Bulgaria es uno de los países del Viejo Continente de una de las mayores poblaciones de oso pardo (Ursus arctos). Es una especie protegida y abatirla está prohibido. Gracias a ello el número de ejemplares de este plantígrado ha ido en aumento en los últimos años y el oso se ha convertido en una atracción turística. Al turista búlgaro no le impresiona particularmente este depredador, considerado más bien como un animal pernicioso que, en ocasiones, baja del monte a los núcleos poblacionales buscando comida y provocando algunos daños materiales.
Los amantes de la naturaleza del extranjero, en cambio, está dispuestos a recorrer miles de kilómetros y pasarse horas enteras en el bosque, conteniendo la respiración, para avistar algún oso, alegrarse viéndolo y hacerle alguna foto.
En los bosques que rodean la ciudad de Devin en la montaña Ródope han sido censados unos 70 ejemplares, asegura Vladimir Peykov, de la peña de cazadores y pescadores homónima, la cual lleva ya años organizando para los “cazadores” fotográficos extranjeros los llamados “recorridos osunos”. Con este fin Peykov y sus colegas han acondicionado cuatro refugios para la observación de los animales en las inmediaciones de la ciudad y del pintoresco pueblo de Yàgodina.”El oso es un animal noctámbulo. Por muy corpulento y temible que sea,el ser humano le da miedo y sale cuando ya ha caído. Por esto las observaciones las solemos hacer en horas dela noche y, a tal efecto, salimos de Devin o Yágodino cuando bien ha avanzado la tarde”, dice Peykov, y agrega:
Cubrimos la distancia en un todoterreno 4Х4 en unos 20 o 30 minutos. Luego hacemos una travesía a pie, de unos 10 minutos, y llegamos al refugio. Nos metemos dentro de éste y la espera comienza. Por lo general, hasta las10 de la noche los osos aparecen a unos 40 metros de nosotros, tentados por la comida que dejamos: trigo, granos de otros cereales, granos de maíz etc. Los refugios están insonorizados y semi-soterrados. Tienen montados dentro WC químicos, ya que la gente se ha de quedar ahí durante horas esperando, y si sale fuera todo el empeño podrá fracasar”. Figuran entre los “cazadores” fotográficos de osos en Bulgaria los turistas británicos, franceses y belgas. ”Un recorrido de este tipo vale unos 75 euros, para cuatro personas, pues son de tal número los asientos en los vehículos en los que transportamos a los turistas hasta los refugios”, explica Peykov. La primavera, época en la que los osos maduros van recorriendo áreas más extensas buscando a su pareja para acoplarse, es la temporada del año más propicia para este tipo de observación. Peykov y sus compañeros han organizado asimismo “cacerías” fotográficas de otros animales:
“Los otros tipos de atracción suelen ser, por ejemplo, la observación de urogallos (Tetrao urugallus). El grévol común, Tetrastes bonasia, es igualmente una especie avícola rara e interesante de observar. Me refiero a aficionados extranjeros en cuyos países de origen no se dan estas especies. También se pueden observar el pájaro carpintero de tres dedos, (Picoides tridactylus) el cascanueces común, Nicifraga caryocatactes. Los extranjeros llegan también para hacer fotos de águila real, Aquila chrysaetos.
Hay en nuestra comarca varias represas con aves acuáticas, incluso tenemos cigüeñas negras, Ciconia nigra”, dice Peykov.
Agrega que sus compañeros y él también acompañan a los turistas deseosos de hacer fotos de gamos, corzas, jabalíes, cabras montesas, entre otros animales que tienen sus hábitats en las montañas y los bosques búlgaros.
Resulta que los extranjeros que llegan a Bulgaria para observar y tomar fotos de animales y aves salvajes son mucho más numerosos que los cazadores verdaderos que llegan para abatir trofeos de caza.
Versión en español por Mijail Mijailov
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