Han transcurrido los primeros 100 días del gobierno de la coalición cuadripartita, integrada por Continuamos con el Cambio, Hay tal Nación, el Partido Socialista Búlgaro y la alianza Bulgaria Democrática. Se llegó a ellos con la sensación de una turbulencia provocada por acontecimientos de crisis como la guerra en Ucrania y la afluencia de refugiados a Bulgaria, el alza abrupta de los precios de los carburantes y la electricidad, el encarecimiento de los productos de primera necesidad en los comercios. Si a lo anterior se suman los problemas en el plano económico, generados por la pandemia, se podrá responder la pregunta de por qué el tema no llegó a ser uno de los primordiales en la agenda de la sociedad. Con todo, las crisis a las que se fueron enfrentando los gobernantes, desde el pasado mes de noviembre hasta ahora, han resultado indudablemente unos retos mayores que los que tuvieran que afrontar todos los gobiernos búlgaros en los últimos 21 años:

“Lo que se esperaba era una crisis política y una sanitaria, y, en realidad, la sensación de una crisis política resulta que probablemente pueda ser superada - dice entrevistado por Radio Bulgaria el sociólogo Parvan Simeonov-. La percepción de una crisis sanitaria se ha desvanecido pero han aparecido, en cambio, la guerra y la inflación. Por esta razón a los gobernantes les ha tocado resolver un problema de dificultad aumentada. Me mantengo pendiente de los datos relativos a la opinión pública, en los cuales hay varios parámetros importantes. La gente no pretende elecciones anticipadas ni un gobierno nuevo. En la credibilidad del gobierno iremos observando los procesos de erosión, normales para cualquier gobierno. Lo que estamos notando ahora es un proceso de mantener firmes los pies en la tierra”.

Según el politólogo Svetoslav Malinov, es importante juzgar al Gobierno por sus capacidades de resolver las crisis, que se sobreponen una a la otras, y no tanto por hasta qué punto está cumpliendo los compromisos electorales que asumiera:

“El Gobierno resuelve, parcialmente, unas cosas, lo consigue bastante bien con otros problemas, y rechaza de plano otros. Me atrevo a decir que los gobernantes han zanjado la crisis de la Covid-19. Cuando accedieron al poder hace 100 días era ésta el problema principal y todo el mundo soñaba con encontrarse en la situación en la que ahora estamos, incidencia a la baja de los nuevos contagios, menor cifra de personas infectadas que reclaman hospitalización. Respecto a Ucrania, no hay que hacer una demostración, sino tener la sincera convicción de que hemos de actuar como aliados, de que estamos obligados a hacerlo precisamente como tales. Actualmente nos encontramos en la situación de ser un país miembro de la UE que directamente ha sido estigmatizado como país enemigo para Rusia pero, procuramos, no obstante, encontrar cierta posición más suave”, dice Malinov, entrevistado por Radio Nacional.

Se está notando, además, otro defecto del gobierno que es la falta de habilidad de primer ministro Kiril Petkov en imponer y defender determinados temas, y, en el plano político exterior, que ocurra lo de que él esté convencido de que deba ocurrir.

“Ahora no es el primer ministro el que aparece como líder en el Gobierno. Se nota cómo el jefe de Estado, Rumen Radev, y el Partido Socialista Búlgaro son los que consiguen moldear y formular la posición del Gobierno con respecto a Ucrania”, dice convencido el politólogo.

Alexander Marinov, presidente del Consejo Estratégico, adscrito a la Presidencia de la Nación, ha valorado positivamente la capacidad de los partidos integrantes de conservar la estabilidad de la coalición cuadripartita y mantenerla, sobre todo, operativa. Marinov ha criticado, sin embargo, la labor en torno a una de las prioridades esenciales en la gestión del Gobierno: la tolerancia cero a la corrupción, la lucha anticorrupción y la acción policial de la detención del líder del partido GERB, Boyko Borisov, el exministro de Hacienda, Vladislav Goranov, y la encargada de Relaciones Públicas de GERB Sevdelina Arnaúdova:

“Es más importante eliminar las causas sistémicas por la corrupción. Esta eliminación no siempre se relaciona necesariamente con la justicia penal. Desde luego,cuando se trate de acusaciones concretas éstas deberán ser preparadas de manera muy convincente”, señala Marinov.

El formato de una coalición en el gobierno del país y el aprobado Presupuesto Público, que permite que el Gobierno haga sus gastos, los considera el sociólogo Parvan Simeonov como sendas ventajas en medio de la actual situación de crisis.Semejante unión entre lo de la izquierda y lo de la derecha es capaz, al mismo tiempo, de ser una maldición:

“Como se está viendo, durante una guerra se producen tensiones internas por el eje Occidente-Este. Es lo que, justamente, clasifica a los partidos en tales de izquierdas y otros, de derechas. En el seno de la coalición que forman hay también una oportunidad: la de tener un pie en el Este, y el otro, en Occidente, en unos tiempos en los que hay que mantener un equilibrio. Depende del Gobierno si podrá aprovechar esta oportunidad o bien la misma se convertirá más bien en un problema”, resume Parvan Simeonov.

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: BGNES