Un año después del devastador terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el sur de Turquía y se cobró la vida de más de 50 000 personas en todo el país, la Radio Nacional de Bulgaria envió un equipo para seguir de cerca cómo se recupera la zona más afectada, el distrito de Hatay.
Sevda Dükkancı, editora de la redacción turca de Radio Bulgaria, y María Petrova, del programa Horizonte, pasaron cuatro días en la región y se reunieron con funcionarios del gobierno local y organizaciones humanitarias, así como con supervivientes del terremoto.
Según el Ministerio del Interior turco, 53 537 personas perdieron la vida en los terremotos que devastaron 11 provincias del sureste de Turquía el 6 de febrero del año pasado. Más de 14 millones de personas se vieron directamente afectadas por la catástrofe. Hatay fue la provincia más afectada, con 24 000 víctimas, y otras 8 000 murieron en su país vecino, Siria.
¿Cuál es la nueva realidad en Hatay un año después de la catástrofe? Un relato de nuestra compañera Sevda Dükkancı:
Tras el cartel de entrada en Hatay, la ilusión de vislumbrar al menos una parte de mi concepción de la "Ciudad de las civilizaciones" se desvanece. La decepción es inmensa cuando en vez de mi tan soñada visita a Hatay-Antakya antes de los terremotos, nos encontramos con una ciudad en el apocalipsis. La devastación se extiende mucho más allá de donde alcanza la vista. A pesar de que ha comenzado la construcción de nuevos edificios de viviendas, Hatay es ahora una ciudad de contenedores de viviendas temporales.
Taner Bayander, subdirector de AFAD, la agencia de gestión de catástrofes del Gobierno turco para la región de Hatay, nos cuenta de la magnitud del problema:
"Esta es la 'catástrofe del siglo'. Hemos experimentado una enorme devastación, hemos perdido a más de 50 000 personas. 24 000 de las víctimas son de esta región. Cuando hablamos de una tragedia de esta magnitud, nuestras actividades y responsabilidades son enormes", afirma Bayander, cuya oficina está a cargo de la organización del alojamiento temporal: "Actualmente hay 185 campamentos de contenedores, que albergan a 215 000 de nuestros ciudadanos. Tenemos unos 70 000 contenedores destinados a vivienda. Proporcionamos bonos de comida a familias socialmente desfavorecidas. Cada día distribuimos 25 camiones de agua potable a las personas que viven en contenedores", señala Taner Bayander.
"Los héroes de las brigadas de rescate de AFAD" prestan hoy atención social, doméstica, sanitaria y educativa a las víctimas. "Los colegas y voluntarios búlgaros fueron unos de los primeros equipos internacionales que acudieron a ayudar", declaró Bayearder, y pidió especialmente que en el reportaje se mencionara que tiene raíces búlgaras.
"Mi familia es búlgara expatriada. Mis antepasados llegaron a Turquía desde Svishtov. Mi misión en Hatay es un gran orgullo. Muchos países acudieron a ayudar, pero la ayuda humanitaria y de búsqueda y rescate de Bulgaria fue muy especial para mí".
Nuestro encuentro con el alcalde del gran municipio de Hatay, Lütfü Sawash, también comenzó con una conversación informal en la que nos dijo: "Soy un yerno búlgaro. La familia de mi mujer ha venido aquí desde Kardzhali", y a 2 000 kilómetros de Sofía nos da la sensación de que "las distancias son solo geografía y el mundo es una gran familia".
"Mi mujer y yo llevamos 11 meses viviendo en un contenedor. Ella es catedrática de Medicina en la universidad, pero ni por un momento ninguno de los dos nos hemos arrepentido de las condiciones en las que estamos, ni del hecho de permanecer en un contenedor. Decidimos vivir como lo hacen todos los habitantes de Hatay para mostrar empatía por su forma de vida. Hatay ha sido destruida muchas veces en la historia. Es quizás una de las ciudades del mundo que más ha sufrido a causa de los terremotos. Nuestros antepasados han vivido horrores similares, y nosotros también lo superaremos", subraya el alcalde Lütfü Savash.
Recuerdo claramente cómo a partir del tercer día después del terremoto diversas instituciones internacionales, fundaciones, ONG, voluntarios y distintos países, entre ellos Bulgaria, empezaron a prestar ayuda.
"Esta ayuda nos ha demostrado lo siguiente: justo en el momento en que la gente se preguntaba si prevalece el individualismo, si lo personal se interpone en el camino de la ayuda mutua, en Hatay, como en las demás zonas de Turquía afectadas por el terremoto, donde la gente murió y otros lo perdieron todo, vimos que el bien en la gente no ha muerto, sigue existiendo. Esta es la razón por la que debemos desechar el pesimismo y dar las gracias por ello al pueblo búlgaro y al Estado búlgaro", subrayó el alcalde de Hatay.
¡Hijos del desastre, hijos de la esperanza!
De vuelta al campamento que estamos recorriendo con Taner Bayander y sus colegas, incluso bajo la lluvia, una de las primeras vistas es la de niños jugando al fútbol. En medio de las sonrisas y la curiosidad por saber quiénes somos, el dolor por la pérdida que han sufrido se deja sentir casi de inmediato:
"Todos los parientes con los que vivía en el primer piso de mi casa han fallecido. Mis tíos y tías, mis sobrinos murieron, sólo mi madre y mi padre están vivos. Echo de menos a la gente que perdí", dice en voz baja Rashid, de 13 años.
A pesar del tiempo sombrío, los llantos y las sonrisas de los niños nos dan un respiro de esperanza. El horror aún se cierne en las mentes de los niños y, sin que nadie se lo pregunte, Emre, de 11 años, nos cuenta:
"Hace un año nos asustamos mucho durante los terremotos. ¡Daba miedo! Temblamos como un cubo de leche", explica a su manera el pequeño Emre, y sacudiéndose el recuerdo, añade: "Estamos muy bien aquí, en la ciudad de los contenedores. Tenemos amigos, hemos socializado y ahora nos estamos preparando para un partido de fútbol con los niños de otro barrio de furgonetas".
Un entusiasmo casi absurdo para nosotros, que vivimos cómodos en nuestro cálido hogar.
"¿No echas de menos tu casa, tu habitación?", preguntamos a Ramiz, de 12 años.
"Mamá lloró mucho por nuestra casa destruida. Pero yo no sufro por eso en absoluto. Es una casa, se volverá a construir, ¿verdad? Mamá y papá están vivos..... Eso es lo más valioso", dice Ramiz, con la ropa empapada por la lluvia y los zapatos llenos de barro.
Una sencilla lección sobre las prioridades y los valores de la vida de la mano de un niño: ¡una casa se reconstruye, pero la pérdida de los seres queridos es irreversible!
En la segunda parte de nuestra historia conocerás el poder de las mujeres y el cuidado de los animales.
Versión al español y publicación por Borislav Todorov
Fotos: Sevda Dükkancı y María Petrova
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