El adecuado alojamiento residencial es un derecho fundamental del ser humano que debe quedar recogido en la legislación nacional y europea. Se señala lo anterior en una resolución del Parlamento Europeo, aprobada en una de sus sesiones en enero del año pasado. En el marco de la UE se han de implementar requisitos obligatorios mínimos para viviendas saludables, que incluyen la calidad del aire en los recintos cerrados, el acceso agua potable limpia y de calidad, las existencia de convenientes instalaciones sanitarias e higiénicas. En la resolución se encuentra plasmado asimismo el objetivo europeo general de poner fin hasta 2030 al problema que representan las personas si hogar en el ámbito comunitario.
En el año 2020 las personas sin hogar en la UE sumaban 700.000, registrando su número en el último decenio un aumento del 70%. Falta una estadística exacta de cuántas son estas personas en Bulgaria.
Las causas para esta gente de decantarse por el modo de vida vagabundo son rigurosamente individuales, pero uno de los motivos frecuentes reside en la falta de una vivienda propia o la imposibilidad de habitarla. A menudo postularse para acceder a una residencia social acaba convirtiéndose para esas personas en una misión imposible.
¿Cuáles son las causas de ello?
“Hemos examinado varias estadística relativas al número cambiante de las viviendas sociales a través de los años en las que el respectivo ayuntamiento puede alojar a las personas menesterosas, con un alquiler más accesible. Desde el año 1993, cuando este tipo de viviendas sumaban 120.000 en la zona de Sofía, esta cifra ha bajado hasta ahora a menos de 9.000. Lo señalan así datos oficiales facilitados por el Ayuntamiento de Sofía”.
Por otra parte, en Sofía hay, actualmente, más de 10,000 personas necesitadas,que tiene derecho a acceder a u tal vivienda, ha explicado, entrevistado por Radio Nacional, Stefan Krastev, coautor del informe especializado, titulado” Vivienda para cada persona, una misión (im)posible”. Por la inexistencia de plazas libres suficientes una parte de la gente necesitada se ve forzada a residir en centros de alojamiento temporal de personas sin hogar. En Sofía apenas hay tres tales centros con una capacidad para 510 personas. Ha ya quince años el estado llegó a transferir casi por completo la política residencial a los municipios, que no cuentan con un fondo suficiente de edificios para viviendas sociales ni tampoco disponen de recursos financieros para llevar cabo esta política:
"En los últimos 30 años el recurso financiero único que se asigna para solventar estos problemas proviene de los fondos de los programas operativos de desarrollo regional de la UE. Una parte de estos fondos se invierte en la construcción de residenciales sociales. En la última decena de años hay un total de 1.400 viviendas construidas gracias a estos programas operativos. Este número representa un poco más de un 1 % de las necesidades efectivas del país”, expresa Krastev y precisa que según los análisis hechos nacionalmente este tipo de viviendas deberían sumar como mínimo, 85.000. La cuantía indispensable para su construcción ascienda a casi 2.000 millones de euros.
Sólo en el último par de años de la pandemia de Covid-19 los búlgaros han sido testigos de una serie de cambios que les han movido a reconsiderar el modo, el lugar y el entorno en que vivían hasta ahora:
“En los últimos años viene observando un importante traslado de personas a los pequeños núcleos poblacionales, compras de inmuebles para que residan en ellos numerosas familias cuyos miembros suelen teletrabajar. Desvelarse por estas familias y, sobre todo, ocuparse de la política relacionada con su asentamiento es sumamente importante para los diferentes municipios a fin de que las puedan motivar a radicarse en estas pequeñas localidades y, en general, a quedarse en Bulgaria”, ha señalado, entrevistada por Radio Nacional, la arquitecta Iskra Dandolova.
A juicio de esta arquitecta, la política residencial es fundamental asimismo para el desarrollo de la economía y de los procesos laborales en Bulgaria.
Adaptado por Yoan Kolev a base de entrevistas de Ivana Valeria Nikolova de Radio Nacional de Bulgaria
Versión en español por Mijail Mijailov
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