Últimamente ciudades como Parvomay se han vuelto muy atractivas para las familias residentes en las grandes ciudades búlgaras que buscan tranquilidad y más espacio para sus hijos. Lo positivo que trajo la pandemia es la posibilidad de estudiar y trabajar a distancia.
Precisamente así, al aire libre y lejos del estrés de la gran ciudad han transcurrido los últimos dos años para una familia de Sofía que a principios de la pandemia de Covid-19 se trasladó a la ciudad de Parvomay. La pintora María Petkova, junto con su esposo y sus dos hijos se asentó en la antigua casa familiar. La trajo allí el deseo de disponer de un lugar seguro donde sus hijos puedan jugar con desahogo y donde su marido teletrabaje con tranquilidad.
“He vivido largos años en Sofía y durante todo el tiempo me decía a mí misma: “Tengo que irme de aquí, necesito aire”. La vida en la capital es muy dinámica y esto impacta mucho a las personas. Mis hijos nacieron en la gran ciudad pero mi deseo era que gozaran de otra vida: poder correr, jugar con el perro en el patio, buscar ranas, observar las luciérnagas en la oscuridad y sentirme tranquila yo sin pensar dónde están y qué es lo que hacen”.
En Parvomay la pintora trasladó su taller y la escuela infantil a la cual dedica gran parte de su tiempo. En la ciudad conoció a un gran número de niños que desean ocuparse de las artes. “La atmósfera artística en Parvomaiy la creamos nosotros mismos”, dice María.
“Hago las cosas que puedo hacer y trato de darles lo mejor a mis alumnos. Inicialmente comencé a dar clases de pintura a un pequeño grupo de menores en la ciudad, después acudieron más niños que se mostraron interesados en los variados eventos que llevo a cabo como los talleres para menores y sus padres.
Con mi familia tratamos de organizar un pequeño entorno cultural abierto a todas las personas que deseen sumarse a él.
Creo que las ocupaciones de folclore y artes son muy útiles y nos ayudan a conservarnos como personas. Yo misma tengo la necesidad de un entorno cultural para poder sentirme una persona completa. El trabajo con los menores me inspira muchísimo.
La comunicación en línea hace posible que María y su familia se trasladen de la capital a una ciudad más pequeña pero ¿son útiles las tecnologías para el desarrollo artístico de los niños? “Si es posible aprovechar solamente las ventajas de las tecnologías sería lo mejor”, dice categórica la pintora basándose en su amplia experiencia como pedagoga.
“No es posible evadirnos del espacio virtual, el mundo actual nos impone una comunicación virtual pero debemos conservar las tradiciones, estar cerca de la naturaleza y escuchar nuestras almas”.
La familia de María se quedará en Parvomay durante el verano, pero en otoño probablemente vuelva a Sofía. Dará este paso sobre todo por los niños porque la preparación especializada en la secundaria en las escuelas de las pequeñas poblaciones búlgaras todavía deja mucho que desear.
Versión al español de Hristina Táseva
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