El puzzle de la historia búlgara se ensambla pieza tras pieza. Nuevos e inesperados hallazgos sustituyen las manchas blancas en sus páginas, ampliando la información sobre los sucesos y los retratos de los hijos más insignes de Bulgaria.

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En 2018 provocó una verdadera sensación una fotografía desconocida de Vasil Levski, y solo dos años después el Dr. Grigor Boykov, historiador y especialista en historia otomana, uno de los más destacados investigadores de la vida y la obra del Diacono, encontró un registro de la población masculina de la ciudad de Karlovo de aquellos años. De éste trascendió que Vasil Ivanov Kúnchev nació en 1840, es decir tres años después del año que figura en los manuales de historia.

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“Desde luego, cuando disponemos de un documento debemos confiar en éste y tal vez poco a poco 1840 será impuesto como el año oficial del natalicio de Vasil Levski”, opina Nadezhda Petrova.

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Hay otros hechos interesantes de la infancia y la adolescencia del futuro Apóstol que son poco conocidos por el amplio público. Vasil era el segundo de los cinco hijos de la familia de Iván y Guina Kúnchev. No se sabe mucho de la familia de su padre, a diferencia de uno de los importantes linajes de Karlovo, los Karaivanov, el de la madre de Levski. 

De niño, Vasil fue enviado a estudiar el oficio de la elaboración de caftanes. Después de la muerte de su padre, cuando tenía 10 años, comenzó a ayudar a su tío Vasiliy, que oficiaba en el Monasterio de Hilandar.

“Su tío le envió a tomar clases de canto eclesiástico con el mejor profesor de Karlovo, creador de una de las primeras escuelas laicas en las tierras búlgaras: Rayno Popovic, cuenta Nadezhda Petrova. Vasil poseía una voz muy bella y aparte de los cánticos religiosos les gustaban las canciones folclóricas que había aprendido de su madre y las que aprendió en la aldea de Voyniagovo donde trabajó como profesor”.

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Según una de las historias que se cuentan en Karlovo, los niños con frecuencia organizaban competiciones. El que saltaba más lejos y más alto de todos era Vasil. Por esto le llamaban “Levski” ( o sea "como un león”). Según otros, este fue el apodo que recibió mientras formaba parte de la Primera Legión Búlgara, en 1862. Hay una  versión más. 

“Se sabe asimismo que Levski pintaba muy bien. Pintó y bordó dos leones en su chaleco y por esto fue llamado Levski. Posteriormente comenzó a desempeñar distintos papeles por la actividad que realizaba: una vez se presentaba como un rico comerciante, otra era un mendigo o un turco, etc. Poseía el talento de un actor y esto nos permite decir que se decantaba por las artes”, señala Nadezhda Petrova del Museo en Karlovo.

Hay asimismo distintas historias que el pueblo cuenta sobre las supuestas novias de Vasil Levski.

“Solo podemos suponer si en estas historias hay algo de verdad o más bien tienen que ver con el deseo de las personas de sentirse más cerca de Levski, señala Nadezhda Petrova. Sí, son muy bellas, lo convierten en una persona pletórica pero debemos tener bien claro que cuando tomó los hábitos de monje Levski asumió los tres votos monásticos de pobreza, obediencia y castidad. Se trata de unos votos vigentes durante toda la vida, independientemente de si uno decide ser monje o emprende otro camino como era el caso de Levski”. 

Todos estos hechos amplían la imagen del revolucionario Levski, mostrándolo como una persona que tuvo sus momentos alegres y afrontó dificultades y nos ayudan a conocerlo mejor, como una persona al margen de la revolución.

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Versión al español de Hristina Táseva