"La nostalgia es un sentimiento enorme, fortísimo y poderoso, que nos convierte en búlgaros donde sea que estemos" - dice la directora del colegio búlgaro "Iván Vazov" de Londres.
"Ustedes son los portadores del nuevo renacimiento - por conservar el espíritu búlgaro y llevárselo consigo a través de los años, aun estando lejos del hogar". Estas fueron las palabras con las que se dirigió el ministro de Educación búlgaro, Galín Tsokov, hacia la audiencia en la conferencia anual de la Asociación de los colegios búlgaros en el extranjero (ACBE). Unos minutos después, el ministro entregó el nuevo galardón del Ministerio de Educación y Ciencia, el premio "Podbuda" ("Impulso") - que, en sí mismo, ilustra a la perfección sus emotivas palabras. La primera en llevarse esta estatuilla - creada por Vezhdi Rashinov, ha sido Snezhina Mecheva, cofundadora y portavoz de la ACBE desde sus comienzos en 2007, y también directora del colegio búlgaro londinense "Ivan Stanchov", desde hace años.
"El premio es sólo uno - pero somos muchos los que hemos hecho posible que sucediera", compartió Snezhina Mecheva en un encuentro especial con Radio Bulgaria. "Mis compañeros puede que se merezcan incluso más que yo recibir este galardón. Uno sólo no puede conseguir mucho. Se necesitan personas afines y que haya una buena comunicación entre las organizaciones no gubernamentales y el estado. Nosotros lo hemos logrado y, en muchos sentidos, hemos demostrado ser un ejemplo de que es posible hacer que las cosas sucedan".
"Nos hemos acostumbrado a quejarnos de esta u otra institución pero, no olvidemos que, en muchos aspectos, detrás de las instituciones hay personas - y estas pueden ser conquistadas. Siempre que nos empeñemos y que nuestra causa lo merezca".
Durante todo su camino profesional, Snezhina Mecheva sigue fiel a su causa "Bulgaria" - una causa que, curiosamente, dentro del territorio nacional a menudo olvidamos. “Lo cual”, dice Snezhina, “en realidad es muy normal”:
“Cuando te “arrancan” de la tierra donde has dado tus primeros pasos, donde has sido amamantado y educado, y donde te has convertido en la persona que eres - eso no puede sino dejar marca. Aprecias tu lugar natal cuando lo pierdes. Y al partir para un país extranjero, lo que quieres es conservar intacta tu autoestima nacional - la que te ha brindado tu autoestima personal. Ahí comienza la lucha. En cualquier caso, espero que nuestra nostalgia no sea recibida con una sonrisa irónica - porque se trata de un sentimiento inabarcable, muy fuerte y muy poderoso. Es el sentimiento que nos da nuestra identidad, que nos hace pertenecer a un lugar - y, en nuestro caso, el sentimiento que nos convierte en búlgaros. Debemos abrazar la nostalgia porque sólo de nosotros depende que, nos encontremos donde nos encontremos, sigamos siendo capaces de mostrar al mundo que Bulgaria es un país del que podemos estar orgullosos. ”
Eso es precisamente lo que lleva haciendo ya 35 años Snezhina Mecheva. Nacida en Sofía, se graduó en Filología Búlgara en la Universidad de Plovdiv “Paysii Hilendarski” y, posteriormente, trabajó durante más de 10 años como editora y montadora de cine documental. A finales de los años 80, su marido recibió una propuesta de trabajo del Reino Unido, lo que llevó a toda la familia a trasladarse a Londres. Sin embargo, su relación con Bulgaria se mantuvo viva. En 1989, Snezhina se convirtió en profesora, en la escuela búlgara adjunta a la embajada búlgara de Londres y, dos años más tarde, aceptó el cargo responsable de la dirección de la escuela. Sus esfuerzos no tardaron en dar fruto: a lo largo de los años ha aumentado considerablemente el número de alumnos, y se han abierto clases de bachillerato y de educación preescolar para niños de entre 4 y 6 años. Pronto fue llegando el reconocimiento por parte de diferentes instituciones, así como varios premios para la propia Snezhina. Entre ellos, el premio de la Agencia de los búlgaros en el extranjero “Búlgara del año - 2013”, el diploma de honor “Neofit Rilski” del Ministerio de la educación y la ciencia de Bulgaria, o la insignia honorífica del Ministerio de asuntos exteriores, entre otros.
Y he aquí hoy, la última perla sobre la corona de la causa búlgara: el galardón “Podbuda” que marca además el comienzo de una nueva etapa en el desarrollo de la escuela búlgara “Ivan Stanchov”, en Londres. El camino continua, pero ya no será con Snezhina Mecheva al mando. Tras 16 años de actividad incesante, ella ha decidido retirarse de su cargo de portavoz de la Asociación de los búlgaros en el extranjero, junto con su actual presidenta, la doctora Irina Boteva-Vladikova. Aunque ambas seguirán siendo miembros honorables de la asociación que ellas mismas crearon.
“Uno de mis méritos más importantes se lo debo a mis hijos, porque gracias a ellos ahora soy abuela. Es maravilloso tener nietos y tener tiempo libre para disfrutar de ellos más que de tu obra. A la obra ya le hemos dado suficiente - todos nosotros - y ahora toca volver con nuestras familias y darles aquello que no hemos podido ofrecer durante los años. Es hora de que los jóvenes tengan la oportunidad de expresarse y de demostrar que no son uno, ni dos…que son únicos e irremplazables. Ahora les toca a ellos continuar lo empezado. Continuar este camino, que merece ser andado hasta el final.”
Desde agosto de 2023 la presidencia de la Asociación de los búlgaros en el extranjero pasa a manos de Petya Tsaneva, fundadora y directora de la escuela dominical “San Juan de Rila” de Madrid. Y la nueva portavoz será Evelina Avramova, fundadora y directora del colegio búlgaro “Vasil Levski”, de Saarbrücken, en Alemania.
“Una vez le has colgado un corazón a una causa, ¿cómo podrías ser capaz de descolgarlo?”. Con esta pregunta retórica, Snezhina Mecheva asegura a quienes heredan su legado, que seguirá estando ahí para cualquier consejo u ayuda que necesiten y que tiene plena confianza en que la obra de la Asociación continuará desarrollándose. “Hemos construido algo muy grande, y ese algo debe continuar. Todos coinciden en que ya somos una institución”, afirma con satisfacción Snezhina, que siente la misma seguridad de cara a la escuela londinense, la cual cumplirá este año sus 35 años de funcionamiento.
“Nuestra escuela está entre las principales escuelas dominicales búlgaras del mundo porque tenemos un equipo impresionante de profesionales. Cada compañera que tengo aquí es irremplazable. Esto es lo mejor de todo - que al haber gente dedicada y cualificada, cada cual en su área específica, y gente, además, dispuesta a ayudar en lo que puede - entonces el puzzle se va completando. La escuela seguirá funcionando tanto gracias al equipo, como a los muchos embajadores - ocho en concreto, incluido el señor Marin Raykov, - que nos han apoyado y ayudado en todo este tiempo. Ellos han estado siempre guardándonos las espaldas y gracias a eso hemos conseguido muchísimo. Por eso, el premio que he recibido hoy es un premio para toda la escuela.”
Así lo comparte con nosotros Snezhina Mecheva y comenta, emocionada, que para ella personalmente, el mayor reconocimiento ha sido la reacción de la gente al enterarse de su decisión de retirarse. Esta ha sido una decisión que ella mantuvo durante mucho tiempo en secreto y, ahora que es oficial, ya se están sumando decenas de mensajes con palabras de agradecimiento y cariño, por parte de alumnos, padres, compañeros de trabajo y otros cómplices en este viaje.
“Siempre me he sentido una persona muy querida pero no imaginaba que podía recibir tanto cariño al retirarme. No necesito nada más. Me voy feliz y con el corazón lleno.”
Con estas palabras se despide Snezhina, y con un último mensaje hacia todos los expatriados: que no olviden sus raíces.
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Vesela Krasteva, abgschool.org
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