el primer zar búlgaro del Tercer Reino Búlgaro, Fernando I, ha regresado a casa, al Palacio de Vrana, con lo cual se ha cumplido su última voluntad. En su testimonio señaló que deseaba estar enterrado precisamente en el país que gobernó durante 31 años. El zar Fernando declaró esta voluntad a finales de su vida, dirigiéndose a su asistente Petar Ganchev con la pregunta: “Gánchev, ¿cuándo vamos a Bulgaria?”.
“Este no era el primer intento y afortunadamente era el último y era exitoso”, ha recordado el historiador Petar Stoyanovic durante una rueda de prensa en una de las salas del Palacio de Vrana.
Hasta el momento las causas que obstaculizaron la adopción de pasos hacia el traslado de sus restos mortales eran tanto políticas, como relacionadas con la opinión pública:
“En los últimos días pensaba en el hecho de que la opinión pública de Bulgaria tenía la necesidad de alejarse de la transición a la democracia, de las fotos en blanco y negro en las cuales habitualmente fotografiamos nuestra historia. El proceso en sí, la opinión sobre el futuro regreso de los restos mortales tenía que madurar en medio de la sociedad búlgara. Creo que esto es un hecho que se comprueba por las posturas de las autoridades búlgaras y por la manera en la cual hoy la sociedad búlgara se despide del zar Fernando I que gobernó Bulgaria durante 31 años. Cada uno estaba aquí por voluntad propia, por la necesidad de sentirse ciudadano y parte de la historia búlgara y, si quieren, sentirse parte del sentimiento común que tiene la sociedad búlgara hacia su historia”.
A pesar de la unidad demostrada por las personas que vinieron para homenajear al zar Fernando I, una parte de la sociedad búlgara está propensa a dar valoraciones de su gobierno basándose en apenas 6 de sus 31 años en el trono. La mayor parte del periodo de su gobierno fue pacífica y creativa, recuerda el historiador Petar Stoyanovic y señala que es muy erróneo dar valoraciones a su aportación al desarrollo de Bulgaria, basándose solamente en sus últimos años como dirigente del Estado.
“No es posible que seis años militares tachen lo cumplido por la europeización y la modernización de Bulgaria en los 25 años restantes. Imagínense, se trata de 25 años, un periodo más corto de lo que duró la transición búlgara a la democracia de la cual no sabemos si ha terminado o no. En 25 años principios del siglo XX de un país sin infraestructura, sin ejército, sin instituciones culturales y sistema educativo a nivel estatal, Bulgaria se convirtió en un país culto que fue acogido en la familia de los estados europeos. Desde luego el zar Fernando I no es la única persona que lleva el mérito por el hecho de que Bulgaria se ha convertido en un país europeo. Sin embargo, él estaba al frente de este movimiento junto con la elite política, partidista y de los oficiales de Bulgaria, la inteligencia artística y los ingenieros. De la misma manera la pérdida de tres guerras (la Balcánica, la Guerra de Aliados y la Primera Guerra Mundial) no puede ser culpa de una sola persona. Es una culpa común en la cual él ocupa el primer lugar. Cando analizamos la historia búlgara siempre es bueno evitar los clichés y dejar a los historiadores que la valoren. Ellos trabajan con hechos, con documentos y nos ofrecen una interconexión entre ellos. De aquí en adelante dejan al público que haga sus conclusiones”.
En lo que se refiere a lo que deben saber las generaciones venideras acerca del zar Fernando y su papel en la historia búlgara, el Prof. Stoyanovic está convencido de que:
“A mi juicio, cada menor búlgaro debe poder explicar con algunas palabras por qué es importante que seamos europeos. De esta manera, cuando puedan explicar por qué Bulgaria de nuevo forma parte de la familia europea podrán entender más sobre las personas que convirtieron Bulgaria en un país europeo después de la Liberación. El zar Fernando estará entre estas personas.
A mi juicio, es un esfuerzo impensable y muy ingenuo que el zar sea estudiado como una figura aislada. Debe ser estudiado en el contexto de su época, en el contexto de su carácter y debe ser valorado de una manera objetiva, tranquila y justa, sin ocultar la verdad y sin denigraciones que no pueden ser comprobadas mediante los documentos”.
Fotos: Fondo zar Boris III y zarina Juana, BTA, BGNES
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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