La arquitectura de la capital búlgara es multifacética y hermosa. El eclecticismo de la parte central de la ciudad de Sofía incluye un centro burgués que se extiende desde el Puente de las Águilas ("Orlov most"), hasta el Palacio del Zar; un barroco estalinista en el triángulo del poder, entre el Consejo de ministros, el Parlamento y la Presidencia; y una parte más oriental, en el zona de la sinagoga judía, el templo "Sveta Nedelya", la mezquita y los barrios alrededor del Mercado de las mujeres.

"Los núcleos centrales, que son los que más vida generan, están formados de diferentes partes en cuanto a contenido y estatus social. En el centro de Sofía tenemos una dicotomía, una desigualdad entre las partes oriental y occidental. En la parte más occidental están los antiguos barrios judíos, que fueron abandonados después de la partida de los judíos y los cuales es difícil renovar porque los propietarios están dispersos por todo el mundo", dice el arquitecto Todor Bulev, profesor, investigador y autor de numerosos proyectos urbanos. Él anota con satisfacción cómo en la parte sur de la capital donde se encuentra el Palacio Nacional de la Cultura, el bulevar "Vitosha" ha sido transformado en zona peatonal, dándole así una nueva vida al centro urbano.

"Este se ha convertido en un espacio peatonal lleno de actividad, muy dinámico, con muchos extranjeros que vienen y van. Los turistas, cuando vienen a Sofía, preguntan naturalmente, por "Vitoshka". La ciudad necesitaba algo así, incluso con todos los fallos que se le puedan encontrar. Pero también necesita que haya un equilibrio entre las cuatro direcciones que se juntan en el centro urbano, conectándose en la plaza "Sveta Nedelya" (“Santo Domingo”). Hace 50 o 60 años, la plaza "Sveta Nedelya" era el verdadero corazón de la ciudad: allí era el punto de encuentro de los tranvías, allí era donde se reunía la gente para manifestaciones. Ahora es una zona bastante demacrada, principalmente a causa del transporte. Siempre he dicho que la solución es simplemente tomar el toro por los cuernos: cerrar al transporte en el centro de Sofía, en la franja de la ciudad antigua, y prohibir el estacionamiento en la zona. Porque, además del transporte público, los coches aparcados también son algo impropio del casco antiguo."

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"El ayuntamiento de la capital ha celebrado una serie de concursos de arquitectura para desenredar la madeja del transporte público y la intersección urbana del espacio alrededor de la plaza “Sveta Nedelya”. Los problemas se complican por la presencia de una gran cantidad de arqueología antigua. Las antigüedades forman pate de la reserva cultural y arquitectónica "Serdika-Sredets".

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A lo largo de los años, la arqueología ha sido estudiada y socializada en diferentes grados. Durante la construcción del metro de Sofía, una gran parte de la ciudad quedó expuesta en un segundo nivel subterráneo. Pero el proceso no está finalizado y los estudios arqueológicos están bloqueados por falta tanto de fondos, como de un plan de renovación para la plaza. También está la idea de que Sofía solicite a la UNESCO que las antigüedades de Serdika sean declaradas como patrimonio cultural mundial protegido.

“Con los hallazgos actuales delante, nos espera un trabajo muy específico en torno a su socialización e integración, de manera que puedan funcionar como un verdadero complejo”, explica Todor Bulev. “Ahora están muy fragmentados y las conexiones entre ellos no son claras. Así que no es un complejo que tenga las características de una reserva, en el sentido de un todo funcional. Es un territorio protegido a día de hoy pero para convertirnos en candidatos ante la UNESCO, queda mucho trabajo por hacer”.

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De cara al futuro desarrollo de la capital, y para que su crecimiento se enfoque en dirección hacia el norte, oeste y este, planteamos la pregunta de si necesita Sofía una red ferroviaria de circunvalación que alivie el tráfico en la ciudad:

"Puedo decir que hace 50 años desarrollé la idea de que la ciudad de Sofía se extienda alrededor el monte Vitosha. Y fue precisamente basándome en la idea de un transporte ferroviario de alta velocidad que vaya rodeando el monte Vitosha, lo que además estimularía el desarrollo de cada barrio. La creación de pequeños complejos, todos en contacto con Vitosha, pero sin invadirlo”, recuerda el arquitecto Bulev y continúa con su razonamiento: “El transporte ferroviario en los alrededores de Sofía puede desempeñar un papel muy importante en la evolución de la ciudad”.

Debemos aflojar esa insistencia para la ampliación de Sofía en dirección sur. Porque, de todos modos, esta construcción masiva empeorará el microclima de la ciudad. Se obstaculizarán las corrientes de aire naturales que antes llegaban libremente a la ciudad, y que los parques logran, en parte, salvar. El hecho es que no tenemos una clara previsión de cómo está cambiando el microclima en el centro de Sofía, pero está más que claro, que este ya no es el mismo que el de hace 30 años".

El lema de la capital es "Crece, pero no envejece". Por eso es importante dónde y cómo crecerá la Sofía moderna y cómo preservará su patrimonio para envejecer y renovarse bellamente, siguiendo el ritmo de los tiempos que corren.

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