La situación de la avicultura en Bulgaria es muy preocupante. Los productores búlgaros están perdiendo sus posiciones en el mercado nacional a pasos lentos y pero seguros, con un promedio de un 5% anual, mientras que las reclamaciones de los avicultores han sido ignoradas por varios gobiernos consecutivos búlgaros.

"En lugar de la carne búlgara viene la polaca y la húngara, ésta llega a Bulgaria siempre el viernes por la noche y no diría que su calidad es la mejor, afirma Ivaylo Galabov, Presidente de la Unión de Avicultores de Bulgaria y aclara: Tenemos motivos suficientes para pedir a la Agencia de Seguridad Alimentaria Búlgara que ejerza control permanente para comprobar la presencia de salmonelosis. Polonia y Hungría procuran enviar su carne el viernes por la tarde a países donde el control es bajo, entre ellos Bulgaria, antes de que los mataderos se hayan lavado a fondo y cuando los riesgos de salmonelosis son altos.

La Unión de Avicultores tiene tres exigencias: control fiscal, control de la calidad (caducidad y ausencia de salmonelosis) y etiquetado correcto de los productos finales. "El mecanismo es el mismo y se aplica a todas las carnes en el mercado", subraya Galabov.

"El etiquetado es un problema básico. En las tiendas no se indica de manea correcta si el producto o el empaque han sido obtenidos de carne fresca y cuál es su origen. Si un consumidor leyera: "Este filete o chuleta está hecho de pollo polaco descongelado", no estoy seguro de si lo compraría con las misma ganas con las cuales se compran ahora los productos más baratos. Somos de los consumidores más pobres de Europa y la gente se deja tentar por el precio. Sin embargo, si la etiqueta indica correctamente el origen, cada consumidor pensará bien si éste es el producto que desea comprar o no. Lo que queremos es que rijan las mismas reglas en el mercado y hemos llamado la atención a varios gobiernos consecutivos sobre el tema", señala Ivaylo Galabov.

“Es una práctica habitual descongelar la carne congelada y cocinarla", explica Ivaylo Galabov. Pero, ¿qué se hace en los casos de los que hablo? Se compra carne congelada, que es barata, porque tras su congelación inicial el precio baja un 20% porque bajan sus cualidades gustativas. Esta carne se descongela, se corta, se sazona, se vuelve a congelar y se ofrece preparada para asar o para cocinar. En Europa no hay demanda de carne congelada, por esto se ofrece a países que están dispuestos a hacer algo con ella. Bulgaria es uno de ellos".

En la legislación europea esta forma de manipular la carne no está prohibida, pero se aplica a los productos procesados térmicamente que se escaldan y luego se congelan para garantizarles una larga vida útil. Se trata de todo tipo de nuggets de pollo, croquetas, etc.

"El pollo debe ser descongelado, hay que ponerle agua y fosfatos, entre otras cosas, para que el producto final sea rentable. La descongelación y las especias que se añaden aportan un valor añadido a los operadores y un mal sabor en la boca de los consumidores, pero un sabor aún peor a los avicultores de Bulgaria que han decidido ganarse la vida con un negocio honrado".

Es necesario buscar mecanismos para estimular la producción búlgara, pero en el nuevo Plan Estratégico, que sustituirá a los actuales Programas de Desarrollo Rural, está previsto una reducción de la intensidad de las ayudas del 50% al 30%, y con los actuales niveles de inflación, la avicultura y la ganadería no se estimulan de ninguna manera, señalan los trabajadores del sector.

Versión al español de Borislav Todorov

Fotos: Pixabay, BGNES