Las grandes fiestas cristianas son una época que muchos de nosotros conciben como unas breves vacaciones. No es así para los trabajadores en los centros sanitarios que con frecuencia se ven obligados a hacer turnos durante las fiestas oficiales.
“La fe en Dios es lo que me da esperanza y fuerzas para participar en la lucha por la vida de una persona y hacer los turnos que son un verdadero reto. No es fácil ser partícipe en la desgracia de los demás pero uno se siente alegre al ver la gratitud de las personas a las cuales ha ayudado”, dice Kalina Míteva, una enfermera de 50 años de edad.
Ella trabaja en la unidad de cuidados intensivos del Hospital de Vratsa desde su creación, hace unos 13 años.
En entrevista en Radio Nacional de Bulgaria con motivo de las fiestas pascuales Kalina Míteva señala que el trato entre el personal médico y los pacientes en Bulgaria varía de “Hosanna” a “¡Crucifícadlo!”. Todavía hay muchos pacientes que dirigen amenazas a los médicos, dice con tristeza la enfermera.
“Dios dice: „Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”. Por esto siempre que puedo trato de atenerme a estas palabras. Nuestro trabajo en la unidad de urgencias requiere que seamos misericordiosos y muy estrictos en lo que hacemos para poder ayudar al enfermo. Mi fe en Dios y en la Santa Trinidad me ha dado fuerzas extraordinarias para ser firme en mi profesión durante todos estos años”.
Entrevistó Iva Antónova
Todo comenzó una tarde de marzo de 2007 por iniciativa de WWF: dos millones de personas y 2.000 empresas en Sídney, Australia, apagaron sus luces durante una hora —de 20:30 a 21:30— para demostrar que se preocupaban por la naturaleza y el clima. Nadie..
La sociedad búlgara sabe muy poco sobre los emigrantes búlgaros en Argentina. Las vías por las cuales los búlgaros que se trasladaron al país sudamericano y sus raíces étnicas a miles de kilómetros de Bulgaria son parte de la historia familiar de la..
La República de Macedonia del Norte guarda siete días de luto. La ciudad de Kochani, donde el incendio de una discoteca se cobró la vida de al menos 59 personas, jóvenes y niños, casi todos de entre 14 y 25 años, hoy está envuelta en el silencio...
Todo comenzó una tarde de marzo de 2007 por iniciativa de WWF: dos millones de personas y 2.000 empresas en Sídney, Australia, apagaron sus luces..