Gueorgui Ivanov se hizo un nombre en la historia como el primer búlgaro y también el primer balkánico en ver de cerca el vasto cosmos en un día, 23 horas y un minuto. Hace exactamente 43 años.
El 10 de abril de 1979, a las 20.34 hora de Moscú, del cosmódromo de Baikonur (en la actual Kazajistán), la nave espacial Soyuz–33 se puso en órbita alrededor de la Tierra. A bordo se encontraban el búlgaro Gueorgui Ivanov, como ingeniero de vuelo, y el comandante de vuelo, el cosmonauta de la entonces Unión Soviética, Nikolay Rukavíshnikov. Así, Bulgaria se convirtió en el sexto país del mundo (después de la ex Unión Soviética, Estados Unidos, la ex Checoslovaquia, Polonia y la ex República Democrática Alemana) en tener a un cosmonauta suyo en órbita circumterrestre.
Para los fines del vuelo, fueron creados sistemas y aparatos totalmente búlgaros creados por científicos nacionales. También fueron desarrollados diferentes tipos de alimentos conservando el sabor, el aroma y las cualidades nutricionales de los productos en las condiciones del vuelo espacial.
Según el plan previo, se suponía que Soyuz–33 permanecería en órbita circumterrestre durante siete días, pero un fallo en la propulsión de la nave impidió el acoplamiento con la estación orbital Salyut–6 y obligó a la tripulación a emprender de emergencia el camino de regreso después de orbitar 31 veces la Tierra. Existen toda una serie de leyendas sobre lo que sucedió a bordo durante esos casi dos días con sus noches y lo que provocó la cancelación del vuelo. Sin embargo, una cosa sí es indiscutible: el hecho de que durante toda la misión Gueorgui Ivanov mantuvo la calma y estableció un récord en la cosmonáutica mundial con el pulso más tranquilo en la historia de los vuelos tripulados. Según varios expertos, esto fue crucial para el feliz desenlace de la misión.
“Me llevé a la estación orbital la bandera búlgara, el libro Historia eslavo–búlgara de fray Paisio de Hilandar, tierra de la antigua capital imperial búlgara, Pliska, y del pico Shipka, el símbolo del heroísmo en la lucha por la liberación de Bulgaria del yugo otomano”, recordaba años después Gueorgui Ivanov en una entrevista con Radio Bulgaria.
Del espacio exterior Gueorgui Ivanov “se llevó a casa” 72 tomas, que hizo personalmente durante la misión. Muchas de estas fotos están incluidas en el documental Vuelo al borde de la infinidad, de Valeri Marinov.
El Museo de la Aviación en Krúmovo, cerca de la ciudad de Plovdiv, conserva la cápsula de reingreso utilizada por Gueorgui Ivanov y Nikolay Rukavíshnikov.Con motivo del Día Internacional de la Aviación y la Cosmonáutica, el 12 de abril, el museo ofrecerá un programa diario especial, que incluirá una reunión con Tatiana Ivanova, la primera mujer búlgara admitida para participar en el programa Ciencia Suborbital Polar en la Mesosfera Alta (PoSSUM en inglés) aprobado por la NASA para la formación científica de astronautas.
Fotos: archivo BGNES, archivo BNR, airmuseum-bg.com
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