El día de los santos apóstoles Pedro y Pablo es una fiesta muy venerada por los búlgaros. En la tradición popular del pueblo búlgaro simboliza el auge de la naturaleza y de la vida a principios del verano que en Bulgaria comienza habitualmente a finales de junio. El día de san Pedro coincide con el periodo de la siega por lo cual está permitido trabajar el día de la fiesta. Es onomástica de las personas que llevan los nombres de Pedro, Pablo, Pavla, Petrana, Polina, Pavlina, Petya, Kámen.
Como vehementes difusores del cristianismo, “los profesores universales” santos Pedro y Pablo sufrieron muchas persecuciones y martirios y nos legaron en sus Epístolas las bases de la fe y la vida cristiana.
El día en que se homenajea su memoria en todos los templos ortodoxos se oficia la Santa Liturgia.
En las creencias populares de los búlgaros los dos apóstoles son hermanos. San Pedro es un anciano austero pero justo que guarda las llaves del Paraíso y permite que entren en él solamente las almas de las personas que hayan obrado bien. Según la leyenda, san Pedro era tan estricto que no dejó a su propia madre entrar en el Paraíso porque, a su juicio, ella era una mujer malvada.
El pueblo búlgaro cree que son Pablo era justo y mucho más afable. Ante las puertas del Paraíso Pedro desea que se le ofrezca pan, mientras que Pablo reclama respeto y veneración.
A pesar de que la Iglesia Ortodoxa homenajea a los dos apóstoles en un día, 29 de junio, en algunas partes de Bulgaria como la región de Dobrudzha, todo el este de Bulgaria y la región de los Ródopes, los búlgaros celebran el día de san Pablo aparte, el 30 de junio.
El día de los santos Pedro y Pablo está acompañado por muchas costumbres relacionadas sobre todo con los alimentos. Este día se llevan a la iglesia las primeras manzanas que han florecido, la llamadas “petrovki”.
En la aldea de Guega, próxima a la frontera con Macedonia del Norte, la fiesta transcurre de una manera poco habitual. Todos los vecinos de la aldea van al monasterio de Churílovo, consagrado a san Jorge y famoso como el Monasterio de los Diablos, próximo a la aldea. En vez de llevar las manzanas “petrovki” las personas llevan al templo corderos vivos para que el sacerdote los santifique.
Más detalles sobre la historia de este insólito monasterio puede conocer de la publicación “El pueblo de Guega y el fabuloso Monasterio de los Diablos”, de la colección de Radio Bulgaria.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: pravoslavie.bg, archivo
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