En los últimos días de la temporada de excavaciones arqueológicas del complejo prehistórico "Provadía - Solnitsata", los científicos han dado con un cetro de hueso único que perteneció a un comandante escita del siglo V a. C., informó BTA. El cetro mide 39 centímetros de largo y el mango está hecho de dos piezas de hueso pegadas entre sí. El mango tiene en su parte inferior un agujero, lo que sugiere que el cetro probablemente era colgado en algún lugar, explica el académico Vasil Nikolov, jefe de las excavaciones. La unión entre la cabeza del cetro y el mango muestra un acabado extraordinariamente preciso. La cabeza en está tallada en el característico estilo bestiario: visto por un lado, aparenta el pico de un águila y, por el otro, parece que el antiguo artesano talló una imagen antropomorfa cuyo pico parece un sombrero.
Este cetro ha resultado ser un increíble logro del arte de aquella época, afirma el académico Nikolov y añade que las tumbas escitas son algo muy raro en el actual noreste de Bulgaria, puesto que hasta ahora sólo se han descubierto cuatro o cinco.
Junto a los huesos humanos también fueron encontrados los huesos de un caballo, un perro pequeño y una tortuga. El guerrero fue enterrado junto con un cuchillo de hierro, pero con el paso de los siglos el arma ha sufrido una fuerte corrosión y se encuentra en muy mal estado.
Los escitas son una población esteparia que llegó al Danubio en el siglo VII a.C. Entraron en el territorio de la actual Bulgaria, pero no hay evidencia de que combartieran con los lugareños. Ahora por primera vez se ha descubierto una tumba en un túmulo de asentamiento, afirma el académico Nikolov. Él nos explica que la evidencia del origen étnico del guerrero es también la forma en que estaba colocado su cuerpo: con las piernas abiertas, una de ellas ligeramente doblada.
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