Emprendiendo un viaje imaginario a través del tiempo, podemos experimentar acontecimientos y acercarnos a personalidades prominentes, las cuales podemos, además, descodificar a través de los símbolos materiales de las épocas pasadas. La conservación de edificios de importancia histórica puede verse así como una elección crucial. Esta es la idea que relata un vídeo de tres minutos realizado por alumnos del Instituto de Matemáticas - Ciencias Exactas y Naturales "Nikola Obreshkov", de la ciudad búlgara de Kazanlak, quienes participan en el concurso ImagineEU de la Comisión Europea. El proyecto se titula "Ser o no ser: CULTURA".
Tres alumnos de undécimo curso: Kristian Petrov, Toma Tasev y Boris Iliev, han respondido a la llamada para imaginar el cambio que ellos mismos querrían ver en la Unión Europea, creando un relato sobre la historia y la realidad actual de dos edificios emblemáticos de Bulgaria.
"Uno de estos edificios es la “Casa de Papazov”, en la ciudad de Kazanlak, cuya fachada fue renovada hace unos años pero que hoy se ha convertido en objeto de vandalismo, con las ventanas rotas, y las paredes llenas de pintadas", explica Kristian Petrov. "El edificio fue propiedad de una adinerada familia de comerciantes y cultivadores de rosas la cual, antes de la Liberación de Bulgaria, estaba involucrada en los temas relativos a la educación en Bulgaria, y también en las cuestiones relacionadas con la libertad. Más tarde, en ese edificio se celebraban reuniones diplomáticas y se debatía la unificación de Bulgaria".
"El otro edificio es la fábrica de textil donada al pueblo de Karlovo por los hermanos Evlogy y Hristo Georgiev, lugar que comparte un destino igual de desafortunado. El edificio se está desmoronando, pese a que en su día su propósito era el de destinar todo el dinero generado con la producción realizada allí, a la educación local".
Vídeo con subtítulos en inglés:
Para que sea posible revivir la historia a través de los edificios que la portan, Kristian, Toma y Boris proponen unas medidas a nivel europeo:
"Uno de los problemas principales es el de la propiedad", comenta Kristian Petrov. "Aunque las personas que en su día construyeron estos edificios eran gente importante y adinerada, sus herederos no siempre consiguen preservar su patrimonio. Por eso hemos propuesto una legislación europea unificada que, por un lado, resuelva los problemas de propiedad y, por otro, permita a los países proteger su patrimonio cultural en el extranjero. Un ejemplo en este sentido sería la imprenta de Lyuben Karavelov en Bucarest, un edificio que, por desgracia, hemos perdido".
La segunda medida propuesta por los tres jóvenes gira en torno a una distribución razonable de los fondos asignados por la Unión Europea para la restauración de edificios de importancia histórica. Y la última medida propuesta, hace referencia a nuestra propia actitud ante este patrimonio cultural.
"Cuando un edificio es restaurado, hay que adaptarlo para que responda a nuestras necesidades como sociedad, sin necesidad de convertirlo en un museo", continúa Kristian. "Allí puede llevarse a cabo una actividad que facilite su mantenimiento de manera que no acabe decayendo de nuevo. Y los ciudadanos, ante este problema, deberían defender esos edificios".
La pregunta es, ¿por qué descuidamos nuestro patrimonio histórico y por qué no hay una respuesta pública al ver que se derrumban edificios antiguos y hermosos?
"Es una cuestión bastante compleja y, yo diría, filosófica, porque está relacionada con nuestra actitud general hacia todo lo que nos rodea", responde Kristian Petrov. “Esta falta de interés se ve en todo. Como si en nuestras vidas cotidianas nos absorbiera la masa, perdiéndonos así lo verdaderamente valioso. En muchos casos, se trata simplemente de un edificio más por el que pasamos a diario, de camino a la escuela, o al trabajo. Pero detrás de su fachada hay historia y hay momentos preciosos de los que podemos aprender mucho".
Integrar a los refugiados a los países que los acogen, crear un club de debate con jóvenes del Viejo Continente, o más oportunidades para realizar viajes educativos... esas son algunas de las ideas de los concursantes para mejorar la vida en sus países. Kristian Petrov también tiene una visión sobre cómo hacer de Bulgaria un lugar mejor donde vivir:
"Hace poco leí un estudio sobre los principales tipos de discriminación a escala europea y me impresionó la llamada discriminación por edad", dice Kristian. “Da la impresión de que la sociedad está casi diciendo a los jóvenes que realmente nada depende de ellos, por mucho que escuchemos lo contrario. Sin embargo, para que tanto Bulgaria como el resto de países sean mejores lugares, es bueno que la voz de los jóvenes no se reprima. Empezamos nuestro proyecto con una idea clara de que debe haber algo más que la mera alfabetización funcional. Esto es la cultura, es la ciudadanía activa y, en general, la actitud hacia lo que nos rodea".
Kristian, Toma y Boris estudian en un instituto de élite, viajan a menudo a competiciones de matemáticas, informática, física y ciencias, incluso al extranjero, y amplían sus horizontes.
"Nos encontramos constantemente con otros jóvenes que piensan igual que nosotros o de forma muy parecida, y esto me da esperanza. Creo que son quienes entienden los problemas, aquellos que tienen el deber de hacerlos accesibles a los demás e indicar una solución".
Los alumnos búlgaros tienen la posibilidad de avanzar en el concurso ImagineEU, y ¿por qué no?, de ganarlo. Para ello podemos apoyarles todos en la votación pública de la página, antes del 28 de enero 2024. Cualquiera puede hacerlo visitando el sitio web del concurso.
Autor: Diana Tsankova
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Archivo personal, BGNES, BTA, BNR / Ani Petrova
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