La Antártida llegó a inspirar multitud de descubrimientos geográficos en el pasado. Se trata, en realidad, de una región que abarca el homónimo continente y las aguas y los territorios insulares en el océano Austral, o sea, casi ocupa el 20 % de Hemisferio Sur.
Bulgaria estrenó su presencia permanente en la Antártida en el año 1988 cuando se construyó el resguardo búlgaro en la isla de Livingston, de las islas Shetland meridionales. En 1993 estas instalaciones fue decretada base de exploraciones San Clemente de Ojrida. A fines de aquel mismo año en Sofía se registró un instituto científico llamado Instituto Antártico Búlgaro. Por resolución del Consejo de Ministros de 1998 este Instituto fue fijado como operador nacional de la actividad de la República de Bulgaria en el Continente Helado.
El instituto organiza cada año expediciones antárticas y se encarga de la administración de la base polar búlgara San Clemente de Ojrida en la isla de Livingston. A través de los años, en estas expediciones han ido participando expertos en diferentes esferas como la geología, la geoquímica, la geofísica, la meteorología, la biología, la medicina, entre otras. Los resultados de estas investigaciones científicas han sido recogidos en numerosas publicaciones especializadas internacionales y nacionales.
En febrero de 2022 se efectuó la trigésima expedición científica a la Antártida. Antes, sin embargo, estuvieron en la isla constructores con la misión de edificar un nuevo laboratorio científico, con el fin de potenciar las posibilidades para nuevos descubrimientos. La expedición jubilar número 30 se centró en investigaciones en el terreno de la medicina y, concretamente, en estudios de la piel y el impacto que en ella produce la radiación ultravioleta. La otra vertiente de la investigación se vinculó con el estudio de la pisque humana, en la que incide la calidad del sueño.
El Programa Nacional de Estudios Polares es subvencionado por el Ministerio de Educación y Ciencia de Bulgaria, explica la Dra. Vésela Evtímova, hidrobióloga del Instituto de Biodiversidad y Estudios de los Ecosistemas de la Academia de Ciencias de Bulgaria. Ella se desempeña en el Departamento de Estudio de los Ecosistemas Acuáticos, y ha formado parte de los once expedicionarios búlgaros de la Universidad de Sofía y la participación de compañeros suyos del Canadá y Austria.
“Una buena parte del equipo ha estudiado los gases de efecto invernadero, segregados y absorbidos por los lagos glaciares allá”, señala la Dra. Evtímova, y agrega:
“En los últimos años en la zona de nuestra base en la isla de Livingston se viene observando un derretimiento de la llamada “congelación eterna”. Si imaginamos un terreno congelado, que incorpora partículas inertes como granos de arena, piedrecillas, como también hielo se observa como a raíz de la fusión se van formando pequeños lagos nuevos que se van poblando de vida, vida que es objeto de mis investigaciones. Se trata de crustáceos inferiores. Me proponía explorar cómo estos pequeños lagos eran influenciados por la fuerte radiación ultravioleta, cómo los organismos animales se iba adaptando a estas condiciones extremas y cómo estaban funcionando, sea cómo han sido los procesos y el impacto en esos organismos de la radiación ultravioleta. Trabajar por la base polar búlgara es para mí un sueño convertido en realidad”.
No es nada casual el que al Continente Helado se lo califique de laboratorio de investigaciones científicas. Justamente allá se pueden distinguir con nitidez las consecuencias de los procesos globales. No hay allá una población de nativos, pero en los últimos años el efecto causado por la intervención humana en los continentes poblados ha llegado allá y se observa con claridad en este pedazo del Hemisferio Sur, dice la hidrobióloga y añade:
“Hay en esta porción del Hemisferio Sur ecosistemas y hábitats no hollados por la intervención humana y no contaminados por actividades industriales, agrícolas ni urbanización. No obstante ello hay efectos que se pueden comprobar precisamente ella y hasta los cambios medioambientales más mínimos pueden ofrecer una respuesta rápida por medio de los animales que se dan en la Antártida. Reaccionan, asimismo, los propios ecosistemas. Otro de nuestros cometidos se vincula con la absorción y la emisión de dióxido de carbono. La segregación de este gas de efecto invernadero afecta a todo el planeta y tiene que ver con el cambio climático en el mundo. Es un tema muy discutido en los últimos años el aumento mucho más rápido del dióxido de carbono en la atmósfera".
Versión en español por Mijail Mijailov
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