Il grande lupo bulgaro (El gran lobo búlgaro): así llaman en Italia al maestro de marionetas Theodor Borisov. Pero él no sólo insiste en su origen búlgaro, sino que aprovecha cualquier ocasión para señalar que es originario de Vidin, "la ciudad más maravillosa del mundo". "Aún recuerdo mi primer contacto con el teatro de títeres. En los crudos inviernos que ya pasaron, nos llevaban en autobús al Kaleto...", se le viene a la memoria un breve recuerdo de su infancia.
Partiendo de la ciudad del Danubio y tras haber desarrollado su talento en numerosas capitales culturales, países e incluso continentes, Teodor Borisov se prepara para un viaje a Ecuador, donde en la capital Quito, por invitación del Ministro de Cultura, dirigirá una clase magistral intensiva en el marco de un festival internacional de títeres.
"Enseñaré microdramaturgia, como la he llamado junto con un filósofo del Alma Mater Studiorum de Bolonia", explica el artista. "Es una breve historia presentada bajo la influencia de un ambiente musical que puede contarse en una representación de tres horas o de tres minutos. Y puesto que he estudiado y trabajado en Italia, enseñaré a los estudiantes lo que es un finale grande: cuando el público piense que la representación ha terminado, ofrecerles algo más con lo que estallar. También les enseñaré a dirigir títeres de madera con expresiones faciales y gestuales mediante el movimiento de las manos, los ojos, la boca; en general, todo lo necesario para recrear una forma de etude corta".
Antes de que todo esto ocurriera, sin embargo, había un niño llamado Teodor que soñaba con hacer del escenario su hogar y buscar a través de los ojos de las marionetas sonrisas y lágrimas en los rostros de la gente.
Tras graduarse por la escuela de maquinistas de su ciudad natal, hizo tres intentos fallidos antes de ser finalmente admitido en la meca de los artistas. Apenas terminado su primer año en el Teatro Nacional de Bellas Artes, se dirigió a Venecia para intentar trabajar como artista callejero.
"El primer día tocaba las paredes y se me saltaban las lágrimas, porque no creía que algo así pudiera existir", revive Teodor el recuerdo y continúa: "Pedí un café en la Piazza San Luca. Estaba de espaldas, mirándome al espejo y haciendo algunos ejercicios con mi títere. En ese momento pasó un hombre y dejó su sombrero en el suelo. De repente, vi que se reunía mucha gente, y cuando me di la vuelta empezaron a aplaudirme. En esos 15-20 minutos gané 80 euros. Al día siguiente fui a la biblioteca y empecé a leer sobre la comedia del arte y todas las historias relacionadas con el teatro callejero".
Así, de la noche a la mañana, gracias también a su títere Piero, Teo se da cuenta de que se ha convertido en un actor de calle. Ingresa en la clase del profesor con "mayor alma de títere", Rumen Rachev y se especializa en Austria con el famoso titiritero Wilfred Popek.Cada año vuelve a Venecia "con uno, dos, tres muñecos" hasta que "muchas familias empiezan a educar a sus hijos" con su teatro de títeres.
Uno de los grandes logros de il grande lupo bulgaro es haberse convertido en el segundo de nuestros compatriotas, después de la diva de la ópera Raina Kabaivanska, en pisar el escenario del Teatro La Fenice de Venecia. Mientras tanto, las puertas del arte mundial de los títeres se abren cada vez más, y se hacen más representaciones, entre ellas el espectáculo basado en Los viajes de Gulliver, en el que durante una hora y cuarenta minutos dirige él solo 32 títeres. Teodoro también recibe una invitación de un famoso crítico italiano para enseñar en la Universidad de Bolonia, y recibe el premio que lleva el nombre de Federico Fellini al mejor artista de Italia, así como la nominación al mejor titiritero europeo por parte de un jeque saudí.
Teodor Borisov hace sus propios muñecos de escena y dice con orgullo: "No tengo un muñeco igual a otro". Los maneja con el virtuosismo de un hábil artista: los párpados se levantan, los dedos se mueven, los labios se estiran en una sonrisa, incluso la nariz participa en la mímica.
También será así en la próxima gira por la capital de Ecuador, donde le esperan pruebas mucho más serias. "Ahora mismo hay una guerra civil con los cárteles en el país, y hay tiroteos a muerte. Por eso firmé un contrato para ser protegido por unidades especiales de la contrainteligencia militar de Cuba", añade Teodor Borisov en una entrevista con BNR-Vidin.
"Si les gusta la masterclass, tendremos un efecto bumerán a nivel cultural y vendrán a Vidin", retoma inmediatamente su misión como artista. "Creo que la ciudad necesita un crecimiento cultural, no sólo internacional, sino continental. Para mí, Vidin es un diamante sin pulir: es imposible impresionar a alguien con la economía, pero con la cultura podemos llegar muy lejos".
La ciudad a la que el propio Teo regresó y transmitió su mensaje más importante:
"Gente, entiéndanlo, el teatro de títeres es algo muy importante para el desarrollo de cualquier ciudad y nosotros somos los que enseñamos a sus hijos las cosas bellas y la filosofía de la vida".
Texto de Diana Tsankova (basado en una entrevista de Sonya Valerieva de BNR-Vidin)
Traducido y publicado de Borislav Todorov
Fotos: Municipio de Vidin
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