La imagen y la obra del Apóstol de la libertad Vasil Levski cobran vida en la memoria de cada búlgaro cuando debe hablar de un héroe nacional. A pesar de que los historiadores debaten algunos momentos de la vida de Levski, él ocupa un lugar central en el corazón de su pueblo. Una prueba de ello son los múltiples monumentos esparcidos desde la ciudad serbia de Tsaribod hasta Argentina, los nombres de distintas instituciones entre las cuales hay un gran número de escuelas en el país y decenas en el extranjero.
“Para los niños este es el héroe que tiene las ideas más preclaras, dice Lilia Dimitrova, directora de la escuela dominical búlgara Vasil Levski en Zaragoza, en España. Fue el primero en llegar a la idea de que Bulgaria no se liberaría sin preparación y sin organizaciones en cada ciudad y en cada aldea. Para nuestros alumnos es muy interesante desde el punto de vista del mundo moderno cómo el Apóstol recorría distintos lugares, arriesgando su vida, no desistió de sus ideales y lo dio todo por la libertad. Ellos conocen todos sus legados y están orgullosos de que su escuela lleva el nombre del héroe más preclaro y puro de la historia búlgara”.
La comunidad búlgara en Zaragoza antes de la pandemia era de unas 800 personas y en la provincia de Aragón vivían 5.000 búlgaros. Nuestros compatriotas están ocupados en la agricultura y en la producción ya que en la región existen muchas fábricas.
El número de los alumnos que acuden a la escuela Vasil Levski es distinto, de 28 a 37, dice Lilia Dimitrova.
“Los más grandes héroes son los padres, no dejo de repetirlo. En España las distancias son muy grandes. Tenemos una familia que cada semana viaja 80 kilómetros para que su hijo pueda visitar la escuela búlgara, dice la directora. Y lo hacen el único día feriado que tienen. A través de los años en España se crió una segunda generación de menores que se sienten búlgaros a pesar de que viven aquí ya que sus raíces son búlgaras.
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