Agosto de 1987, la planta metalúrgica Kremíkovtsi. Calor, metales, polvo y olor a aceites industriales. Comienza otra jornada laboral para una brigada de prisioneros condenados por graves delitos. Para ellos este día será decisivo.
La más reciente película del director búlgaro Martín Makariev, En el corazón de la máquina, cuenta cómo continúa esta historia que podrá ser vista en los cines de Bulgaria a partir del 18 de marzo. Se trata de una cinta sobre la búsqueda de lo humano en cada uno de nosotros, independientemente del precio que pagamos. “En el corazón de la máquina cobra mayor importancia en un momento como el que vivimos ahora, cuando sentimos los efectos de la guerra y de la pandemia que todavía no se ha extinguido”, dicen los miembros del equipo de la producción.
La historia está basada en hechos reales que sucedieron en Bulgaria a finales de los años 70 y que fueron contados personalmente al director hace más de una década. Interpretan los papeles protagónicos algunos de los mejores actores búlgaros como Jristo Shopov, Ivaylo Jristov, Yulián Vergov, Alexándar Sano, Jristo Petkov, Vladimir Zombori, Valeri Yordanov y Bashar Rajal. Actúa asimismo el actor macedonio Igor Anguelov. El camarógrafo de la cinta es Andrey Andréev, el guionista es Borislav Zajariev y la música fue compuesta por Víctor Stoyanov que ha colaborado con el equipo del compositor alemán Hans Zimmer.
“Nuestro deseo fue grabar una cinta positiva porque enfocamos el anhelo de libertad que convirtió a unos criminales en personas humanas”, dice ante Radio Nacional de Bulgaria Alexándar Penev, productor de la cinta.
“El tema de la película nos incumbe a todos. Se trata de los derechos universales que tienen todas las personas, de los sueños, de los deseos y de las intenciones. En lo que se refiere a la época, se trata del régimen socialista que está vinculado directamente no solo con Bulgaria, sino con el resto de los países socialistas. Lo que verán los espectadores y lo que es más relevante a mi juicio, es que nosotros, los búlgaros atesoramos en nuestro fuero interno un enorme humanismo”.
La película nos presenta qué significa conservar lo humano. Los protagonistas pagan un precio muy alto para descubrir lo humano en sí y lo pagan con valentía y con todo el corazón porque merece la pena”, dice el productor.
“Lo que tú salvas te salva a ti”, dice categórico el director Martin Makariev. En el corazón de la máquina es el sexto título de su filmografía. A finales del año pasado la producción triunfó en tres categorías (mejor sonido, montaje y elenco) en el festival internacional de cine AFIN en Australia y ganó el gran premio a mejor película en el Festival de cine Rosa de Oro, en Varna.
Hace solo un mes terminó la gran gira europea del filme antes de su estreno búlgaro con proyecciones en más de 20 ciudades en Alemania, Gran Bretaña, Escosia, Irlanda y Francia.
“Creo que el arte es un deporte colectivo y depende mucho del nivel nacional. Lamentablemente el modo de pensar en Bulgaria es muy diferente del de otros países europeos. Lo que quiero decir es que hace falta trabajar por algo durante años para ver sus resultados y lo más importante es el camino recorrido. En Bulgaria las personas creen que cuando invierten en algo lo hacen en la meta final, mientras que ésta, en realidad, es la consecuencia de lo que uno ha logrado hacer.
Nuestra película no es un resultado de los medios que nos asignó el Centro Nacional de Cinematografía. Es fruto de 15 años de mucho trabajo, dinero, tiempo, experiencia y privaciones y el camino no terminará con el estreno”.
“Lo importante es que la película anime”, dice el director. Por esto el equipo ha recurrido a la poesía de clásicos búlgaros como Jristo Smírnenski y Nikola Vaptsarov. “Estos poetas tenían la habilidad de escribir cinco palabras que alienten a los demás”, dice Martín Makariev. Una cinta como En el corazón de la máquina es un intento más de alentar al cine contemporáneo búlgaro y a todo su mundillo.
Adaptado por Vesela Krásteva a base de una entrevista de Tanya Dímova de Radio Nacional de Bulgaria
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