Un archipiélago de un atractivo pasmoso se extiende en las raudas aguas del río Danubio, en el tramo entre las localidades de Nikópol y Bélene. Descuella entre estos pedazos de tierra flotantes Persina, la mayor isla búlgara, y cuarta por su extensión en todo el curso del río europeo. Tiene 15 kilómetros de largo y un ancho de 6. Ha dado nombre al Parque Natural de Persina, que comprende varias islas adyacentes y humedales en las que en cualquier época del año resuenan los melodiosos trinos de las aves. Allá no son los humanos los amos, sino las aves.
La zona es hábitat de más de 220 especies de plumados, algunas de ellas amenazadas de extinción a nivel mundial. Entre de los bosques anegados y los pantanos de esta zona destacan el pequeño cormorán (Palacrocorax pygumeus),la barnacla de cuello rojo (Branta ruficollis), el porrón pardo (Aythya nyroca), el crex crex, el águila pescadora, entre otras aves menores o mayores de las que cuidan quienes administran el parque. El orgullo de la zona es la colonia de pelícanos crespos que en ella se ha asentado y que es más numerosa hasta que la que tiene por hábitat la reserva Srébarna, situada a unos 300 kilómetros al este de Persina. Esta ave, la de mayor tamaño en las latitudes búlgaras, tiene un particular atractivo por su cabeza despeinada y la bolsa que tiene debajo de su pico. Se alimenta exclusivamente de pescado y suele anidar en colonias.
Es, además, muy sorprendentemente conservadora ya que al elegir un lugar para anidar, posteriormente no deja de hacerlo siempre en ese mismo sitio. Así lo señala Veselín Kóev, experto principal en la dirección del Parque Persina, y agrega:
“Desde hace unos cuantos años, con las acciones conjuntas de oenegés hemos logrado atraer al pelícano crespo como ave que anide también en Bulgaria. Al comienzo sólo acostumbraba anidar en la reserva Srébarna pero luego se trasladó acá, a Persina. Hace un par de años acondicionamos para la colonia una plataforma especial y desde la pasada primavera ya contamos con parejas que anidan aquí y tienen ya sus críos”, dice sin disimular su orgullo Veselín Kóev.
Actualmente las aves están empollando sus huevos. Se espera que a mediados o a finales de abril se eclosione la nueva hornada de pelícanos crespos. Este año, sin embargo, ha surgido un problema. En los Balcanes se han producido brotes de gripe aviar y así quedaron afectadas bastantes colonias en el lago de Prespa, en la vecina Grecia y en el delta del Danubio, en Rumanía. El problema es que las aves de esas zonas frecuentemente alzan el vuelo y llegan también a Persina. De momento, las aves búlgaras siguen sanas y salvas, nos dice Veselín Kóev. Hay, empro, también otra inquietud.
“Tenemos ahora acá una treintena de parejas de pelícanos crespos. Me resisto a asegurar que este año esté siendo el óptimo para el anidar de las aves. Es que el nivel del rio Danubio ha ido bajando muchísimo y el humedal casi se ha secado.
Esto nos es muy conveniente para la anidación de los pelícanos crespos y de otras especies. No obstante ello, la colonia sigue anidando en nuestra zona aunque ahora las parejas no sean tan numerosas como los fueron el año pasado, cuando llegamos a contar más de 80,”, explica Veselín Kóev.
La isla de Persina va afirmándose como un destino de turismo ecológico. En los últimos años se han venido organizando en ella recorridos para la observación de las aves, habiéndose construido a tal efecto torres de observación para los ornitólogos aficionados, al igual que caminos, en forma de angostos paseos asfaltados cuyo trayecto bordea los pantanos.
Este parque natural búlgaro forma parte de la Asociación Internacional de los Parques del Danubio, integrada por una veintena de territorios protegidos, que se ubican en la porción europea que va desde Alemania hasta el delta del río Danubio en Rumanía. Representantes de esta asociación desarrollan un trabajo conjunto en el marco de varios proyectos tendentes a la conservación de estas zonas fluviales, únicas en su género.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Veneta Nikolova, persina.bg, bspb.org
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